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Más allá de Samarcanda, las ciudades que no te puedes perder en la Ruta de la Seda por Uzbekistán

Mezquita de Kalon en la histórica ciudad de Bukhara.
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Tashkent, Samarcanda, Bukhara y Khiva son las cuatro ciudades clave en Uzbekistán vinculadas a su historia y a la legendaria Ruta de la Seda. La segunda es la más famosa de las cuatro y su nombre va siempre unido a este conjunto de caminos y rutas que conectaba Asia con Europa en el comercio terrestre. Pero hay más lugares de interés en Uzbekistán que no se pueden dejar de visitar en un emocionante viaje a este país de Asia Central.

Tashkent, Samarcanda, Bukhara y Khiva son las cuatro ciudades clave en Uzbekistán vinculadas a su historia y a la legendaria Ruta de la Seda

La primera toma de contacto con el país es su capital, Tashkent, con más de dos mil años de historia y donde se venera la figura del guerrero y conquistador mongol Amir Timur, más conocido como Tamerlán, que en persa significa “Timur el cojo”. La ciudad combina elementos de su pasado comunista, visible en muchos de sus edificios, con brotes de modernidad del siglo XXI y guiños occidentales (ahí ha llegado la campaña de champús de nuestra Paula Echevarría, por ejemplo). Y no le extrañe ver tantos coches iguales; no son soviéticos sino Chevrolets, que cuenta con fábrica y descuentos, por lo que el 80 por ciento de los vehículos de Uzbekistán son de esta marca americana.

Estación Kosmonavtlar del metro de Tashkent.
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Tashkent en metro

Aunque la mejor manera de moverse por Tashkent es en taxi, el metro de la ciudad es una atracción en sí misma, con algunas estaciones bellamente decoradas. Visita imprescindible en la capital de Uzbekistán es el complejo arquitectónico Hazrat-Imam (siglos XVI-XVII), que alberga madrazas, mezquitas y mausoleos y una joya del islamismo, el Corán de Usman, un manuscrito de más de 300 páginas considerado uno de los más antiguos del mundo. Y también son lugares a contemplar la Plaza de la Independencia (lograda en 1991) y la de Amir Temur, con la imponente estatua del guerrero Tamerlán. Y pregunte por la que ahí denominan “avenida Broadway”; el nombre quizá es algo pretencioso, pero hay puestos y atracciones para un rato de compras y ocio.

Estatua del líder uzbeko Amir Temur, Tamerlán, en el centro de Tashkent.
Nikola Trifunovic

Para terminar el día, el espectáculo de luces y fuentes en el Tashkent City Park es una buena recomendación. En ese parque está también el Museo de Cera Yulduzlar Muzeyi, donde en una de sus salas podrá disfrutar de una experiencia envolvente y vertiginosa a través de la proyección en pantalla tórica de un viaje que le hará volar por los principales escenarios y paisajes del país.

Vista del minarete y el complejo de Kalon de Bukhara al atardecer.
Alexander Hafemann

La histórica Bukhara, centro del saber

Con una población de unos 300.000 habitantes y situada a 570 kilómetros de Tashkent y a unos 300 de Samarcanda, la ciudad de Bukhara o Bujará parece sacada de un cuento de Las Mil y una Noches y es la siguiente etapa de este viaje. No solo su casco histórico es Patrimonio de la Humanidad desde el año 1993 sino que este centro del saber antiguo y del comercio cuenta nada menos que con dos mil lugares reconocidos por la Unesco. Fue la capital del Emirato homónimo hasta la llegada de los rusos zaristas.

La ciudad de Bukhara cuenta nada menos que con dos mil lugares reconocidos como Patrimonio por la Unesco 

Esta ciudad con más de 2.500 años de antigüedad se convirtió en un faro en medio del desierto no solo para las caravanas que podían acampar en los “caravansarai” ubicados en las afueras sino que también fue un centro de sabiduría y conocimiento y proporcionó al mundo sabios de la talla del médico, filósofo, astrónomo y científico Avicena.

Madrasa de Bukhara desde una terraza de su centro histórico.
Luis Uribarri

Complejo de Kalon

En Bukhara encontrarás multitud de bazares donde siglos atrás los mercaderes comerciaban con seda y especias y con incontables mezquitas y madrasas, a cual más espectacular. Pero hay dos puntos clave en la ciudad con los que todo viajero debe dejarse sorprender: la fortaleza Ark y el complejo de Kalon, que alberga el minarete del mismo nombre. Construido en el año 1027, este minarete de más de 40 metros de altura que hacía las veces de torre de vigía atrapa la vista al instante. Se pueden subir sus 105 escalones para obtener unas vistas perfectas. Tan imponente era y es su figura que hasta el mismo Gengis Khan, que destruía todo lo que encontraba a su paso, se rindió a su magnetismo y respetó la construcción. O quizá lo hizo para continuar la tradición que la denominaba la Torre de Muerte ya que desde su alto se arrojaba a los reos condenados a la pena capital.

Panorámica del centro histórico de Bukhara y la antigua fortaleza Ark.
Getty Images

Muy cerca está la mezquita de Kalon, del año 1514 y una de las más grandes de Asia Central, otra visita imprescindible en esta ciudad legendaria de la Ruta de la Seda que rebosa historia y tradición. Aunque tienen elementos arquitectónicos diferenciadores, se compara a esta mezquita, por su tamaño e importancia, con de la de Bibi Khanum de Samarcanda. Y una pequeña pista: al recorrer el complejo de Kalon busque con la mirada alguna terraza de azotea donde podrá disfrutar de un tranquilo refrigerio mientras contempla el devenir de la gente por las calles y bazares.

Turistas en la Sala del Trono de la fortaleza Ark de Bukhara.
Davor lovincic

La fortaleza Ark

La primera construcción de la que se tiene referencia en Bukhara data del siglo V antes de Cristo y fue la antecesora de esta ciudadela y fortaleza que fue la última residencia de los emires de Bukhara. Además de su función militar, tenía capacidad para albergar a tres mil personas en su interior y desde lo alto de sus murallas se obtienen las mejores vistas de la ciudad antigua de Bukhara. Sus estancias albergan ahora pequeñas tiendas de souvenirs y museos que muestran su historia y la de la ciudad (la entrada es de pago).

El plov es el pato tradicional uzbeko por excelencia.
Luis Uribarri

El barrio judío

Fuera de estas dos atracciones turísticas y culturales, la ciudad de Bukhara cuenta con un singular centro urbano, peatonal y muy cuidado, que alberga ruinas de antiguos campamentos que acogían a las caravanas (los caravansarai, que contaban con sus propios baños públicos) y un laberinto de callejuelas con reminiscencias judías que transporta a tiempos remotos. Entre estas calles aparecen talleres de artesanía, bordados y joyas, así como tiendas de marionetas que combinan el paseo con pequeños hoteles y algún restaurante secreto donde degustar el plov, el plato tradicional uzbeko a base de carne, arroz, verduras y legumbres. Y sin querer sus pasos seguro le llevarán al bello conjunto Lyabi-Jauz y su estanque central rodeado de monumentos, restaurantes y casas de té.

Vista aérea sobre la antigua ciudad de Khiva.
Olga&Konstantin

El encanto medieval de Khiva

Una vez visitados Tashkent, Samarcanda y Bukhara, la última etapa de este viaje por la antigua Ruta de la Seda en Uzbekistán lleva hasta la ciudad de Khiva en un viaje cuyo final es lo más parecido a encontrar un oasis tras atravesar el pedregoso desierto de Kyzyl Kum, cuyo nombre significa “arenas rojas”, aunque no sean precisamente de ese color. De los 300.000 kilómetros cuadrados de extensión de este desierto (tres quintas partes el territorio de España), unos 80.000 están en territorio uzbeko y, si se recorre por carretera, no será difícil contemplar con la imaginación a las caravanas de camellos atravesándolo o a Marco Polo en su camino hacia China.

Para llegar a Khiva hay que atravesar el desierto de Kyzyl Kum.
Getty Images/iStockphoto

La cuna del álgebra

Una vez atravesado el inolvidable paisaje de Kyzyl Kum espera la capital del antiguo reino de Khiva o Jiva, que, al igual que Bukhara, no fue solo un punto clave en la Ruta de la Seda sino que también lo fue del saber, como acredita que sea la ciudad de origen del fundador del álgebra, el sabio matemático Al-Khawarizmi (780-850 dC). También capital de la antigua región de Corasmia y del Kanato de Khiva, esta ciudad amurallada se encuentra a unos mil kilómetros al oeste de Tashkent y su existencia se remonta a más de 25 siglos de antigüedad. Una leyenda afirma que fue fundada en el lugar en que Sem, el hijo de Noé, excavó el pozo “Jeivak”, palabra que daría origen a al actual nombre de Jiva.

Una leyenda afirma que Khiva fue fundada en el lugar en que Sem, el hijo de Noé, excavó el pozo “Jeivak”
Ciudad medieval de Ichan Khala, en Khiva.
Getty Images

Por el recinto medieval de Ichan Khala

Las 26 hectáreas amuralladas que conforman el recinto medieval de Ichan Khala son la principal atracción de esta ciudad que durante el siglo XIX fue asimismo un importante centro comercial y cultural de Asia Central. Ya dentro del recinto, que se ha conservado prácticamente intacto por el tiempo, el mejor punto de encuentro es el minarete inacabado de Kalta Minor, que al inicio de su construcción pretendía ser el más alto de su época y alcanzar los 80 metros de alto, lo que queda reflejado en el grosor de su primer tramo. No pudo ser porque su impulsor, el noble Muhammad Amin Khan, fue asesinado durante una campaña militar. El minarete Kalta Minor es popular no sólo por su forma sino también por su decoración con azulejos de color azul, blanco y azul-celeste.

Las 26 hectáreas amuralladas que conforman el recinto medieval de Ichan Khala son la principal atracción de la ciudad de Khiva

Junto a este icono de Khiva se levanta la gran madrasa de Muhammad Amin Khan, esta sí terminada y decorada con los clásicos motivos geométricos azul turquesa propios de estas construcciones de grandes proporciones que se encuentran por todo Uzbekistán. Hoy reconvertida en hotel, los más curiosos pueden encontrar en su fachada y otros elementos símbolos vinculados al zoroastrismo.

Mujeres bailando en la ciudad medieval de Khiva.
marat yakhin

Tronos y pasadizos secretos

Otro lugar de interés dentro del complejo de Ichan Khala, el primer monumento que la Unesco declaró como Patrimonio de la Humanidad en Asia Central y en el que el tiempo parece congelado en los anales de la historia, es la antigua fortaleza de Kunya. Tras sus puertas de goznes y quicios (no había bisagras cuando se construyó) bellamente ornamentadas se encuentran diferentes estancias como el salón del trono y su patio con una gran yurta (tienda nómada) donde se alojaba a los visitantes ilustres. También se pueden recorrer los pasadizos secretos y los no tanto que conectaban las habitaciones del rey con las de sus diferentes esposas y concubinas, hoy reconvertidas en pequeños museos y tiendas.

Interior de la mezquita de Juma.
Luis Uribarri

El santo luchador

El recinto de Ichan Khala, donde todavía viven muchas familias, da para mucho y hay que tomarse su tiempo. Puede descansar en alguno de los locales con terraza que hay en su interior para continuar la visita a otros dos edificios emblemáticos: la mezquita de Juma (del Viernes) y el conjunto arquitectónico de Pahlavan Mahmud. La primera cuenta con 213 columnas heterodoxas, ya que fue reconstruida tras la independencia de Uzbekistán con columnas de diferentes periodos y de lugares remotos como la India. Permanecen algunas originales del siglo X en madera de nogal. Lugar de peregrinación de musulmanes de todo el mundo, es la mezquita más importante de Khiva y, a pesar de las tradiciones de aquella época, no tiene arcos ni portales de entrada, ni siquiera cúpulas tradicionales, y su interior es ciertamente sobrecogedor.

La mezquita de Juma es la más importante de Khiva y lugar de peregrinación de musulmanes de todo el mundo

Por su parte, la figura de Pahlavan Mahmud rivaliza con la del mítico líder Tamerlán en las preferencias de los uzbekos de Khiva. Peletero de profesión, Mahmud fue un luchador imbatido en los combates deportivos, además de poeta y filósofo. Según la leyenda, murió entre 1322 y 1325 y fue enterrado en el patio de su taller. Su bondad trascendió con los años y siglos más tarde, en 1701, los habitantes de la ciudad erigieron sobre este lugar un mausoleo en honor de su generoso luchador que se convirtió en lugar sagrado decorado con la tradicional mayólica azul y blanca, al modo de la tumba de un Khan.

Interior del mausoleo de Pahlavan Mahmud, en Khiva.
Luis Uribarri

Un viaje inolvidable

El viaje por los lugares emblemáticos de la Ruta de la Seda en Uzbekistán es de los que dejan un poso perenne en la retina del viajero, con momentos emocionantes que combinan arte, cultura y tradiciones milenarias. Todo arropado por un ambiente seguro y por la hospitalidad de los uzbekos, un pueblo tranquilo y amable, que merece mejores tiempos de los que ha sufrido a lo largo de su historia. Esta odisea en el tiempo por desiertos y civilizaciones antiguas marcará en el recuerdo para siempre nombres como Tamerlán, Gengis Khan, Marco Polo, Alejandro Magno, Avicena, Mahmud… Y aunque suene a tópico, no hay mejor manera de definirlo: es un viaje inolvidable.

Cuándo ir

En los meses de septiembre y octubre de 2024 la agencia Kannak del grupo World2Meet (W2M) retoma su circuito por los lugares emblemáticos de la Ruta de la Seda en Uzbekistán en un viaje de nueve días y siete noches con vuelo directo desde Madrid con la compañía World2Fly. Más información en kannak.es

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Director del área de Viajes del Grupo HENNEO

Mi nombre es Luis Uribarri Bilbao y soy director del área de Viajes del Grupo Henneo / 20MINUTOS. He trabajado en diferentes medios de grandes grupos editoriales, como Prensa Ibérica, América Ibérica, Grupo 16 y Grupo Zeta, mi último destino, en la revista VIAJAR. Esta última cabecera, decana de las revistas de viajes en España, me abrió dos ventanas maravillosas: la información y los viajes. Trasladar a los lectores y a la audiencia la emoción por viajar, aportar pistas y consejos útiles, prescribir y describir los destinos, informar sobre novedades y tendencias del mundo viajero es una tarea ardua y apasionante. Os invito a compartir nuestra información, la que elabora y difunde el fantástico equipo que he encontrado en Grupo Henneo / 20 Minutos, para que volvamos, juntos, a soñar y a viajar.

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