OPINIÓN

No creo, me parece

Contact (Robert Zemeckis, 1997)
Contact (Robert Zemeckis, 1997)
Cinemanía
Contact (Robert Zemeckis, 1997)

Creo que es indiscutible la base científica de la existencia, aunque nuestra vida transite por actos de fe (por ejemplo, el convencimiento de que llegaremos a viejos). Yo mismo he empezado este artículo declarando mi creencia en la ciencia, como si no fuera una certeza, porque sin el “creo” por delante, cualquier frase adquiere rango de axioma prepotente. A la creencia se le admite la duda de lo subjetivo y a la ciencia se le exige empirismo, aunque esta falsa dicotomía es pura demagogia: volar en avión, por ejemplo, se basa en criterios de ingeniería, pero acudimos al aeropuerto confiando en la puntualidad del vuelo, por muchos retrasos que hayamos vivido.

A la ciencia se le adjudican todo tipo de adjetivos: existen (o eso creemos) las pseudociencias o las ciencias paranormales, incluso cultivamos la ciencia ficción, pero esos mismos calificativos no se aplican a los dogmas. Forzando las definiciones, cabría denominar como “pseudo fe” al agnosticismo (“ateos perezosos” decían en Community). Por otra parte, la “fe ficción” sería definitivamente un pleonasmo. Menudo lío.

La fe es carencia porque cubre lo que no llegamos a entender; antiguamente era por ignorancia (el trueno era el enfado de un dios), pero ahora nos resguarda por la vagancia de no indagar. Es más fácil decirle “te creo” a un dogma que “no te entiendo” a la teoría de cuerdas. Yo ni sé ni contesto: esa parte del conocimiento que va de la mera intuición a la comprensión profunda del universo sería el socorrido “algo hay”, pero ni a eso llego. Newton le quitó la belleza al arco iris: es más bonito pensar en unicornios que en fenómenos ópticos por refracción. Quién sabe, puede que al final no estemos preparados para asimilar la verdad y prefiramos resignarnos ante lo hermoso. La ciencia nunca cierra puertas, cada respuesta abre nuevas preguntas, pero la fe es autoconclusiva. Ya lo dice Dios al despedirse: “Hasta mañana, si yo quiero”.

Pepe Colubi

Parte de la comuna ILUSTRES IGNORANTES y ha escrito un par de novelas esperando un inmerecido golpe de suerte que le aleje del esfuerzo. Espectador de todo.

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