La verdadera sorpresa detrás del éxito de 'Barbie': efectos especiales tradicionales de fantasía sin CGI

Greta Gerwig tenía una idea muy precisa (y muy a contracorriente en el Hollywood actual) de cómo debían ser los efectos especiales en la película de la famosa muñeca protagonizada por Margot Robbie.
Rodaje de 'Barbie'
Rodaje de 'Barbie'
Cinemanía
Rodaje de 'Barbie'

¿Estamos asistiendo a un cambio en Hollywood? Barbie y Oppenheimer han puesto patas arriba la taquilla mundial con su estreno simultáneo a unos niveles que remiten a los tiempos anteriores a la pandemia. De entre las muchas lecciones que se pueden aprender del éxito de las películas de Greta Gerwig y Christopher Nolan, hay una más sorprendente que las demás por ser una conexión inesperado entre ambas producciones: el rechazo a los efectos digitales.

Uno de los mensajes promocionales de Oppenheimer que se repitieron con mayor insistencia fue cómo Nolan se había empeñado en recrear la detonación de la primera bomba atómica... sin emplear CGI. El llamado experimento Trinity se trasladaría a la gran pantalla sin recurrir a efectos digitales que, según el director, no habrían hecho a los espectadores tan conscientes del peligro representado. "Queríamos que resultara aterrador, desagradable y amenazador para el público", ha declarado (vía SyFy).

Oppenheimer apostó por efectos especiales físicos y tradicionales y el resultado ha sido apabullante. Pero mucho menos publicitado ha sido el hecho de que, en la sala de al lado del cine, otra película que también podría haber sido proclive a la sobredosis CGI estaba creando su propio mundo de fantasía de forma artesanal. Porque así es la Barbieland de Greta Gerwig. 

Barbieland
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Así se hizo Barbieland

Un mundo color rosa muy palpable, creado enteramente para la película con escenarios como esa mansión Barbie modernista que emplea los trucos de escala a su favor. Obra de la diseñadora de producción Sarah Greenwood y la decoradora de set Katie Spencer, curtidas en dramas de época como Anna Karenina o Expiación, con las que obtuvieron dos de sus seis nominaciones al Oscar, que se integra en una Barbieland que llevó a agotar las existencias mundiales de pintura rosa.

El propósito de Gerwig es que todo fuera real en el mundo de Barbie. Decorados auténticos en vez de fondos con croma para luego rellenar en postproducción. "Quería que todo se construyera de verdad y emplear, siempre que fuera posible, las técnicas cinematográficas que se empleaban en 1959", ha declarado la directora en Collider.

La fecha no es casual, claro. Ese fue el año de creación de la primera muñeca Barbie, así que de ahí también debía proceder el mundo que conocía, aunque eso implicase un rodaje considerablemente más complejo. "Necesitábamos construir el set entero en miniatura, filmarlo así y luego incorporar eso a la imagen. Todo debía ser físico, como las secuencias de transporte", explica Gerwig.

Se refiere a las secuencias en las que Margot Robbie, en el papel de Barbie, sale de Barbieland para llegar al mundo real y luego volver de vuelta, mientras al fondo van apareciendo distintos escenarios y tienen lugar cambios de vehículo. "Todo eso se hizo de verdad, delante de la cámara. Así que tenía que funcionar bien al milímetro", subraya la directora. 

Así se hizo 'Barbie'

En redes ha aparecido un vídeo del making of que demuestra la técnica de escenarios móviles empleada, no muy distinta a lo visto en obras teatrales: el coche de Barbie está quieto mientras que es el dibujo del paisaje desértico, dispuesto con distintas profundidades lo que se va desplazando y creando la ilusión de movimiento.

"Empecé a hablar [de esto] con Rodrigo Prieto [el director de fotografía], Sarah Greenwood y Jacqueline Durran [diseñadora de vestuario] un año antes de empezar la preproducción siquiera porque no sabíamos cómo podíamos hacerlo posible", continúa Gerwig. "Cada día de rodaje era un desafío. (...) Pero tenía muy clara mi visión y quería que todo fuera físico y delante de la cámara". Las limitaciones propias de un montaje teatral contribuyeron a crear el aspecto distintivo de la película.

Y a diferenciarse de cualquier otra producción grande del Hollywood actual, con la industria sumida en una dependencia de los efectos digitales que ya está mostrando signos de agotamiento tan preocupantes como los plazos de postproducción ajustados y cargas de trabajo altísimas de la que se han quejado las empresas empleadas por Marvel en títulos como Ant-Man y la Avispa: Quantumanía, de acabado más que cuestionable.

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Coordinador web 'Cinemanía'

Crítico de cine que ve demasiadas series, licenciado en Periodismo y posgraduado en Semiótica en la Universidad Complutense de Madrid; cayó en una marmita de Nouvelle Vague cuando era pequeño y lleva mucho tiempo acostándose tarde en festivales de cine.

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