Andrea G. Bermejo Redactora jefa 'Cinemania'
OPINIÓN

Cuatro recomendaciones en HBO Max, Amazon Prime Video, Disney+ y Movistar Plus+

¿Estás harto de cambiar de plataforma sin saber qué ver? Todas las semanas elegimos cuatro películas o series para ti
The White Lotus
The White Lotus
HBO Max
The White Lotus

Regresa tu serie favorita de 2021

The White Lotus, en HBO Max

Theo James en 'The White Lotus'
Theo James en 'The White Lotus'
Cinemanía

La primera temporada de The White Lotus se estrenó sin hacer demasiado ruido. Pocos se esperaban que la ficción de Mike White se convertiría en una de las series del año. Y eso fue exactamente lo que ocurrió. Con su fórmula infalible (tomarse a guasa los problemas de los ricos) conquistó al público de HBO Max hasta el punto de extenderse a una segunda temporada que llega ahora a la plataforma.

Siguiendo los pasos de Puñales por la espalda: El misterio de Glass Onion, esta segunda ronda apuesta por personajes nuevos y un destino más exótico que el anterior: Sicilia. Al ritmo de Raffaella Carrà y (más sorprendente aún) de Fabrizio di André, una nueva remesa de clientes llega al resort italiano The White Lotus para acompañar a la reincidente Jennifer Coolidge. Ojo, que los nuevos veraneantes incluyen a F. Murray Abraham, Michael Imperioli o Aubrey Plaza. ¡Felices vacaciones!

Una historia de amor volcánica

Fire of Love, en Disney+

Un fotograma de 'Fire of love'
Un fotograma de 'Fire of love'
Cinemanía

“No podría vivir con alguien que no compartiese esta pasión en la cumbre de un volcán”. La cita pertenece al diario de Katia Krafft, protagonista de Fire of Love junto a su marido Maurice. Ganador del premio al mejor montaje en el pasado Festival de Sundance (y con razón), el inspirador documental de Sara Dosa recupera la historia de este matrimonio de vulcanólogos que dedicaron su vida entera al estudio de estas estructuras geológicas. Como el magma sobre capas de lava y ceniza, Fire of Love se construye sobre diversos estratos.

En la superficie, es un documental sobre vulcanología en el que aprendemos la diferencia entre volcanes rojos y grises, las partes que los componen, los riesgos o los avisos de erupción. En sus profundidades, es también un documental sobre la vocación, sobre la fuerza inquebrantable que aporta tener una pasión en la vida. Por si fuera poco, es también una película sobre el amor. Sobre el amor que quema como el fuego, por supuesto, pero también ese otro amor del que el cine nos habla menos. El amor de quienes comparten toda una vida. Y más allá. El amor de los que tienen la suerte de compartir también una pasión.

Así fue la historia de Katia y Maurice, estos personajes de película de Wes Anderson antes de que Wes Anderson naciera. Se conocieron jóvenes, no se sabe si en una cita a ciegas o en algún congreso de vulcanología donde sus caminos se juntaron como placas tectónicas. Su devoción por los cráteres (y su decepción con el ser humano) les llevó a recorrer el mundo desde Estrómboli a Japón, donde murieron como siempre habían querido: en las faldas de un volcán rabioso.

“Prefiero una vida corta e intensa que una larga y monótona”, decía el rebelde Maurice a quien Katia seguía en parte porque prefería estar con él en caso de muerte. Fire of Love describe a estos personajes maravillosos, bigger than life, con una poética y una concrección que recuerda al relato de Natalia Ginzburg Él y yo.

Además de vulcanólogos, los Krafft fueron cineastas de una mirada privilegiada. Fire of Love está construido, quitando escasos fragmentos de animación, a partir de las películas que ellos mismos filmaron para financiar sus expediciones. Lejos de ser grabaciones instrumentales, los Krafft juegan en sus documentales con la composición de los planos, sus interpretaciones, la importancia del color, la elección de las localizaciones, a cada cual más hipnótica y fascinante, o el uso de zooms, dando lugar a piezas de valor cinematográfico más allá del geológico.

La película española del año

Alcarràs, en Movistar Plus+

'Alcarràs' pasa el corte y sigue su camino a los Oscar
'Alcarràs' pasa el corte y sigue su camino a los Oscar
Europa Press

La segunda película de Carla Simón recurre al costumbrismo para capturar el paisaje bucólico de su infancia. Escenas naturalistas hermosamente fotografiadas –hay planos que parecen cuadros de Sorolla– nos presentan a una familia que caza conejos de noche y recoge las frutas a mano, que celebra luminosas comidas familiares que acaban en guerras en la piscina y en funciones de teatro protagonizadas por los más pequeños.

La de Alcarràs es una familia grande, con muchos niños, primos, tías, abuelos, cuñados, etc. Y Simón hace un esfuerzo ímprobo por equilibrar su presencia coral en la película y conjugar sus puntos de vista. Los actores transmiten esa verdad de quien se interpreta a sí mismo o a una versión muy cercana.

Cada cual en la familia reacciona de una manera a la pérdida de las tierras que llevan cultivando toda la vida. Hay un abuelo triste, impotente por no haber garantizado el legado familiar. Su hijo responde con ese orgullo puramente masculino. Los niños, con cuyo punto de vista comienza la película, viven ajenos a esa forma de vida en peligro de extinción. Sin embargo, Simón muestra cierta preferencia por el punto de vista de los nietos adolescentes.

La globalización, como esas coreografías sexys de Instagram, encuentra grietas a través de estos personajes confundidos. Esos bailes de Mariona rechinan tanto como el sombrero del gran villano de la película, el terrateniente que reclama sus tierras para plantar placas solares, más lucrativas que el melocotón. Su codicia amenaza con poner fin a una forma de vida como tantos flecos de la globalización, debate que encontramos ya en Feria, de Ana Iris Simón. Y sí, es una pena que nos estemos homogeneizando, aunque Simón no oculta la dureza que implica el trabajo en el campo.

El trío de Harry Styles

My Policeman, en Amazon Primer Video

'My Policeman'
'My Policeman'
Cinemanía

Con la polémica de No te preocupes, querida todavía candente, Harry Styles protagoniza este drama romántico en torno a un triángulo amoroso que se extiende a lo largo de los años.

Basándose en la novela homónima de Bethan Roberts, My Policeman narra ese amor en dos tiempos. En el presente, los personajes interpretados por Linus Roache y Gina McKee acogen a Rupert Everett tras sufrir un ictus. Pronto, el pasado en que los tres (Harry Styles, Emma Corrin y David Dawson) se conocieron se va revelando.

Bastante clásica y sin la gracia de El editor de libros, recomendable título de su director Michael Grandage, My Policeman es, sin embargo, una bonita historia de amor ambientada en la también hermosa Brighton. Perfecta para una tarde de domingo lluviosa.

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Redactora jefa 'Cinemania'

Puedes leerme en CINEMANÍA. Puedes verme en Historia de nuestro cine, el programa de cine español de La 2 en el que colaboro. Y puedes oírme en el podcast 'Mi vida en películas'. Estudié Periodismo y Humanidades en la universidad San Pablo-CEU y tengo un Máster en Literatura inglesa y norteamericana en la Universidad Complutense. He dirigido el documental 'El hombre que diseñó España' y estoy escribiendo un libro sobre la cineasta Cecilia Bartolomé.

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