La historia del 'Dios Felipe': cuando el Duque de Edimburgo fue considerado una deidad en la República de Vanuatu

Es altamente irónico y trágico que la muerte del príncipe Felipe, duque de Edimburgo, le haya sobrevenido tan cerca (apenas un par de meses, el 10 de junio era su cumpleaños) de alcanzar los 100 años y ser centenario, un número bastante más divino, en la concepción real del término. Porque el marido de Isabel II era considerado un dios en un punto concreto del planeta.

Hay que viajar hasta una remota aldea de la República de Vanuatu, un país insular entre las Fiji y Nueva Caledonia, a más de 1.700 kilómetros al este de Australia, en mitad del océano Pacífico. Se trata de Yaohnanen, un pequeño pueblo en la isla Tanna (donde se yergue el Mount Yasur, un volcán activo), y que está a unos 6 kilómetros al sur de la principal ciudad del islote, Lenakel.

Allí está deificado el duque, puesto que sus aldeanos siguen Prince Philip Movement [Movimiento Príncipe Felipe], una religión que tiene como principal ser celestial al recientemente fallecido consorte de la reina, dado que se le consideraba, basándose en una antigua leyenda local, el hijo del dios de la montaña.