OPINIÓN

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Lakeith Stanfield y Brian Tyree Henry en 'Atlanta'
Lakeith Stanfield y Brian Tyree Henry en 'Atlanta'
Cinemanía
Lakeith Stanfield y Brian Tyree Henry en 'Atlanta'

Ya hay más series que horas de ocio. Más, incluso, que horas de vida. Nos obligan a elegir, lo que supone descartar, con el riesgo que eso conlleva. Las recomendaciones nos llegan de manera subliminal (algoritmo, publicidad) o con el temido boca a boca: “Tienes que verla”, nos dice alguien con mucho optimismo en la transferencia de su propio criterio. A mí me cuesta ser tan asertivo, no porque no tenga claro qué me gusta, sino por empatía hacia las personas; me sabría mal hacerles sentir que han perdido su tiempo. Por eso no sé cómo recomendar Atlanta de Donald Glover. Es más, no sé si debo hacerlo porque mi nivel de implicación con su tercera entrega ha rozado lo absurdo.

Las dos primeras temporadas siguen las andanzas del rapero Paper Boy y sus amigos Darius, Earn y Van. La sinopsis parece la propia de un grupo de amigos: trapichean, salen de juerga, lidian con internet, la familia o problemas económicos y se hacen hueco en el underground del rap, pero la serie no atiende a razones convencionales. Todas esas tramas son excusas para desplegar un ritmo particular con líneas no resueltas, reacciones incompletas, giros de enfoque, lagunas narrativas y, necesariamente, altibajos que parecen premeditados entre capítulos espléndidos que centellean con entidad propia (Teddy Perkins).

Pero entonces llega la tercera temporada (estrenada cuatro años después de la segunda) y es como si las dos primeras nos hubieran entrenado para asimilar un fascinante espejismo en el que (como la batbola de Vigalondo) pesa más el cómo se cuenta que lo que se quiera decir. Cada capítulo tiene sus propias normas, no explicadas ni acordadas, y todo desprende un aroma de terror por pura incertidumbre. Varios episodios autoconclusivos no muestran a los personajes originales y te golpean como las tres bofetadas del primer episodio. Hay algo raro en Atlanta y su aura fantasmagórica. Tienes que verla.

Pepe Colubi

Parte de la comuna ILUSTRES IGNORANTES y ha escrito un par de novelas esperando un inmerecido golpe de suerte que le aleje del esfuerzo. Espectador de todo.

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