Las 7 mayores excentricidades de John Waters: Charles Manson, sexo en la iglesia y excrementos de perro

'¡Larga vida al Trash! El cine de John Waters como nunca te lo habían contado' analiza la obra del director de 'Pink Flamingos' y 'Hairspray' a través de la visión de expertos como Valeria Vegas, Soy una pringada y La Caneli. 
'¡Larga vida al Trash! El cine John Waters como nunca te lo habían contado'
'¡Larga vida al Trash! El cine John Waters como nunca te lo habían contado'
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'¡Larga vida al Trash! El cine John Waters como nunca te lo habían contado'

Obsesionado con los huracanes, las villanas de las películas y los accidentes automovilísticos, la infancia de John Waters fue la de alguien muy especial y diferente al resto. Tendrían que pasar años para que el cineasta encontrara su propio lugar de la mano del séptimo arte y su troupe de inadaptados, denominados los dreamlanders

El consumo de LSD, el carácter subversivo, el quebramiento todas las normas  cinematográficas y su presentación de todo tipo de personajes del colectivo LGTBI serían los protagonistas de tramas de películas tan aclamadas en su filmografía como su trilogía trash: Pink Flamingos (1972), Female Trouble (Cosas de hembras) (1974) y Vivir desesperadamente (1977). Una serie de títulos ambientados en su ciudad natal, una decadente Baltimore, donde hacía que lo cotidiano fuera extravagante y lo estridente fuera de lo más normal. 

Ahora, el libro ¡Larga vida al Trash! El cine de John Waters como nunca te lo habían contado' analiza la obra del realizador, desde sus inicios en el cine underground, hasta su salto al cine comercial, concluyendo su trayectoria con la polémica Los sexoadictos (2004). Un estudio de su obra que nos permite hacer un repaso por algunos de los momentos más excéntricos en la vida y obra del artista. 

Las burlas al suicidio de Diane Linkletter

El 4 de octubre de 1969, Diane Linkletter se suicidaba lanzándose desde la ventana de su piso en Los Ángeles. Conocedores del efecto que implicaría en los medios de comunicación la muerte de esta figura televisiva, Waters y los dreamlanders decidieron rodar el cortometraje The Diane Linkletter Story (1970), donde, con el mal gusto que caracterizaba la inmensa obra del cineasta, parodiaban la muerte a través de la interpretación de la transformista Divine, tras la cual se encontraba su gran amigo Harris Glenn Milstead.

El cortometraje, adelantado al boom actual del true crime, sirvió como crítica al padre de ella, Art Linkletter, ya que como señala el libro "ninguno de los implicados en el proyecto, rodado de formaba improvisada el mismo día de la tragedia, odiaba a Diane".  La tirria era realmente causada por el progenitor de esta, un hombre cercano al gobierno de Nixon y abanderado de la lucha contra el LSD tras la muerte de su hija, pese a que los informes revelaron que esta no había consumido nada cuando se arrojó. 

John Waters y Divine en el rodaje del corto 'The Diane Linkletter Story'
John Waters y Divine en el rodaje del corto 'The Diane Linkletter Story'
Cinemanía

Asumiendo la autoría del asesinato de Sharon Tate

"Waters recuerda que en algunos de los shows en directo Divine se presentó al público como la asesina de Sharon Tate, antes incluso de que se hubiera acusado a Charles Manson", rezan las páginas de ¡Larga vida al Trash!. Corría finales de los años 70 y el ambiente en EE UU comenzaba a enrarecerse con las políticas de Nixon

"Eran los hippies que nuestros padres temían que nos volviéramos si no parábamos de consumir drogas" llegaría a confesar Waters sobre su obsesión con esta secta comandada por Manson. Un caso al que hizo un guiño incluyendo una escena en Multiple Maniacs (1970), la parodia de 2000 maníacos (Herschell Gordon Lewis, 1964) en la que Divine sufría la violación de una langosta gigante. 

En el filme, Divine torturaba a David Lochary para intentar implicarlo en el asesinato de la actriz y mujer del controvertido Roman Polanski. Una obsesión por los asesinos en serie que seguiría muy presente en su filmografía a través de Cosa de hembras (1974), con dedicatoria a uno de los miembros de la secta de Manson, y Los asesinatos de mamá (1994), con una inmensa Kathleen Turner como protagonista.

La escena de sexo en una iglesia (a escondidas)

Las críticas de Waters hacia el papel de la religión han sido constantes a lo largo de sus más de 50 años de carrera e incluso este mismo ha expuesto en diversas ocasiones su antipatía por el Papa Francisco. Esto originaba que, en la búsqueda de provocación, el cineasta diera caña a los más beatos en sus diversas películas.

En Multiple Maniacs (1970), el personaje interpretado por Mink Stole llegó a introducirse las cuentas de un rosario por el ano. Una secuencia rodada en una iglesia real, mientras los demás miembros del equipo entretenían al cura explicándole de qué se trataba el proyecto. Una manera de incidir en el Waters más "anticlerical".

El accidente de coche que todos creyeron real

En su salto al cine comercial, sin abandonar su carácter transgresor y de forma previa a su amplia popularidad con Hairspray y Cry-Baby (El lágrima), Polyester (1981) supuso un verdadero cambio de paradigma en el cine del director de Baltimore, que no estuvo exenta de polémica, comenzando por el fichaje de la antigua estrella del cine hollywoodiense Tab Hunter, quien había caído en desgracia con el paso de los años. 

Pero, el momento más relevante de este filme, que contó con la colaboración de Bill Murray y de Blondie, se producía con la secuencia del accidente de tráfico en la que Francine y Todd Tomorrow se conocían, rodada durante un mañana de domingo mientras muchos acudían a la iglesia y provocando que los feligreses pensaran que era verídico. 

De hecho, el párroco incluso rezó por las almas de las víctimas, mientras que ponía el grito en el cielo cuando se enteraba que se trataba de las grabaciones de un "grupo de degenerados". 

La mierda más célebre del cine

Canibalismo, fetichismos extremos o endogamia fueron algunas de las barreras que Waters decidió romper desde el inicio de su filmografía, que encontraron su culmen en su película Pink Flamingos (1972), donde presentaba a Divine como la persona más inmunda del mundo y causaba numerosos escándalos en la sociedad puritana de la época. 

Waters decidió que la manera de impactar al público sería convenciendo a Divine de que comiera una mierda de verdad de un perro. Una idea a la que la travesti no se resistió, sabedora de que el arte lo puede con todo. Esta escena se transformó en una de las más icónicas del cine trash y de la filmografía del norteamericano, que quedaría grabada en la retina de los espectadores de por vida. 

Un filete de carne en la entrepierna

Los dreamlanders se caracterizaron por su ruptura contra las leyes, que también se reflejó en su amor por la cleptomanía, con pequeños robos en las tiendas locales de Baltimore. Así, el único incidente durante el rodaje de Vivir desesperadamente ocurrió cuando la policía detuvo a Divine por un par de hurtos absurdos, mientras preparaba su momento del filme en el que escondía un filete en su entrepierna. 

Tan solo unos años antes, toda la troupe había sido detenida (menos Divine) por rodar escenas en las que Mark Isherwood vestía una hoja de parra tapando sus atributos en el rodaje de Mondo Trasho (1969), en el campus de Homewood de la Universidad de Johns Hopkins. Esto provocó que las autoridades presentaran cargos que quedaron en nada, suponiendo uno de los primeros enfrentamiento de Waters con la justicia. Uno de tantos.

Los niños que leyeron el guion de Pink Flamingos

Aunque Waters consideró una secuela de Pink Flamingos, el fallecimiento de varios miembros de su troupe -especialmente la muerte de Eddith Massey, quien interpretara a 'la mujer huevo'- provocó que la esta segunda película quedara en nada. El guion de Flamingos Forever vería la luz posteriormente en el libro Trash Trio, mientras la cinta original continuaba postergando su carácter de culto. 

Tal es la fama del Pink Flamingos actualmente que el cineasta exhibió en 2015, en varias galerías de Baltimore, Nueva York y Londres, un vídeo de 74 minutos en el que un grupo de niños y niñas (vestidos con pelucas y disfraces caseros) leían el guion del filme. Un metraje ausente del sexo y violencia del original, pero que no restaba ni un ápice de la búsqueda de la inmundicia y la trasngresión. Uno de los últimos trabajos de Waters, quien participaba por última vez como director en Los sexoadictos (2004). 

¡Larga vida al Trash! El cine John Waters como nunca te lo habían contado ha contado con el análisis de expertos como Valeria Vegas, Álex Ander, Álex Mendíbil, Javier Parra (coodinador también de la obra), La Caneli, Esty Quesada (alias Soy una pringada), Sandra Astor, Adrián Silvestre, Xavi Sánchez Pons y Carlos Barea. Un análisis de uno de los cineastas más aclamados de todos los tiempos, que continúa influenciando a los directores actuales. El Papa del de la cultura queer-trash continúa en plena forma. 

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Redactor 'Cinemanía'

Amante del cine de terror y la fantasía. Estudié Doble Grado en Periodismo y Comunicación Audiovisual, especializándome después con el Máster de Periodismo Multimedia Profesional en la Universidad Complutense. Di mis primeros pasos en Unidad Editorial, SensaCine y la Agencia EFE. Actualmente escribo para CINEMANÍA, donde llevo más de cinco años abordando las películas y las series del momento.

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