El pueblo que tiene 7 km de galerías subterráneas en su casco urbano

Históricamente, España es uno de los países de Europa donde el vino se ha convertido casi en un sello de identidad. De hecho, la visita a bodegas y sus degustaciones son un importante atractivo turístico en regiones donde esta bebida tiene gran importancia. Uno de estos lugares corresponde a la Ribera del Duero, donde se produce uno de los vinos más excelentes de todo el país. 

La capital de esta región se encuentra en el pueblo de Aranda del Duero, en Burgos. Una localidad con gran tradición bodeguera y en la que el aroma a vino se puede respirar en cada uno de sus rincones. Tal es su presencia, que el pueblo se asienta sobre un entramado de galerías subterráneas de 7 kilómetros de longitud. 

Unas bodegas del siglo XII

La red de túneles corresponden a históricas bodegas excavadas entres los siglos XII y XVIII, siendo la mayor parte construidas a lo largo del siglo XV. Tienen una profundidad de entre 8 y 12 metros y mantienen todo el año una temperatura constante de entre 10 y 12 ºC. Además, sus condiciones de tranquilidad, ausencia de humedad y vibraciones las hace perfectas para la conservación del vino desde la Edad Media. 

De su estructura destaca el empleo del arco de medio punto resuelto en piedra de sillería para proteger las bóvedas de sus galerías. Además, el entramado de bodegas discurre bajo el propio casco urbano de la ciudad, con orografía llana. Como señala el portal especializado rutadelvinoriberadelduero.es, esto es un hecho diferenciador respecto de otros barrios ribereños de bodegas subterráneas, ubicados en cerros colindantes o alejados de los propios núcleos urbanos. 

Una visita a la cuna del vino 

Las galerías se han convertido en uno de los principales atractivos turísticos de la zona. No es para menos, pues para los amantes del vino y las bodegas, es una experiencia que descubre la esencia pura de esta bebida milenaria y una manera diferente de ver la ciudad. Además, estas bodegas recogen el cariño y el amor que los productores de antaño tenían por el vino y que han ido legando hasta nuestros días. 

Por ello, el Ayuntamiento de Aranda de Duero dispone de dos bodegas subterráneas visitables a través de su oficina de turismo que recogen este legado histórico: 

Qué ver en Aranda del Duero

Aparte de las hermosas bodegas que recorren el subsuelo de la villa, Aranda cuenta con otros monumentos dignos de admiración. De todos ellos destaca la iglesia de Santa María la Real, un templo gótico del siglo XV, y la iglesia de San Juan. Además, su plaza mayor es perfecta para pasear y tomar algo en alguna de sus terrazas. 

Por otro lado, hay que remarcar también el Palacio de los Berdugo, una mansión señorial del siglo XV; el Humilladero, levantado en el siglo XVI y que destaca por su artesonado y las imágenes góticas de la Virgen y el Cristo; el Santuario de la Virgen de las Viñas; y el puente de las Tenerías, de origen medieval. 

Cómo llegar

Desde Burgos, el viaje hasta Aranda del Duero es de alrededor de 55 minutos por la carretera A-1. Por su parte, desde Valladolid la duración estimada del trayecto es de 1 hora y 25 minutos pasando por las carreteras A-11 y N-122.

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