Russell Crowe busca exorcista. El actor neozelandés de 60 años ha pasado en dos ocasiones por las salas de España en el último año, y en ambas llevaba sotana. En 2023, estrenó El exorcista del papa, en la que se paseaba en Vespa por Roma como un Nanni Moretti perdulario. A finales de mayo, Russell Crowe volvió a combatir con el diablo en El exorcismo de Georgetown, que no guarda ninguna relación con la anterior, al margen de su estrella. O exestrella.
El caso de Russell Crowe no es extraño. John Malkovich, diez años mayor que él, también parece haberse apartado de producciones a la altura de su leyenda. Porque Russell Crowe, con sus tres nominaciones al Oscar, es una leyenda de Hollywood. Durante 10 años, fue el actor más popular de Los Ángeles. Russell Crowe, que comenzó cantando que “quería ser como Marlon Brando”, debió, durante esta década milagrosa, pensar que lo había conseguido.
Un repulsivo y cautivador golpe de suerte
Russell Crowe nació en Wellington, Nueva Zelanda, donde ganar un Oscar no era un “very realistic dream”. O, al menos, no lo fue hasta que Jane Campion y Anna Paquin rompieron, a la par, la brecha y se alzaron con una estatuilla en 1993. Luego, llegarían Russell Crowe, Peter Jackson y Taika Waititi.
Crowe pasó sus primeros años cantando. Probó suerte sobre los escenarios (I just wanna be like Marlon Brandon era uno de sus clásicos) y, poco a poco, fue desplazándose hacia la actuación. Los musicales le sirvieron como etapa de transición. Además, acumulaba alguna aparición breve ante la cámara en series australianas y neozelandesas, como Los jóvenes doctores. En 1987, retoma su carrera en la televisión con Vecinos, la serie más famosa de Australia (lleva en emisión desde 1985).
A partir de aquí, pasa por diversas producciones, como telefilmes, películas de segunda fila, series, tanto en Australia como en Nueva Zelanda. En una de ellas, Spotswood, coincide con Anthony Hopkins. Sin embargo, la más importante de todas es Romper Stomper, en la que da vida a un líder neonazi.
Curtis Hanson, que tenía en mente una adaptación de L.A. Confidential, de James Ellroy, la vio y supo que ya tenía protagonista. Con el tiempo, justificaría así su decisión: la interpretación de Crowe le había parecido “repulsiva y cautivadora”.
Una racha impecable
Russell Crowe aterriza en América en 1994 y, tras curtirse con películas como Rápida y mortal, se une al reparto de L.A. Confidential, la película que habría arrasado en los Oscar si Titanic nunca hubiese existido. Crowe protagonizó L.A. Confidential junto al también oceánico Guy Pearce y a un Kevin Spacey que estaba en su mejor momento. También, con la oscarizada Kim Basinger.
Crowe demostró su compromiso y dejó de beber, ya que su personaje no bebía. Más difícil lo tuvo para aparentar, como había escrito Ellroy, que era “el policía más alto de los Ángeles”. Esto fue lo que se le ocurrió: se mudó a un apartamento minúsculo, en el que tenía que andar prácticamente a gatas, para que, cuando se pusiera ante la cámara, se sintiese como si midiese dos metros y medio.
L.A. Confidential lo propulsa hacia cielo de Hollywood: en 1999, recibe su primera nominación al Oscar por El dilema, junto a Al Pacino. En el 2000 lo gana por Gladiator; y en 2001, la tercera, por Una mente maravillosa. De haber repetido estatuilla, se habría unido al grupo de Spencer Tracy y Tom Hanks, únicos dos actores que lograron ganar el Oscar en dos años consecutivos.
Sus últimos trabajos
Estas tres nominaciones al Oscar lo conducen a producciones de la talla de Master and Commander, Cinderella Man o American Gangster. Sin embargo, el resplandor de los días en que Crowe parecía llamado a ser un icono histórico de Hollywood nunca regresó. Colaboró en varias ocasiones con Ridley Scott, pero nunca en un largometraje similar a Gladiator. La secuela, que se estrenará el próximo año, no contará, por motivos obvios, con él.
Los Miserables se antoja su actuación última más popular. En ella, Crowe se reencuentra con el adolescente que cantaba en garitos de Nueva Zelanda al dar vida al obseso Javert. También rueda en estos años una de sus películas favoritas, Dos buenos tipos, junto a Ryan Gosling, la única, junto a L.A. Confidential, de la que ha reconocido que le gustaría hacer una secuela.
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