La preciosa ciudad de Francia que tiene un castillo de cuento y la mayor ciudadela fortificada de Europa
- Una espectacular localidad al sur del país galo, con una historia y un patrimonio sin igual.
- El curioso pueblo de Polonia con una sola calle de nueve kilómetros y un castillo del siglo XIV.
- El pueblo medieval entre los más bonitos de España con una iglesia que es Monumento Nacional.
Tres kilómetros de murallas defensivas, 52 torres y un castillo que parece salido de un cuento de hadas, así se presenta la espectacular ciudad de Carcasona (o Carcassonne en francés), más concretamente su recinto medieval fortificado, el mayor de toda Europa. Encontramos esta localidad al sur de Francia, en la región de Languedoc, y es un destino perfecto para los amantes de la historia.
Una magnífica construcción defensiva
Cruzar el puente levadizo hasta la ciudadela medieval de Carcasona supone hacer un viaje en el tiempo. Este recinto amurallado se encuentra en la orilla derecha del río Aude y ha sido declarado Patrimonio Mundial de la Unesco por su inmenso valor histórico y arquitectónico. Además, su estado de conservación es magnífico, ya que fue restaurado en el siglo XIX por el arquitecto Eugène Viollet-le-Duc.
La muralla galorromana fue la primera en construirse, con más de 1 km de largo y flanqueada con 30 torres. Esta se modernizó al añadir nuevas torres de impresionante altura. Mil años más tarde, en el siglo XIII, Saint-Louis y sus sucesores mandaron construir una segunda muralla, con torres redondas, bajas y sin techado.
Después de atravesarlas por la Puerta de la Narbonnaise y la Puerta del Aude, podremos pasear por sus idílicas calles y contemplar sus 52 torres defensivas. Una buena manera de aprender y adentrarse de lleno en la historia de lugar es empezar visitando alguno de sus museos, como el de la Inquisición o el de Bellas Artes.
Lo imprescindible en Carcasona
Uno de los elementos más llamativos de este conjunto es el Castillo Condal, digno de un cuento de hadas. Esta fortaleza fue erigida en el siglo XII por los Vizcondes de Carcassonne, los Trencavel, pero a lo largo de los años ha ido sufriendo muchas modificaciones. El castillo está separado de la ciudad por un foso seco y estaba defendido por dos barbacanas. Hoy en día alberga el Museo Lapidario.
Por otra parte, también merece la pena visitar la basílica de San Nazario, con sus estatuas góticas y sus espléndidas vidrieras de los siglos XIII y XIV. Completamos el recorrido por la ciudadela recorriendo el paseo de las Lizas, situado entre las dos murallas, y la plaza Marcou, donde podremos para a descansar en alguna de las terrazas de sus cafeterías.
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