[IFFR 2021] 'Carro rei': los coches que susurraban a los humanos

La cineasta brasileña Renata Pinheiro presenta una fábula sobre el apocalipsis automovilístico en sintonía con 'Crash', 'Mad Max' y 'El coche fantástico'.
Carro rei
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Cinemanía
Carro rei

Uno, así se llama el protagonista de Carro rei, nació dentro de un coche. En el asiento trasero del taxi familiar. Desde entonces, su vida ha estado marcada por una relación muy especial con los automóviles, hasta el punto de que llegado determinado momento puede comunicarse con ellos, escuchar sus pensamientos y conocer sus anhelos más profundos de conexión con los seres humanos. 

Así es como establece un vínculo íntimo con el utilitario familiar que saldrá a la luz cuando el gobierno municipal de Caruaru –la localidad de Brasil donde se desarrolla la película– saque una ley para la retirada de circulación de los vehículos de 15 años o más viejos. Ante la perspectiva de la desaparición en el desguace (y de quedarse sin fuente de sustento familiar), Uno decide revelar su habilidad secreta y este original largometraje de Renata Pinheiro se adentra en territorios de ciencia-ficción preapocalíptica.

La relación entre los seres humanos y la tecnología es el motor que mueve la acción de Carro rei, abordada desde la sencillez y buena disposición de una serie B con recursos modestos y muchas ganas de volcarse en la historia. La cineasta brasileña no se ensimisma en ninguna parada de la historia y mueve con rapidez digna de un capítulo de Futurama la situación de creciente poder adquirido por las máquinas autoconscientes.

Para evitar la retirada de circulación del coche, Uno pide ayuda a su tío mecánico, experto en cambiar chasis y dotar de apariencia moderna a las tartanas más desvencijadas. Una de las modificaciones permite que el automóvil hable con una voz artificial tan grave y melosa como la de KITT en El coche fantástico. E, inmediatamente, se empiece a ganar la confianza de la gente a través del verbo.

Carro rei recuerda en sus mejores momentos a la honestidad de la estupenda Bellflower (Evan Glodell, 2011) al abordar el apocalipsis automovilístico de Mad Max como referencia. Al fin y al cabo, George Miller también empezó su saga más famosa con muy pocos medios y cuanto más cerca está el fin del mundo más fácil es recrearlo. Pinheiro y el diseño artístico del filme consiguen que sus limitaciones parezcan detalles orgánicos inherentes a la historia sin que en ningún momento eso rebaje su poder. 

Ideas tan sencillas como el interior orgánico de una carrocería o la naturaleza emergiendo de los chasis para recuperar su terreno arrebatado son lo bastante potentes como para limar algunas asperezas en las interpretaciones del reparto. Y sin olvidar la mejor escena de sexo automovilístico desde Crash (o desde El consejero). Eso es algo que no está al alcance de cualquier película. Carro rei lo culmina.

Coordinador web 'Cinemanía'

Crítico de cine que ve demasiadas series, licenciado en Periodismo y posgraduado en Semiótica en la Universidad Complutense de Madrid; cayó en una marmita de Nouvelle Vague cuando era pequeño y lleva mucho tiempo acostándose tarde en festivales de cine.

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