¿Es real 'El dial del destino'? La verdadera historia tras el último tesoro de Indiana Jones

Indiana Jones no sería Indiana Jones sin un Macguffin cerca. Hitchcock acuñó esta expresión para designar una excusa argumental que estimulara el movimiento de los personajes, algo que Steven Spielberg y George Lucas convirtieron en sucesivos tesoros legendarios que persiguiera su arqueólogo. En busca del arca perdida se centraba en el Arca de la Alianza. El templo maldito en las sagradas Piedras de Sankara, La última cruzada en el Santo Grial, y El reino de la calavera de cristal en… una calavera de cristal. Conectada con los aliens.

Los títulos de la saga de Indiana Jones han acostumbrado a identificar directamente su Macguffin, y es justo lo que hace Indiana Jones y el dial del destino. En la última aventura que protagonice Harrison Ford, el ítem sobre el que gira la trama es en efecto el “dial del destino”, que a priori no tiene por qué sonarnos de nada porque se trata de una forma improvisada (y más espectacular) de llamar a un objeto que existió realmente. Hablamos de la Anticitera, y esta es su historia real.

El primer ordenador

La quinta película de Indiana Jones narra cómo, en plena llegada del hombre a la luna allá por 1969, resulta haber estado un científico nazi entre quienes lo hicieron posible: el doctor Voller, interpretado por Mads Mikkelsen. Voller quiere aprovechar sus buenas relaciones con el gobierno estadounidense para que apadrine su búsqueda de la Anticitera, con unos motivos verdaderos que desde luego desconocen sus creadores. Voller, sin superar la derrota de Hitler en la Segunda Guerra Mundial, quiere cambiar el curso de la historia. Usar la Anticitera para viajar en el tiempo, y retocar unas cuantas cosas en los años 30.

Ahora bien, ¿de dónde sale la idea de que la tal Anticitera puede servir para viajar al pasado? Tal y como revela Voller, no es que la Anticitera sea propiamente una máquina del tiempo: lo que ocurre es que puede detectar “fisuras temporales”, puntos geográficos desde donde sería posible acceder a una cierta época pretérita. Por supuesto es todo ficticio, la Anticitera nunca estuvo diseñada para hacer tal cosa, pero no deja de ser una vuelta de tuerca muy ingeniosa a todo lo que se sabe de ella. Así que aclaremos qué demonios es este cacharro.

La Anticitera es una de las primeras computadoras analógicas. Se llama así porque fue hallada en un barco naufragado cerca de la isla de Anticitera. En Grecia, en las profundidades del mar Egeo. Habría sido diseñada por científicos griegos entre 150 a.C. y 100 a.C., y su función era predecir posiciones astronómicas con un margen de 19 años. Podía usarse para prever eclipses, diseñar calendarios e impulsar el conocimiento astrológico, habiendo desempeñado un rol clave en la definición de fechas para los Juegos Panhelénicos (esto es, aquellas grandes competiciones griegas donde destacaban los Juegos Olímpicos).

Fue recuperada en 1901, junto a varios tesoros griegos que décadas después también inspeccionaría Jacques Cousteau. La Anticitera apareció originalmente en una caja de madera, con el aspecto de un mecanismo de relojería con 30 engranajes de bronce, y separado en 82 fragmentos. Hoy podemos encontrar algunos restos en el Museo Arqueológico Nacional de Atenas, e investigaciones posteriores han aclarado que las “profecías” que pudiera elucubrar no eran muy precisas.

Lo de ser una computadora analógica con capacidad de predecir el futuro es muy jugoso, así que no cuesta imaginarse a James Mangold haciendo volar la imaginación según lo que descubrían de ella. Pero su construcción del mito para El dial del destino tiene otro ingrediente básico, y es que el film asegura que la Anticitera fue diseñada por el famoso Arquímedes. ¿Qué hay de cierto en esto?

Cinemanía

El dial de Arquímedes

La relación de Arquímedes con la Anticitera es bastante plausible, en realidad. Marco Tulio Cicerón, en su obra De re publica, habló de dos máquinas construidas por Arquímedes que predecían movimientos planetarios, y bien podía referirse a la Anticitera. Incluso asumiendo que esto pueda estar tirado de los pelos, las fechas y la localización encajan: el barco romano que contenía los fragmentos naufragó no muy lejos de Siracusa, que fue precisamente donde murió Arquímedes en el marco de una famosa contienda bélica.

Siracusa, al este de Sicilia, era una polis griega que se resistía al dominio de la República romana. Gobernada por Epícides, su rebelión enfureció a Roma hasta el punto de mandar un ejército contra la ciudad, comandado por el general Marco Claudio Marcelo (rival de Aníbal). Marcelo lideró un duro asedio, encontrándose muy pronto con que la mayor resistencia era ofrecida por grandes máquinas bélicas construidas por el científico de confianza de Epícides, el célebre Arquímedes.

Arquímedes ha pasado a la historia sobre todo como matemático y físico (ahí está el principio de Arquímedes, en torno al hundimiento de objetos en líquido), pero también fue un prodigioso inventor al que se le atribuyeron ingenios mecánicos que, por ejemplo, podían azuzar el fuego sobre el enemigo. Su prestigio era tal que, cuando Marcelo lideró la batalla en Siracusa, exigió a sus soldados que no le mataran: la República le prefería vivo. Sin embargo, en el fragor de la contienda un soldado romano terminó asesinando a Arquímedes.

La historia ofrece pues los mimbres perfectos para el Macguffin de El dial del destino: Arquímedes habría inventado la Anticitera, Arquímedes murió durante el asedio de Siracusa, y la Anticitera fue mandada a Roma en un barco lleno de tesoros griegos que terminaría naufragando. La Anticitera, desde el fondo del mar, esperaría durante siglos a ser redescubierta, y poco después a ser un objeto codiciado por los nazis e Indy. No se puede negar que este tesoro tiene su miga. 

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