'The Equalizer 3' se fija en 'Gomorra': el Denzel Washington más violento se atreve con la Camorra

Antoine Fuqua repite con el protagonista de 'Training Day' en una franquicia que viaja hasta la costa amalfitana en una aventura de acción que recupera la atmósfera de la serie de Stefano Sollima.
Denzel Washington vuelve a encarnar a Robert McCall en 'The Equalizer 3'.
Denzel Washington como Robert McCall en 'The Equalizer 3'.
Stefano Montesi/ Columbia Pictures
Denzel Washington vuelve a encarnar a Robert McCall en 'The Equalizer 3'.

El exagente de la CIA Robert McCall, interpretado por Denzel Washington, no conoce la jubilación. Nos lo demostró en The Equalizer y The Equalizer 2, cuando su sentido de la justicia le obligó a salir del anonimato en el que se había estado ocultando para ejercer del justiciero favorito de los espectadores. En The Equalizer 3, de nuevo dirigida por Antoine Fuqua, se diría que todo ha cambiado, porque, a diferencia de esas dos películas anteriores, McCall por fin parece asumir desde el principio que lo suyo no es el descanso. 

The Equalizer 3 viaja hasta la costa amalfitana, en el sur de Italia, para mostrar sus escarpados paisajes y la amabilidad de sus vecinos, que acogen a McCall como uno más cuando le encuentran herido después de una enigmática primera misión. Ahí, el héroe que anhela encontrar la paz interior tendrá que luchar no solo contra sus demonios, sino también contra la Camorra, que amenaza con transformar la 'dolce vita' de sus habitantes en un capítulo más de la serie Gomorra.

'The Equalizer 3': crítica de la película

Valoración:

¿Es The Equalizer 3 la película más violenta de la saga sobre Robert McCall? Los primeros compases de la trecuela, de nuevo firmada por un Fuqua enérgico, no dejan lugar a dudas: a un viñedo en Sicilia acaba de llegar su propietario, que descubre la masacre que alguien ha perpetrado en su interior y la cámara recorre los cuerpos caídos en el asalto, fijándose, entre la sangre que lo mancha todo, si han sido acuchillados, acribillados o, literalmente, destrozados. 

Aunque la violencia (y el goce por filmarla) que salpica el prólogo de The Equalizer 3 podría dejarnos algunas pistas de los caminos que recorrerá la película, lo cierto es que, en esta tercera entrega, Fuqua apuesta por renovar el imaginario de la franquicia. Y no solo en términos de violencia, que también, sino a la hora de especular por el encaje del justiciero y sus demonios en la placidez de una Italia entre kitsch e idílica. ¿Quién de nosotros no sueña con acabar sus días rodeado de sonrisas y abrazos de los vecinos del pueblo más bonito de Italia? En efecto, McCall aquí se declina en mediterráneo. 

La violencia del prólogo tampoco aventura el giro oscuro que toma el filme, de claras influencias 'gomorrianas', incluso en su tono cromático. Por momentos Fuqua juega a que The Equalizer 3 coquetee con la atmósfera del serial de Stefano Sollima, con tramas geopolíticas y de terrorismo incluidas y con la Camorra, la organización criminal de la Campania, metidísima hasta las orejas. Es un movimiento narrativo singular, no hay duda, que en ocasiones convence, sobre todo en su tramo medio, y en otras descoloca, especialmente en su resolución.  

No importa que en The Equalizer 3 se quiebre en más de una ocasión el pacto con el espectador y la suspensión de la credulidad: ahí está el carisma de Washington a sus 68 años de edad para convencernos de que todo ha de seguir adelante y de que por algo es una estrella. 

El justiciero se deja cuidar por los vecinos de este hermoso e imposible pueblo amalfitano, pero su rol como protector, sigiloso y desde la sombra, aparece en el entrañable y esperado cara a cara con el personaje de Dakota Fanning. Es en ese encuentro donde late el verdadero misterio de la película, que repite una vez más el gran interrogante de la saga: ¿volveremos a ver al justiciero McCall en una nueva entrega de The Equalizer?

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