Destinos

El valle de Aragón perfecto para huir del calor: pueblos de montaña, turismo activo y un gran laberinto vegetal

Vista del pueblo de Lanuza con el embalse al que da nombre.
Erlantz Perez

España, aunque no sea un país extenso en tamaño sí lo es en variedad paisajística, y por tanto tiene un gran oferta de turismo y destinos. Para aquellos que busquen dejarse maravillar por un coro de montañas verdes salpicadas de lagos y ríos pueden optar por el Valle de Tena, al norte de la provincia de Huesca. Se trata de uno de los valles más poblados del Pirineo aragonés, esculpido por el río Gállego y situado entre los 600  y los 3.000 metros de altitud.

Pueblos de montaña

Sabáñigo es la puerta de entrada al Valle de Tena, una ciudad industrial a 45 minutos en coche de Huesca. Unos 15 kilómetros al norte por la N-260a, se sitúa Biescas. Aquí es imprescindible acercarse hasta la ermita de Santa Ana, a unos 5 kilómetros de la población. Se trata de un sencillo templo con una parte bajo tierra y otra en la superficie con una bonita torre-campanario. 

Ermita de Santa Elena en Biescas (Valle de Tena, Huesca).
Getty Images/iStockphoto

Por el camino se puede dar un alto en Lárrede, Orós, Gavín, Satué o San Juan de Busa, pueblos tranquilos donde se mantienen las formas de vida tradicionales. Otra villa de interés es Hoz de Jaca, que cuenta con la famosa Tirolina del Valle de Tena que sobrevuela el embalse de Búbal.

Tirolina del Valle de Tena.
Joseba-Koldo

Para los que viajan con niños, la localidad de Piedrafita de Jaca se puede resultar muy atractiva. Por un lado, cuenta con el bosque de Lacuniacha donde observar animales como caballos, renos o lobos. Por otro lado, aquellos a quienes les gusten los retos tienen el Laberinto de los Pirineos. Este último es un tablero de 5.000 metros cuadrados con 4.000 cipreses deliberadamente plantados para que sea fácil entrar, pero difícil salir.

Trenes y senderismo

Hay varios trenes (más bien, unos coquetos híbridos entre tractor y tren) que serpentean por el Valle de Tena y suponen una opción atractiva si los días de viajes son escasos y queremos ver lo máximo posible de este bonito entorno. Además, si viajamos en el Tren de Panticosa nos bajaremos en el Valle de La Ripera, de donde parten varias rutas senderistas señalizadas con las que podremos ver ibones (lagos pirenaicos).

Panticosa y Lanuza

Panticosa es una localidad conocida por su balneario, situado a 1.636 metros de altura, que se convirtió en el último tercio del siglo XIX en uno de los más prestigiosos de país. Tras una gran rehabilitación en 2008 se transformó en un lujoso resort. Desde esta localidad nos podemos acercar hasta el pueblo de Baños de Panticosa para ver los ibones.

Vista panorámica de Panticosa.
Getty Images/iStockphoto

Por otro lado, el pantano de Lanuza ofrece unos atardeceres de postal. Junto a él se ubica Sallent de Gállego, un pueblo típico del Pirineo y antesala de la archiconocida estación de esquí de Formigal-Panticosa.

Sallent de Gállego (Huesca).
Javier Ruiz Herrera (iStock).

El Valle de Tena tiene un gran atractivo turístico por sus paisajes e instalaciones. Eso sí, conviene revisar si las atracciones, rutas o actividades precisan de reservas previas.

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