Una tragedia americana peluda
La fiebre de los peluches Beanie, en Apple TV+
No deja de ser curioso que el eterno giro nostálgico en el que vivimos esté transformando el cine en un desfile de los juguetes de nuestra infancia. En España los Beanie Babies no tuvieron recorrido, pero en 1993 se convirtieron en todo un fenómeno en Estados Unidos. Abrazar a un peluchito suave de colores vibrantes apenas costaba cinco dólares y su éxito fue tal que la gente los coleccionaba apasionadamente. La fiebre de los peluches Beanie es la historia de su éxito y su caída.
Detrás del negocio, la mente de Ty Warner. Zach Galifianakis (Resacón en Las Vegas) interpreta a este peculiar magnate juguetero en lo que es uno de los cambios de registro más sorprendentes de la temporada. Su historia, como la de otros magnates, habla de los claroscuros del sueño americano, pero con más color y pelo sintético. Otro gran ejemplo revisionista del universo cinematográfico de juguetes que tras Trolls, Lego, GI JOE o Barbie tiene, al parecer, una amplia trayectoria con el anuncio de películas sobre Polly Pocket, Barney o los Hot Wheels.
El futuro ya está aquí
Futurama, en Disney+
Es probable que Matt Groening no consiguiese predecir en su mitiquísima Futurama el fervor retro-infantil que parece caracterizar a la sociedad del siglo XXI, pero su serie, nacida en 1999 como cara B de Los Simpsons, cuando la familia amarilla se volvió generalista, ha sido y sigue siendo un estupendo barómetro de lo que podríamos llegar a ser en el siglo XXXI. ¡Si llegamos!
Tengo que confesarlo: yo siempre fui más de Bender que de Bart o Lisa Simpson. Y el regreso de Futurama en la que es ya su undécima temporada (u octava, según se mire), me hace una ilusión tremenda. Más aún cuando el primer capítulo de esta nueva entrega, titulado The Impossible Stream, mira hacía si mismo para hacer sorna de su dispar recorrido televisivo y a la vez de la sobreabundancia de ficciones en un mundo, el del presente y probablemente el del futuro, que parecer temerle al aburrimiento.
El buen robot
Despidiendo a Yang, en Prime Video
La ciencia ficción nos sumerge en el futuro para preguntarse por los dilemas del presente. Inmersos como estamos en el debate sobre las IA, vale la pena recuperar la hermosa divagación en el ámbito de la ficción robótica Despidiendo a Yang, de Kogonada.
El cineasta, formado en el videoensayo y con un ejercicio anterior brillante, titulado Columbus, nos sumerge en la tristeza de una familia que ha de lidiar con la pérdida de Yang, un niño mitad robot mitad humano que poco a poco va apagándose. ¿Cuánto de verdad hay en esos afectos forjados entre la máquina y el ser humano, en las experiencias compartidas, en su recuerdo y en su anhelo? Una apuesta repleta de sensibilidad que nos recuerda que, a menudo, nuestra condición de humanos se refleja en nuestra manera de lidiar con aquello que no lo es.
Distopía ‘avant la lettre’
El mundo conectado, en Filmin
Rainer Werner Fasssbinder, figura totémica del Nuevo Cine Alemán, excesivo, ambicioso, genio del melodrama y talento insustituible, aterriza ¡por fin! en Filmin en su versión casi completa, porque 21 títulos de los 40, entre largometrajes y obra televisiva, que conforman su abultada e imprescindible filmografía ya están disponibles en la plataforma.
En 2019 tuve la oportunidad de ver en el precioso Cine Doré de Filmoteca Española la fascinante El mundo conectado, la única película ci-fi de su trayectoria. Una rareza y una delicatessen. Retransmitida en 1973 en la televisión alemana en dos partes, la película (o serie, según se mire) se sitúa en un mundo futuro relativamente cercano en la que un grupo de investigadores han desarrollado un universo cibernético virtual, del que se quiere apoderar el cartel de la siderurgia. Un noir distópico en clave tecno-futurista abundante en virtuosismo visual, planos barrocos repletos de espejos y otro tipo de escorzos de puesta en escena marca de la casa.
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