Cannes 2022 empieza con un remake zombie que merecía quedarse bajo tierra: 'Coupez!'

Michel Hazanavicius sepulta el encanto low-fi de la japonesa 'One Cut of the Dead' con una fotocopia sin alma.
Coupez
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No es que la calidad artística haya sido nunca el criterio más importante a la hora de elegir película inaugural en Cannes, un honor para el que se suelen preferir los repartos corales con cuanto mayor número de estrellas presentes en la alfombra roja mejor. Pero como carta de presentación de una nueva edición del festival de cine más importante del mundo sería preferible que sirviera para levantar los ánimos cinéfilos (casos notables de la última década: Moonrise Kingdom, Annette) que para sepultarlos (aún hay cronistas que recuerdan el trauma de Grace de Mónaco).

Por desgracia, la 75ª edición del Festival de Cannes ha empezado con un título digno de un lugar de honor en ese segundo grupo: Coupez! (título internacional: Final Cut), de Michel Hazanavicius, un remake del reciente filme japonés One Cut of the Dead (Shinichirô Ueda, 2017) sobre el accidentado rodaje de una película de zombies de bajo presupuesto durante cuya realización, planeada como una sola toma emitida en directo, sale mal todo lo que puede salir mal.

Sin que One Cut of the Dead fuera nada excepcional, su humildad y una aguda estructura en tres actos que iba revelando las cartas progresivamente al mostrar lo que sucede en las catastróficas bambalinas del rodaje del filme favorecían verla como una comedia más simpática que ingeniosa o aprovechada al máximo. 

La redondeaba cierta humanidad en sus personajes y la innegable atracción de las historias de cine dentro del cine, sobre todo cuando se articulan en torno a penurias hilarantes en la línea de obras muy superiores como La noche americana (1973), ¡Qué ruina de función! (1992) o La gran superproducción, esa obra maestra de los cómics de Superlópez.

En la revisión de One Cut of the Dead perpetrada por Hazanavicius esos alicientes desaparecen por completo, evaporados en una producción de relumbrón y con estrellas del cine galo como Romain Duris o Bérénice Bejo cuestionando muy fuerte el talento que debería justificar su estatus. Él interpreta al cineasta que recibe el encargo de hacer un remake de una película japonesa de zombies en plano secuencia (única capa meta extra que se permite Coupez! (Final Cut) junto a la recuperación de Yoshiko Takehara para interpretar un papel similar al que hizo en la primera película) y acabará reconciliándose con su vocación profesional a fuerza de taquicardias del directo.

Ese mensaje de puesta en valor del sufrimiento y esfuerzo colectivo del cine artesanal, que One Cut of the Dead llevaba a su máxima literalidad en un final que era pura satisfacción narrativa, acaba vapuleado en manos de Hazanavicius, director de otras comedias alarmantemente carentes de talento para el humor como sus dos entregas de la saga OSS 117, la nunca lo suficiente olvidada The Artist (2011) o la inexplicable Mal genio (2017).

Da la sensación de que su único interés en el material original está en replicar los mismos chistes (hay que incorporar Cupez! (Final Cut) en la corriente de remakes fotocopia sin apenas aportaciones más allá de la traducción del idioma de la obra original y poner a actores de la industria local a interpretarla) e incluso vulgarizarlos todavía más, forzando la preparación de punch lines que en el filme original se construían de manera más orgánica apoyándose en la extrañeza de sus propias imágenes. En la versión de Hazanavicius la única herramienta humorística de la caja son los contraplanos de reacción pasmada y para de contar; incluso 

"Como todas las imitaciones, es mejor que la original. No tiene que cargar con su propio mito", se dice en uno de los brillantes, resbaladizos e hipnóticos diálogos que pueblan por toneladas La maman et la putain (1973), la gran obra maestra de Jean Eustache cuya restauración en 4K se ha presentado (con Jean-Pierre Léaud y Françoise Lebrun en la sala) como filme inaugural de la sección Cannes Classics de esta misma edición. Coupez! (Final Cut) no cumple el aforismo, está claro, porque no le interesan los mitos, la memoria ni apenas el trabajo bien hecho. 

Sin embargo, es la carta de presentación que Cannes 2022 ha querido hacer de sí mismo. Como película inaugural del festival, habría sido mucho más decente apostar por la inmortalidad de Eustache que la putrefacción de Hazanavicius.

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Coordinador web 'Cinemanía'

Crítico de cine que ve demasiadas series, licenciado en Periodismo y posgraduado en Semiótica en la Universidad Complutense de Madrid; cayó en una marmita de Nouvelle Vague cuando era pequeño y lleva mucho tiempo acostándose tarde en festivales de cine.

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