Rutas

Ducha de los Alemanes, la ruta a una de las cascadas más bonitas de la sierra de Madrid

La cascada conocida como Ducha de los Alemanes.
U-95

Algunos conocen esta cascada como El Chorro del Árbol Viejo ya que a su lado descansa un tejo centenario. Pero el nombre por la que es más conocida es la Ducha de los Alemanes y esto se debe a que existió una tradición entre los montañeros que llegaban de Alemania (y países cercanos) de darse un buen baño bajo esta cascada. Algo que pronto empezaron a copiar otros montañeros en los meses de más calor.

Según se cuenta por la zona, entre esos valientes se encontraba Eduardo Schmid, quien dio nombre a una de las rutas más famosas y recorridas de toda la sierra madrileña, la Senda Schmid.

Mirador de montaña cerca de la localidad de Cercedilla.
Getty Images

El comienzo

El punto de inicio para recorrer una bonita ruta que nos lleva hasta esta cascada se ubica en el área recreativa de las Berceas, cerca de Cercedilla. De aquí parte otra ruta famosísima de la sierra, la Calzada Romana. La que fuese la vía XXIV en época del Imperio Romano sigue siendo hoy un ir y venir de gente, sobre todo los fines de semana en los que el tiempo acompaña. Está muy bien acondicionada y por eso es ideal para recorrerla en familia.

El salto está escondido entre un frondoso bosque, pero el sonido del agua ayuda a encontrarlo

En este caso, esta Calzada Romana será el comienzo de la ruta. Habrá que seguir sus indicaciones hasta la entrada a la pradera de los Corralillos, donde encontrarás un gran mapa de madera con algunos caminos señalados. Una vez en esta explanada, que es ideal para hacer un descanso y tomar un tentempié, habrá que buscar la carretera de la República, que también está bien señalizada, al igual que luego es fácil de encontrar el desvío hacia la Ducha de los Alemanes.

Pradera en Cercedilla con vistas a Siete Picos.
Getty Images

Una cascada muy viva

Tras poco más de dos kilómetros de ruta con una pendiente moderada al final, se llega a la preciosa cascada. El salto de agua está escondido entre un frondoso bosque, pero el sonido del agua ayuda a encontrarlo, sobre todo en los meses de primavera, cuando más agua suele llevar.

La cascada principal, aquella en la que se duchaban los geólogos, montañeros y biólogos que exploraban la sierra madrileña a finales del siglo XIX, mide unos dos metros de altura. Pero tras ella llegan algunas más pequeñas que forman un paisaje de postal. Un regalo que nos hace el arroyo Navazuela antes de unirse al río Guadarrama.

Si hay ganas de más, se puede continuar el camino hasta el Mirador de los Poetas, aunque la subida ya se pone seria y es más exigente. En caso de ser suficientes estos dos kilómetros, toca bajar de nuevo a Cercedilla por el mismo camino y hacer una parada en el pueblo para reponer fuerzas con su rica gastronomía.

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