Una impresionante ruta junto al mar para sentir toda la fuerza de la Costa da Morte
Camariñas, un tranquilo pueblo que comparte ría con Muxía, tiene una larga tradición pesquera, aunque, además de por su marisco y sus percebes, también es conocido por sus encajes de bolillos (con museo incluido) y por sus impresionantes paisajes. Al final del puerto, junto a las ruinas del Castillo del Soberano encontramos uno de los primeros miradores de la ruta junto a un antiguo faro. Desde aquí, un día despejado es posible apreciar la figura de la ría y el perfil de Muxía, situada en la otra orilla.
Esta ruta de una hora y media muestra la cara más salvaje y auténtica de la Costa da Morte
Y aquí empieza la parte divertida, un trayecto de aproximadamente una hora y media (siempre se necesita más debido a la necesidad de detenerse a admirar el paisaje constantemente) y que nos muestra la cara más salvaje y auténtica de la Costa da Morte, una de las zonas más visitadas y cargadas de leyendas de toda Galicia.
El rugido del Atlántico
Uno de los grandes atractivos de este sendero es que va pegado al mar casi en su totalidad, por lo que el rugido del Atlántico será uno de los compañeros de viaje. Esto también nos sirve de guía y ayuda a no desviarse del camino dejando casi por imposible el perderse o distraerse por otro sendero. Y es que esta parte del océano es un tesoro gracias a su belleza salvaje, en la que algunas playas salpican una costa llena de acantilados. Una de las primeras en aparecer es la Praia de Lago, una pequeña cala de arena que puede ser el lugar ideal para descansar a la vuelta o en el que hacer la primera parada.
Un pequeño añadido
Si se va sin prisas, hay que apuntar el desvío hasta la Ermita de la Virgen del Monte. Se suman unos metros más a la ruta, pero las vistas desde este pequeño alto serán de las mejores de todo el día. Se trata de una pequeña ermita a la que hermanaron con el famoso santuario de A Virxe da Barca de Muxía, situado justo enfrente Desde aquí, además de la fuerza del océano visto desde la altura también se aprecia el final de la ruta, el faro Vilán, cuyo perfil ya se deja entrever.
Un faro con historia
En cabo Vilán encontramos el que fue el primer faro de España alimentado por electricidad, inaugurado el 15 de enero de 1896. Eso sí, este llegó después de varios naufragios cuyos restos y recuerdos aún están presentes en la zona, como el Cementerio de los Ingleses, donde descansan los restos de 172 guardiamarinas británicos. Otro interesante paraje por el que seguir la ruta si se tienen fuerzas.
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