La movilización de las producciones audiovisuales a la región de Toledo ha incrementado en los últimos años. Si hace poco éramos conocedores de que gran parte de Extraña forma de vida, el cortometraje wéstern de Pedro Almodóvar, estaba rodado en los parajes del territorio de la provincia castellanomanchega, ahora nos enteramos de que Netflix también trasladaba allí uno de sus estrenos más esperados de este 2023.
El club de los lectores criminales, la adaptación cinematográfica de la novela superventas de Carlos García Miranda, centra la acción en ocho universitarios miembros de un club de lectura, que se verán envueltos en un asesinato después de una broma macabra. A partir de entonces, un psicópata vestido de payaso empezará a perseguir a los estudiantes para jugar con ellos, mientras intentan ocultar la verdad entre las aulas.
Centrada en las facultades y los bares cercanos a un campus universitario, el filme dirigido por Carlos Alonso Ojea trasladaba al equipo a la ciudad de Toledo para construir los decorados entre la facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad de Castilla-La Mancha, situada en el emblemático edificio de San Pedro Mártir, y el Hospital de Tavera, el lugar lleva albergando numerosas películas y series desde hace décadas.
El primer slasher de Netflix: de la UCM a la UCLM
La historia de San Pedro Mártir arranca en el siglo XIII como el primer convento de dominicos en la ciudad de las tres culturas, así como uno de los más extensos y enriquecidos, conocido también por ser el lugar donde se depositaron los restos mortales de Garcilaso de la Vega. En 1991, el emplazamiento volvió a sus días de gloria al transformarse en una de las facultades más bonitas (con perdón de la Fábrica de Armas de Toledo) de la UCLM.
Por su parte, el imponente Hospital de Tavera es un lugar célebre para todos los toledanos. De estilo renacentista, el lugar fue construido entre 1541 y 1603 por el cardenal Tavera, quien también está enterrado allí. Un lugar que terminaría transformándose con los siglos en el actual Museo Fundación Lerma, donde se encuentran numerosas colecciones artísticas y el Archivo Histórico de la Nobleza.
Esta traslación sorprendía al fandom de los libros, dado que los asesinatos transcurren en sus páginas en la Universidad Complutense de Madrid, que se transforma en un personaje más de la trama. De hecho, el filme obvia completamente cualquier alusión a este centro educativo, que en el pasado fue responsable de alojar algunas de las tramas más terroríficas del cine de género, como es el caso del clásico Tesis (Alejandro Amenábar, 1996).
Pese a todo, la sustitución no podía darse en un complejo escultural más idóneo que el de la ciudad de Toledo, en una apuesta de la Film Commission de Castilla- La Mancha por acercar los rodajes de las películas y las series actuales a un territorio repleto de una naturaleza deslumbrante y unos edificios históricos que aún son desconocidos por gran parte del público.
Con motivo del rodaje de El club de los lectores criminales, el Gobierno de Castilla-La Mancha ya destacaba el atractivo y los grandes recursos patrimoniales y naturales con los que cuenta la región para acoger grandes producciones audiovisuales, subrayando su apuesta por facilitar la actividad de la industria audiovisual en la comunidad autónoma y consolidar la región como un gran territorio de cine.
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