Una obra polémica, recibida de manera irregular en el momento de su estreno, pero que redefiniría las fronteras entre géneros, en especial la del thriller noir con el terror.
La película que encumbró a Freddy Krueger como icono pop de finales de los 80 dio la vuelta a la creación de Wes Craven convirtiéndola en una fusión de horror, comedia y fantasía.