¿Quién es Adam Warlock? Todo lo que necesitas saber sobre el personaje de Will Poulter en 'Guardianes de la galaxia 3'

Nacido de una crisálida, luchó contra su yo del futuro y se convirtió en la némesis del mismísimo Thanos.
Adam Warlock dibujado por Jim Starlin e interpretado por Will Poulter en 'Guardianes de la Galaxia Vol. 3'.
Adam Warlock dibujado por Jim Starlin e interpretado por Will Poulter en 'Guardianes de la Galaxia Vol. 3'.
Cinemanía
Adam Warlock dibujado por Jim Starlin e interpretado por Will Poulter en 'Guardianes de la Galaxia Vol. 3'.

A estas alturas, no sorprenderemos a nadie al recordar que la Marvel de los 70 era un lugar raro, raro. Lo que sí puede sorprender es lo mucho que el MCU ha tomado de ese cósmico cebollón para sus sagas más populares, desde los días inocentes del Tesseracto hasta Guardianes de la Galaxia Vol. 3. Una película que supone el adiós marvelita a James Gunn... y el debut cinematográfico de un tal Adam Warlock.  

Creado por Stan Lee y Jack Kirby (para variar) en 1967, el personaje al que ahora interpreta Will Poulter fue una figura muy menor de la Casa de las Ideas hasta mediados de los 70. Fue entonces cuando, tras un rediseño a cargo de Roy Thomas y el dibujante Gil Kane, su nombre pasó a estar asociado para siempre al autor que se ha agarrado a él como una lapa durante su periplo marvelita: Jim Starlin. 

Pero no adelantemos acontecimientos, porque aquí hay mucha tela que cortar. Dejémoslo en que, cuando Adam Warlock debutó en viñetas, no lo hizo con el nombre que conocemos ahora, sino con otro mucho más breve...

El origen de Adam Warlock

"Él", con mayúscula. O, en inglés, "Him": ese era el vocablo al que respondía nuestro hombre cuando los Cuatro Fantásticos se lo encontraron por primera vez. Para colmo, a aquellas alturas, Adam Warlock era un capullo. Algo que, podríamos añadir, se ha mantenido con los años, aunque entonces tuviese un significado literal.

Porque el futuro Adam no era un humano corriente, sino la creación de una sociedad de científicos llamada el Enclave, cuyo objetivo era crear un individuo perfecto y superpoderoso que les ayudara a conquistar el mundo. Tras emerger de su lúgubre envoltorio, el personaje constataba que sus creadores eran los malos de la historia y decidía abandonar la Tierra, regresando poco después para medirse las costillas con Thor. 

Si dependiera de estas dos intervenciones primerizas, Adam Warlock hubiera supuesto una mera anécdota dentro del cosmos marvelita, aunque algunos de sus elementos (como esa crisálida de la que emerge para resucitar una y otra vez) se hayan mantenido con los años. Si ahora podemos verle en pantalla grande, es debido a una cadena de referencias que le vincula con el mismísimo Camilo Sesto.

Un mesías para Marvel

La huella de Jesucristo Superstar en la cultura pop de los años 70 es amplia y laberíntica: adaptado al cine por Norman Jewison en 1973, estrenado en nuestro país con Sesto y Ángela Carrasco y declarado anatema por la iglesia de El Palmar de Troya, el musical bíblico también fue la razón por la que Roy Thomas rescató a Warlock del olvido en 1972. Según confesó el guionista, las canciones de Andrew Lloyd Webber le inspiraron para dotar de un Mesías al Universo Marvel. 

Aunque este regreso tampoco duró demasiado, añadió nuevos elementos a la saga de Warlock: el personaje no solo recibió su nombre definitivo, sino que también se encontró por primera vez con el Alto Evolucionador (mucho más majete aquí que en la película) y sus híbridos de humano y bestia. Asimismo, nuestro antihéroe también recibió un extraño pedrusco que quedó incrustado en su frente y al que, por entonces, se conocía como la Gema Alma. ¿Te recuerda esto a algo? 

Los elementos que convertirían a Adam en piedra angular del Universo Marvel estaban ya ahí, pero hacía falta una mente que los aglutinase. Y esa mente resultó ser la de Jim Starlin, por entonces un melenudo veterano de Vietnam que ya había hecho historia en la editorial convirtiendo las aventuras del Capitán Marvel en un acusado desparrame lisérgico. 

Contra Thanos y las Gemas del Infinito

Haciéndole sufrir las mil y una al bueno de Marr-vell, Starlin introdujo personajes con cierta trascendencia (encabezados por Drax el Destructor y cierto titán loco al que todos conocemos) y conceptos singulares como ese Cubo Cósmico que llegaría al MCU con el nombre de "Tesseracto". Pero Warlock fue el personaje que animó al guionista y dibujante a pisar el acelerador con uno de los trabajos más arriesgados de una época ya de por sí pródiga en rarezas. 

Así, con la consigna de convertir a Warlock en un salvador fallido, harto del universo y de sí mismo, Jim Starlin inventó personajes que ya hemos visto en las películas, como Eros (Harry Styles), Pip el troll (Patton Oswalt) y una Gamora acerca de la cual sobrarían las palabras... de no ser porque el personaje de Zoe Saldaña apareció en los cómics como interés romántico de Adam. Lo sentimos, Star Lord, pero es lo que hay.

Por supuesto, Thanos también andaba por ahí. Pero su amenaza palidecía ante la del verdadero archienemigo de Warlock, el Magus. Un villano que, según descubría el antihéroe, no era otro que su álter ego del futuro, convertido en el líder de la despótica Iglesia Universal de la Verdad. Porque, además de un personaje clave en la historia del cómic de superhéroes, Starlin siempre ha sido un comecuras de aúpa. 

Durante aquellos dos años (1975-1977), Warlock se convirtió en el título más imprevisible de Marvel. Las conversaciones metafísicas entre tortazo y tortazo eran casi la parte más normal de un cómic donde los jefazos de la editorial podían aparecer convertidos en payasos, donde las referencias a temas 'adultos' eran moneda corriente y donde las leyes de la causalidad narrativa funcionaban al revés (o no funcionaban).  

Siempre dándose de cabezazos con sus jefes, Starlin se las vio y se las deseó para llevar a las viñetas el final que había planeado para la historia: a fin de evitar su transformación en Magus, Warlock no tenía otro remedio que viajar en el tiempo para acabar con su propia vida, reuniéndose con Gamora y Pip en el interior de la Gema del Alma. Aun así, el antihéroe pudo darse el gusto de una efímera resurrección, a resultas de la cual Thanos acababa convertido en piedra.

La inspiración de 'Vengadores: Infinity War'

De este modo, la saga de Adam Warlock podría haber pasado a la historia como una de esas excentricidades tan habituales (y tan divertidas) en la Marvel de los 70. Pero esto cambió en 1991, cuando Jim Starlin volvió a la editorial para encargarse de un crossover apocalíptico cuyo título debería sonarte: El Guantelete del Infinito. 

Tanto este cómic como su preludio, La búsqueda de Thanos, han sido las fuentes de inspiración más directas para Vengadores: Infinity War y Vengadores: Endgame. Y también supusieron un retorno a lo grande para un Warlock tan amargado como siempre, pero más poderoso que nunca, capaz de hablarse de tú a tú con Eternidad, el Tribunal Viviente y demás entidades cósmicas y marvelitas. 

Gracias al demoledor éxito de El Guantelete del Infinito, Adam contó de nuevo con una colección propia (Warlock y la Guardia del Infinito). Y, aunque esta resultó efímera (para variar), Starlin siguió aferrado a su personaje fetiche en La Guerra del Infinito y La Cruzada del Infinito, dos eventos a cuál más desquiciado. 

Desde entonces, Adam Warlock ha sido una presencia constante en el lado más cósmico de Marvel, si bien nunca ha sido un personaje de primera línea ni ha encontrado a muchos autores que le hayan hecho justicia aparte del propio Starlin. Aun así, es digna de mención su etapa como miembro de los Guardianes de la Galaxia, cuando el guionista Dan Abnett regía los destinos del grupo. 

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Yago García
Redactor 'Cinemanía'

Estudió Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid. Sus textos se publican en la revista Cinemanía desde 2005. Ha sido miembro fundador de Canino, web dedicada a la cultura popular, y redactor en el diario ADN, además de colaborador en medios como Mondo Sonoro, Neo2 y On Madrid-El País.

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