La tatuadora de Randy Orton demanda a los juegos 'WWE 2K' por representarlo sin pedir permiso para usar sus diseños

Con el paso de los años, los videojuegos de deportes representan de forma cada vez más real a los jugadores, luchadores y demás competidores. Sagas como FIFA, NBA 2K o WWE 2K usan deportistas reales para sus títulos, algo que parece que tiene alguna que otra complicación con la que no contaban.

La artista Catherine Alexander ha demandado a Take-Two por utilizar un luchador en los juegos de lucha libre WWE 2K. Ella es la tatuadora de Randy Orton, uno de los personajes manejables que aparece en todas las entregas de la saga que lanza un juego cada año, y ha demandado a la desarrolladora por representarlo sin tener el permiso de ella para utilizar sus diseños.

Staci Yandle, la jueza de Illinois (Estados Unidos) que lleva el caso, ha aceptado la demanda, por lo que la compañía de videojuegos tendrá que asistir al juicio por haber "copiado" los tatuajes, tal y como destacó la propia magistrada.

Aún queda por saber si esta representación de Randy Orton con sus tatuajes supone una infracción de los derechos de autor. Según The Hollywood Reporter, el propio luchador aseguró que él entendía que los tatuajes formaban parte de su expresión personal y nunca fue avisado de que tenía que dar permiso para representarlos.

La jueza sostuvo que es importante saber a qué tipo de acuerdo llegaron la tatuadora y Randy Orton, además de que habrá que discernir el objetivo de la representación de los tatuajes, pues se presupone que Catherine Alexander creó sus diseños "con el propósito de mostrarlos en el cuerpo" del luchador, tónica con la que habría seguido la desarrolladora Take-Two en los juegos de WWE 2K.

Otros casos de derechos de autor por los tatuajes

Curiosamente, esta misma compañía ya estuvo implicada en un caso similar en 2016 por los tatuajes de Kobe Bryant, LeBron James, Kenyon Martin, DeAndre Jordan y Eric Bledsoe en la saga NBA 2K.

Y, en cuanto a Catherine Alexander, la tatuadora de Randy Orton, también demandó a una marca que comercializaba unas mangas con tatuajes falsos que utilizaban sus diseños.