Dura menos de 2 horas y nadie la recuerda, pero esta película explotación de 'Seven' triunfa hoy en Netflix

Morgan Freeman se especializó en la investigación de asesinatos realmente truculentos después de la famosa película de David Fincher. Uno de sus casos posteriores arrasa en el top de lo más visto de la plataforma.
Morgan Freeman en 'El coleccionista de amantes'
Morgan Freeman en 'El coleccionista de amantes'
Cinemanía
Morgan Freeman en 'El coleccionista de amantes'

La década de los 90 fue una edad de oro para el género policiaco en su vertiente más truculenta. El silencio de los corderos (1991) y Seven (1995) fueron los dos casos de éxito que impulsaron la producción incesante de thrillers muchas veces clónicos entre sí, que luchaban por superarse en la perversión de sus asesinos y el fetichismo mórbido de sus matanzas.

Aunque esta racha de detectives taciturnos y psicópatas creativos quedó muy circunscrita a su momento, con películas como Copycat (1995), El coleccionista de huesos (1999) o Resurrección (1999) aprovechando la fama de sus referentes para hacer taquilla, los inescrutables caminos del streaming y los caprichos algorítmicos han llevado a que uno de los títulos más representativos de esta tendencia de explotación no pare de escalar puestos entre lo más visto de Netflix.

Se trata de El coleccionista de amantes (1997), película en la que Morgan Freeman, recién salido de Seven, se vuelve a meter en la piel de un detective veterano enfrentado a un maquiavélico asesino psicópata. El actor encarna a Alex Cross, agente del FBI protagonista de una caudalosa saga de novelas del escritor estadounidense James Patterson. 

'El coleccionista de amantes' en Netflix

Este filme adapta su segunda aparición literaria, publicada en 1995, mientras que la primera sería llevada a la gran pantalla unos años después en La hora de la araña (Lee Tamahori, 2001), de nuevo con Freeman en el papel de Cross pero en una película aún peor que El coleccionista de amantes.

Porque no es que el filme dirigido por por Gary Fleder (quien venía de un debut muy apañado en el neonoir: la mucho mejor Cosas que hacer en Denver cuando estás muerto, 1995) sea muy destacable que digamos. El desarrollo hace bastantes más aguas de lo que el magnetismo de Morgan Freeman puede achicar, haciendo que se articule como un thriller sin tensión ni rugosidad por mucho morbo sanguinario que pretenda despertar.

Pesa mucho la comparación con Seven por el papel de Freeman y, sobre todo, con El silencio de los corderos por el planteamiento argumental: el agente protagonista investiga los secuestros de varias chicas jóvenes (entre ellas, su sobrina) en un pueblo de Carolina del Norte, y cuenta con la ayuda de una víctima que logró escapar y sobrevivir, a quien interpreta Ashley Judd.

A pesar de que los mimbres de El coleccionista de amantes resultan planamente telefilmescos (o quizás justo por eso), ha hecho extraordinaria fortuna desde su incorporación al catálogo de Netflix la pasada semana. No ha parado de escalar puestos en el top de lo más visto de la plataforma de streaming, situándose desde hace unos días como la tercera película más vista en España. 

Nuevo repunte de fama para una película que estaba justificadamente bastante olvidada, si bien durante su paso por los cines españoles fue vista por unos 777.000 espectadores y que recaudó unos 60,5 millones de dólares en todo el mundo (frente aun presupuesto de 27 millones). Quizás sea la famosa sed de producciones medianas sin grandes despliegues que aqueja al Hollywood actual, pero a las que el público sigue respondiendo más de un cuarto de siglo después.

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Coordinador web 'Cinemanía'

Crítico de cine que ve demasiadas series, licenciado en Periodismo y posgraduado en Semiótica en la Universidad Complutense de Madrid; cayó en una marmita de Nouvelle Vague cuando era pequeño y lleva mucho tiempo acostándose tarde en festivales de cine.

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