'Anatomía de una caída': el drama judicial de Justine Triet consagra a Sandra Hüller como la gran actriz de Cannes 2023

Por lo demostrado en su breve y sólida filmografía, a Justine Triet le interesan mucho las fuerzas infatigables que zarandean nuestra existencia y determinan la relación que mantenemos con los demás: del trabajo al psicoanálisis o las instituciones, como el sistema judicial. 

Después de abordar ese último terreno en la comedia romántica Los casos de Victoria (2016), la cineasta francesa vuelve a los tribunales con Anatomía de una caída. Su cuarto largometraje es una de las mejores películas en competición por la Palma de Oro en Cannes 2023 y la consagración de su protagonista, Sandra Hüller, como la gran actriz de esta edición, que suma su incandescente actuación a la que desarrolla, en un registro completamente opuesto, en The Zone of Interest.

Todo lo que en la película de Jonathan Glazer eran contención y distanciamiento heladores aquí  se convierte en un despliegue magnífico y arrollador de emociones en su papel como una escritora de éxito que es juzgada tras la muerte de su marido. ¿Fue un accidente que se precipitara al vacío desde la parte alta de su casa de montaña? ¿Un suicidio? ¿O acaso fue ella quien lo empujó hacia la muerte?

Esa es la caída fatal cuya naturaleza se investigará y cuestionará desde todos los ángulos e hipótesis posibles en el juicio celebrado un año después de los hechos. El litigio en sí mismo ocupa la mayor parte del extenso metraje de 2 horas y media que dedica Triet a contar la historia de una manera fascinante por lo que tiene de contradicción: a la vez  escrupulosamente metódica y dejando amplios huecos del relato sin cubrir o abiertos a la interpretación de un narrador no fiable.

Por un lado está la realidad objetiva de lo sucedido que supuestamente se intenta alcanzar en el juicio con la colaboración de expertos y testigos. Por otro, la retórica envolvente e hipnóticamente articulada de abogados y fiscales que revisten de verdad el camino persuasivo para conseguir su victoria; en el veredicto y sobre los propios hechos. En ese equilibrio se mueve con fascinante virtuosismo la narración de Triet.

Un procedimental a por la Palma de Oro

La cineasta regala a sus actores un endiablado ovillo de diálogos largos y plagados de ambigüedades que ellos tienen que vender con seguridad y aplomo. A la cabeza está Sandra Hüller, cuya inocencia o culpabilidad la película ni intenta cuestionar. Basta con escuchar los argumentos de cada lado del juicio para ir cambiando de bando en la percepción, como si estuvieras en un partido de tenis.

El talento de la actriz alemana, que brilló con luz propia en aquel Cannes de Toni Erdmann (2016), está fuera de toda duda y se encarga de recordárnoslo en cada plano. Ya sea comedida o explotando de rabia; estoica o retorciéndose de tristeza. Pero además está muy bien acompañada por un excelente elenco de actores franceses demasiado poco vistos como Swann Arlaud, Samuel Theis o Antoine Reinartz. 

Justine Triet es una excelente directora de actores y esta su película más consagrada a la palabra, la elocuencia y el arte argumentativo. ¿Desentrañar la verdad? Eso es una cuestión secundaria ante el empuje de la implacable maquinaria legal dispuesta a exhibir la intimidad de la acusada en aras de una objetividad que no contempla el pudor ni el desgaste psicológico.

Si bien el planteamiento de las distintas hipótesis sobre lo ocurrido recuerda a la miniserie true crime de Antonio Campos The Staircase (2022), Anatomía de una caída pertenece a la línea reciente de magníficos dramas judiciales del cine francés -La chica del brazalete (Stéphane Demoustier, 2019), Saint Omer (Alice Diop, 2022)- dedicados a detallar con fascinación narrativa las fortalezas, límites y debilidades de los procesos legales. No sería una Palma de Oro inesperada, ni mucho menos.

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