Qué hacer en Menorca en invierno: un rico legado histórico y gastronómico más allá de las playas
Menorca es una de las islas del archipiélago balear, caracterizada por su paisaje mediterráneo, vírgenes calas rodeadas de pinares y un agua cristalina. El cierre de chiringuitos en octubre no se lleva consigo el interés de la isla, ya que tiene monumentos y actividades que pasan más desapercibidas en verano. Además, en temporada baja se evita el frenético vaivén de turistas y se descubren los rincones de Menorca con más serenidad.
La Menorca Talayótica
Se le conoce a la Menorca prehistórica como Menorca Talayótica (1600 a.C.-123 a.C.), un conjunto declarado Patrimonio Histórico por la UNESCO. Hacia 1.400 a.C. hubo un cambio en el contexto cultural que provocó un aumento de población, una sociedad jerarquizada y cambios sociales que dieron lugar la cultura talayótica. La mayoría de asentamientos y yacimientos se encuentran en el sur y los más destacados son la Naveta des Tudons, la Necrópolis de Calescoves, los poblados de So Na Caçana o Son Catlar. Casi todos de los citados se pueden visitar gratis.
Brou, el cocido menorquín
Un buen puchero es una grata solución para afrontar las bajas temperaturas. Como la mayoría de cocidos, el Brou menorquín también cuenta con carne de ternera, garbanzos y verduras cocidas, pero uno de los elementos diferenciales son las albóndigas de carne y sobrasada (o se echan trozos de sobrasada al caldo en lugar de ser parte de la albóndiga).
Ruta por los 7 faros
Una buena manera de recorrer la isla de Menorca es visitar todos sus faros. Cerca de Ciutadella (la segunda ciudad en importancia de Menorca después de Mahón) nos encontramos el Faro de Punta Nati (1913). Y partiendo de la localidad, recorriendo el litoral en el sentido de las agujas del reloj, está el Faro de Cavalleria, construido en 1857 y testigo de más de 700 naufragios.
Avanzando hacia el este nos topamos con el Faro de Favaràtix (1922), situado en rocas negras y azotado por un fuerte viento. El siguiente es el Faro de San Carlos, el más antiguo de la isla (1852) y quizás el más desapercibido por su aspecto modesto. Realmente, en edad gana el Faro de la Illa de l'Aire, pues data de 1850, pero se sitúa en un islote, que además cuenta con la mayor altura de todos: 35 metros de altura. Ya en la costa meridional está el Faro d'Artrutx (1858) y para finalizar donde hemos empezado tenemos el Faro de Sa Farola, en el puerto antiguo de Ciutadella.
Visitar queserías
Uno de los productos más representativos de Menorca es el queso D.O.P Mahón-Menorca. Se diferencian dos tipos según el proceso de elaboración: queso Mahón-Menorca (leche pasteurizada) y queso Mahón-Menorca Artesano (leche cruda). Generalmente presentan un color amarillento marfil (o anaranjado si es semi curado) y son elaborados con leche de vaca. Muchas fincas, denominadas llocs, ofrecen visitas y catas.
Ruta fortificada
La situación geográfica de Menorca la convertía en víctima de piratas y un punto estratégico para controlar el Mediterráneo. Menorca fue testigo de muchas batallas por su dominio y desde la época medieval se fueron construyendo torres para su defensa. Durante casi cien años fue propiedad de los ingleses como consecuencia del Tratado de Utrecht de 1713, con algunos periodos cortos de dominio francés y español. Los edificios defensivos más destacables son la Torre d'en Quart, la Torre Saura, el Castillo de Sant Felip, la torre defensiva de San Nicolás, las Murallas-Bastión del Gobernador y la fortaleza La Mola.
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