Esta desesperada familia se vio obligada a colocar cámaras de videovigilancia en su casa después de haberles destrozado el coche y ventanas de la vivienda hasta en cinco ocasiones.

El matrimonio cree que se trata de un delito de odoi racial. Llegaron de Nepal hace cuatro años y, a pesar de que están intentando atrapar al agresor, ya no saben qué más hacer. No solo temen por ellos, sino por sus dos hijos.

El último ataque fue el pasado 12 de julio, siempre en la misma franja horaria, entre las 2 y 4 de la madrugada y con el rostro completamente tapado.