Sara y Ainhoa: los dos pueblos franceses con nombre de mujer y muchísimo encanto que están a un paso de España
Sara y Ainhoa están separadas por tan solo diez kilómetros, muchos menos de los que ambas suman en frontera con España. Por eso estéticamente estos dos pueblos del departamento de Pirineos Atlánticos que forman parte del exclusivo grupo de Pueblos Más Bellos de Francia no se diferencian mucho de sus vecinos navarros, aunque sí existen algunas diferencias por las que merece la pena cruzar la frontera.
A finales de agosto el pueblo de Sara celebra el llamado Cross de los Contrabandistas en recuerdo a esta actividad
Junto a Zugarramurdi y Urdazubi-Urdax, en Navarra, forman el Valle de Xareta. Cuatro pequeños pueblos que tienen una historia común en la que el contrabando ha estado muy presente. Tanto es así, que en Sara celebran una carrera en recuerdo de aquellos vecinos que se ganaban la vida pasando mercancía de todo tipo a un lado y otro del Pirineo. El Cross de los Contrabandistas se celebra a finales de agosto y solo se puede participar si se recibe una invitación del propio Ayuntamiento de Sara (Sare en francés). Los participantes recorren solo 9 kilómetros, pero deben hacerlo cargando un saco de 8 kilos.
Sin prisas
A pesar de esta famosa carrera, Sara presume de ser un pueblo en el que nunca se tiene prisa. Tanto es así que su lema oficial es “Saran astia”, que se podría traducir como “en Sara nos sobra el tiempo”. Por eso este pequeño pueblo es ideal para visitarlo con calma, perderse entre los puestos del mercado que cada semana instalan en el frontón y disfrutar de la naturaleza que lo rodea.
A la cima
Uno de los mejores planes que se pueden disfrutar en Sara es subir a cima de la montaña Larrun y, para que sea todavía más atractivo, mejor reservar un asiento en el tren cremallera del mismo nombre. En poco más de media hora, este tren que data de 1942 asciende a los 905 metros. Un punto muy especial ya que se puede apreciar el final de los Pirineos e incluso el mar, ya que San Juan de Luz está a tan solo diez kilómetros.
Mucho en común
Además de los detalles en piedra de sus casonas y el color de las contraventanas, Sara y la vecina Zugarramurdi tienen mucho más en común. Si en Navarra las “dueñas” de las cuevas son las brujas, en el pueblo francés grutas muy similares también son un reclamo turístico, aunque en este caso sean los murciélagos los que llaman la atención de los visitantes y sobre los que se ha creado un pequeño museo.
Vecina y compañera
A pocos kilómetros de Sara encontramos la que podría ser su amiga del alma, Ainhoa. También está clasificada como uno de los Pueblos Más Bonitos de Francia y también aquí el color es protagonista. Sus grandes casas con llamativas vigas de madera en rojo y verde forman su postal más reconocible. Otra característica de Ainhoa es que su construcción, allá por el siglo XVII, se planificó en una sola calle. Una forma de bastida muy común en esa época en el país vecino. Esta calle principal está bordeada por viviendas de estilo labortano y termina en la plaza del pueblo, en la que, como no puede ser de otro modo en el País Vasco francés, encontramos la iglesia y el frontón.
Un extra
Solo seis kilómetros al norte está Espelette. Otro pequeño pueblo, pero que en este caso ni tiene nombre de mujer ni es fronterizo con España. Aun así, es uno de los pueblos más bonitos y visitados de Francia y merece una parada. Aquí sus fachadas blancas también están cruzadas por vigas rojas, pero el detalle que más llama la atención son los balcones llenos de pimientos secándose al sol. De hecho, este pueblo da nombre a este tipo de pimiento tan cotizado en toda Francia. Una buena comida con estos pimientos como protagonistas puede ser el colofón perfecto a esta ruta junto a la frontera.
¡Ya estamos en WhatsApp! Si quieres recibir en tu móvil toda la actualidad y las noticias más importantes del día, pincha aquí y únete a nuestro canal. Es un sistema gratuito, cómodo y seguro.