Cada generación tiene su comedia de instituto de referencia. La de los millennials es, sin lugar a dudas, Chicas malas, una disección de las relaciones femeninas en la adolescencia que convirtió los pasillos del colegio North Shore en la sabana africana.
Hace 20 años, quisimos unirnos con Cady Heron (Lindsay Lohan) al ejército de arpías de Regina George (Rachel McAdams), vestir de rosa los miércoles y que Aaron Samuels (Jonathan Bennett) nos hablara un 3 de octubre. Ahora, el fenómeno juvenil vuelve a la gran pantalla con la adaptación del musical nacido del filme original y el guion de Tina Fey reformulado para la era de las redes sociales.
Reneé Rapp (La vida sexual de las universitarias) es Regina, a la que ya dio vida en Broadway; Angourie Rice es Cady; Avantika Vandanapu y Bebe Wood son Karen y Getchen; Auli'i Cravalho interpreta a Janis; Jaquel Spivey da vida a Damian y Christopher Briney es Aaron. Los acompañan Jenna Fischer, Jon Hamm y Busy Philipps, y vuelven Tina Fey y Tim Meadows. "¡Esto es tan 'fetch'!".
'Chicas malas': crítica
Chicas malas (2004) llegó a las salas de cine en un momento en el que el género de la comedia de instituto no exploraba dinámicas femeninas en profundidad. Era tierra fértil de primeros amores, necesidad de pertenencia y división social, pero dejaba de lado las relaciones entre las protagonistas. Sin embargo, con Cady, Regina y su ejército de arpías, Tina Fey fusiló clichés de género y reivindicó la unión femenina con un humor que no escatimaba en insultos.
20 años después, las 'divinas' vuelven a la gran pantalla con la adaptación del musical de Broadway basado en el filme. ¿Era necesario? Ya solo el guion afiladísimo y levemente modificado de Tina Fey justifica el regreso.
La actriz y guionista se adapta a la era de las redes sociales y modifica aspectos cuestionables del filme original: los amoríos entre profesores y alumnos desaparecen, la sexualización disminuye, no abusa de la palabra 'puta' e incluye esa última conversación entre Regina y Cady o la disculpa de Cady a Janis que nos debía. Pese a estos cambios, mantiene las frases más icónicas y los momentos más emblemáticos de Chicas malas.
La nueva apuesta también toma buena nota de su predecesora y se nutre de un elenco engrasado a la perfección, destacando en él una hipnótica Reneé Rapp como la temida Regina, pero sobre todo la adorable dupla formada por Auli'i Cravalho y Jaquel Spivey como Janis y Damian.
Otro gran acierto pasa por lo bien que consigue encajar un libreto para teatro en el medio audiovisual. Los números musicales enlazados con planos secuencia falseados y su pegadiza banda sonora elevan e innovan la trama, otorgándole más dinamismo al metraje y mayor profundidad a personajes secundarios a través de canciones propias.
Así, esta Chicas malas con filtro centennial es un homenaje igual de punzante, más inclusivo y renovado a aquellas arpías que nos conquistaron hace 20 años (atento al brillante cameo sorpresa), así como un ejemplo de cómo se debe adaptar un musical en gran pantalla. También es el escaparate para una nueva generación de actores que bien podrían convertirse en los próximos Rachel McAdams o Amanda Seyfried.
Es un disfrute para nostálgicos con una afinada puesta al día firmada por la mejor Tina Fey. Aunque todo se exponga en redes y la inmediatez detone dramas de forma más precipitada, los miércoles siguen siendo rosas, los 3 de octubre el mejor día para flirtear y Halloween una excusa para sacar el disfraz más sexy. Son las 'divinas' de siempre con móvil nuevo y aún anhelas subirte a su coche. Así que, "get in, loser!".
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