Terror marca España
La abuela, en Amazon Prime Video
“Reloj, detén tu camino porque mi vida se apaga”. No es un detalle baladí que La abuela termine con Los Panchos. Tampoco lo son los ecos de La ruleta de la fortuna de fondo en el televisor, el estribillo de La raja de tu falda o el título de esa canción de Vainica Doble llamada Elejía al jardín de la abuela con la que comienza la película. Hace años que Paco Plaza encontró en su Cuento de navidad una identidad castiza poco frecuentada en el cine de terror español contemporáneo. Su filmografía puede repasarse así, de los Suspiros de España de [REC]2 a la vajilla de La Cartuja de este filme de brujería que es La abuela.
Y también desde su progresiva estilización y sofisticación como director. Salvando un par de flashbacks de época, minipelículas caseras de cumpleaños con estética noventera, la caligrafía de la octava película de Paco Plaza es la más limpia, la más clara hasta la fecha, un minimalismo que recuerda que Carlos Vermut firma el guion, tanto como esa estructura de puzle por armar que hace pensar en Magical Girl.
La abuela tiene de Repulsión el afán de aterrorizar sin sacarnos de casa pero, quizás porque el piso es un pisazo con vistas al Retiro, sin duda el equivalente al edificio Dakota más evidente que tenemos en Madrid, La semilla del diablo es la película de Polanski que deberíamos traer a colación. Por si hubiese alguna duda, la tipografía de los créditos rinde homenaje a esa otra historia sobre una pobre inocente atrapada en una tela de araña.
Aquí, esa joven es Susana (Almudena Amor), una modelo de veintipocos años que tiene que abandonar París para cuidar a su abuela (Vera Valdez). La tela de araña es cambiarle los pañales a una anciana que ya no sabe dónde está y a la que te cuesta reconocer. Eso sí que da miedo. Envejecer. Lo cantaron muy bien Los Panchos: “Y tu tic tac me recuerda mi irremediable dolor”.
Repaso a los atentados del 17-A de Barcelona y Cambrils
800 metros, en Netflix
Elías León Siminiani va camino de la especialización en series documentales sobre eventos dramáticos de la historia de España. Junto al productor Ramón Campos han documentado El caso Alcàsser y El caso Asunta: Operación Nenúfar. Ahora es el turno de los atentados del 17-A de Barcelona y Cabrils.
800 metros es un repaso pormenorizado a los atentados perpetrados por jóvenes supuestamente integrados en la sociedad española en nombre del Estado Islámico. Esta es una de las cuestiones que se plantea la serie: ¿estaban realmente integrados? Además, 800 metros señala el abandono por parte de las administraciones a las víctimas de los atentados.
La investigación cuenta con las declaraciones de expertos en el suceso como Anna Teixidor, Nacho Carretero y Jesús García, y testimonios exclusivos de numerosos supervivientes y personas del entorno cercano de los terroristas.
Para tu próxima fiesta de pijamas
Mystic Pizza, en Filmin
Hay películas que pueden verse como documentos históricos de una época. Mystic Pizza es una de ellas y un visionado en pleno siglo XXI probablemente conlleve un ataque de nostalgia hacia los inocentes y felicianos años 80.
Mystic Pizza es la historia de tres amigas que trabajan en una pizzería de un pueblecito de Connecticut. Es la historia de sus romances y sus sueños de convertirse en alguien, ya sea casándose con un rico (¿dónde quedó la ola feminista de los 70?) o convirtiéndose en astrónomas.
Es además la tercera película de Julia Roberts y el comienzo de su fulgurante carrera en Hollywood. Salvando las distancias, a sus compañeras en la pizzería tampoco les fue nada mal. Por un lado tenemos a una Lily Taylor pre Cosas que nunca te dije, de Isabel Coixet. Y por otro, a Annabeth Gish, a la que has visto recientemente en La maldición de House Hill.
Dos superhombres y un clásico
Dos hombres y un destino, en Disney +
Hace pocos años que Dos hombres y un destino ha celebrado su 50 aniversario. Quizás por eso, Disney + quiera celebrar la efeméride agregando a su cada vez más nutrido catálogo este clásico inmortal.
Paul Newman era una de las estrellas más fulgurantes de Hollywood; Robert Redford, acababa de hacer Descalzos por el parque. El libreto de William Goldman –con el que Redford haría un poco después Todos los hombres del presidente– se inspiraba en las hazañas de Butch Cassidy y The Sundance Kid, los famosos forajidos de Wyoming.
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