OPINIÓN

Quiero ser el nuevo (viejo) Rovira

Quiero ser el nuevo (viejo) Rovira
Quiero ser el nuevo (viejo) Rovira
Quiero ser el nuevo (viejo) Rovira

Quiero ser el nuevo viejo Rovira. Quiero tener ángel y desenvolverme con naturalidad y gustar absolutamente a todo el mundo. Quiero que la imagen que me devuelva el espejo sea la de alguien con la mirada limpia. Quiero ser el protagonista de una película que trate sobre un muchacho noble, que conoce a una chica guapa de la otra punta de España y que, tras un principio desastroso y avatares diversos y múltiples contratiempos (incluido un padre con una actitud hostil), logra conquistarla. Y quiero que, después, la gente se vuelva loca y vaya en hordas a verla a las salas de cine. Quiero hablar con acento de la Andalucía oriental. Quiero lucir un torso musculoso acompañado de unas piernas fornidas. Quiero que me llamen para presentar los Goya e insinuarles que les voy a decir que NO, para luego decirles que SÍ. Y también, si esto es posible, terminar siendo presentador-ganador en esa gala. Quiero meter la pata de vez en cuando en Twitter, y que también eso –¡me cago en la leche!– al final me salga bien. Quiero que me fotografíen (sin yo saberlo) saliendo de una cafetería, bañándome en la playa, sacándome una píldora. Quiero encontrarme esas fotos en las portadas de las revistas bajo titulares con palabras como: ACTOR, MODA, MOMENTO, ÉXITO. Quiero agobiarme tanto con todo lo bueno que me pasa que me vea obligado a tomarme un año sabático. Quiero que, con sólo poner la primera letra de mi nombre en el Google se me “autorrellene” correctamente. Quiero que el resultado de esa búsqueda sea un número de siete cifras. Quiero que la gente que cree conocerme diga de mí que “sigo siendo el mismo de siempre”, aunque sepamos que eso nunca es del todo cierto. Y quiero, sobretodo, tener los ojos junticos. Bueno, espera, ¡eso ya lo tengo!

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