'El caso Wanninkhof-Carabantes', dos asesinatos y el linchamiento de una mujer inocente

Hablamos con Tània Balló, directora del documental que recupera uno de los casos criminales más paradigmáticos de la España negra
El caso Wanninkhof-Carabantes
El caso Wanninkhof-Carabantes
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El caso Wanninkhof-Carabantes

El arranque de El caso Wanninkhof-Carabantes es demoledor. Alicia Hornos, la madre de Rocío Wanninkhof, camina de espaldas hacia una veintena de cámaras de televisión. Va de negro, vestido, medias, zapatos y bolso. Y hace un gesto casi imperceptible según avanza hacia ellos. Abre las manos y expande los brazos como queriendo decir: “¿Qué más queréis de mí?”.

Sin embargo, la desesperación que se intuye en ese leve movimiento contrasta con el siguiente plano, primer plano de su rostro medio ladeado con un collar de micrófonos alrededor del cuello. Y con sus declaraciones, seguras, directas, casi desafiantes: “¿Ya estáis todos? Porque no lo voy a repetir, ¿eh? Durante un año y once meses lleva una familia sufriendo la pérdida de esta persona. Y ustedes, el sábado, lo califican como culebrón. El domingo lo califican como una película de Almodóvar. Esto no es ningún culebrón. Es el juicio de una niña de 19 años”.

Es el brutal comienzo de El caso Wanninkhof-Carabantes, documental en el que la cineasta Tània Balló (Las Sinsombrero) se sirve del gancho del True Crime para recuperar el caso criminal más paradigmático de la España de finales de los 90, uno de los mayores errores judiciales que se han cometido en la historia de nuestro país y un tristísimo ejemplo de linchamiento mediático y popular a una persona inocente.

Desaparición de Rocío Wanninkhof

El 9 de octubre de 1999 Rocío Wanninkhof desapareció en Mijas (Málaga). Dos semanas después el cadáver fue encontrado a 20 kilómetros. El cuerpo, en muy mal estado, daba muestras de haber sido apuñalado repetidamente pero fue imposible determinar si la víctima había sido violada. Descartado el móvil sexual, la investigación policial, instigada por los medios de comunicación, puso en el punto de mira a Dolores Vázquez, expareja de Alicia Hornos, que fue detenida en septiembre de 2000.

Comenzó entonces el segundo crimen de este caso, el juicio público a una persona inocente a la que los medios se referían siempre como malvada, fría, calculadora, fuerte, dominanta… Eufemismos en 1999 para referirse a una lesbiana. La acusación popular consideró a Dolores Vázquez culpable desde el instante mismo de su detención. A pesar de carecer de pruebas que la inculpasen y de tener una coartada sólida, el jurado (popular, para más inri) la declaró culpable. Al pronunciarse el veredicto se escucharon aplausos en la Audiencia Provincial de Málaga.

La única acusada del crimen de la joven de Mijas (Málaga) Rocío Wanninkhof, acude a firmar en el libro de personaciones a los juzgados de Fuengirola (Málaga), donde está obligada a comparecer periódicamente por esta causa, y aseguró estar más tranquila. Horizontal
Dolores Vázquez
JESUS DOMINGUEZ

“Desapareció una niña angelical y se contrapuso esta víctima a su verdugo. No es un gesto tan bruto como decir que la lesbiana es la asesina pero sí que hubo un intento de masculinizar a Dolores Vázquez para que encajase en el papel de la asesina que comete un crimen pasional”, explica Tània Balló que admite que en su recuerdo Dolores Vázquez era alta, corpulenta, con mal gesto. “Y ahora al recuperar el caso me he dado cuenta de que ella no es así para nada. Nos impusieron esta imagen porque la maldad no forma parte del imaginario femenino. En este tipo de casos es un hombre el asesino. Pero aquí la expareja de Alicia Hornos era una mujer. ¿Qué hicieron? Masculinizarla". Hasta que, claro, apareció el cuerpo sin vida de una segunda víctima, Sonia Carabantes. Y un sospechoso, Tony King, que sí era alto, corpulento y depredador.

Por insistencia de su directora el documental recoge en su título los nombres de las dos víctimas de King. "Es un caso claro de violencia de género, de asesinato sexual en un momento en el que no se hablaba de la mujer como objeto de la violencia”, explica Balló que, con gran sensibilidad, consigue no revictimizar a las mujeres que hablan en la película. No es el único aspecto en el que se aprecia lo respetuosa que es la aproximación de la directora a un tema tan delicado. Escapa así de ciertos vicios del true crime, género en el que cada vez los contornos de lo ético están más difuminados.

Tony King conversa con su abogado en una imagen de archivo (Antonio Pastor / EFE).
Tony King conversa con su abogado en una imagen de archivo (Antonio Pastor / EFE).
Antonio Pastor / EFE

Formalmente, El caso Wanninkhof-Carabantes huye de lo escabroso y opta por una narrativa cinematográfica. Temáticamente, también. "Lo que me interesaba de este caso no es el detalle del suceso criminal sino la plasmación en la sociedad, cómo el sistema confronta el suceso”, explica Balló que enseguida insiste en que su intención no era juzgar sino exponer. “Yo me he planteado durante la película si fueron los medios o la presión social los que dieron lugar a una investigación policial y judicial fallida o si fue al revés, si fue una investigación en un callejón sin salida la que dio lugar a ese delirio mediático. ¿De quién es la culpa? Todo confluye en este tipo de delirios colectivos con víctimas colaterales".

¿Quién pide perdón a Dolores Vázquez?

Esa víctima colateral es, sin lugar a dudas, Dolores Vázquez, a quien nadie  ha pedido perdón todavía. Su ausencia en el documental no sorprende a Tània Balló, que respeta profundamente su silencio, “la forma más clamorosa de pedir respeto de la que sin duda es la gran falsa culpable de la historia negra de España”. Pero sí se aprecia en el documental la intención de que su testimonio forme parte de la narrativa. ¿Es también una forma de pedir ese perdón que aún se le escamotea? Balló no tiene dudas. “Te hablo como ciudadana. Me gustaría que se le pidiera perdón institucionalmente. Eso significaría que como sociedad sabemos que somos capaces de generar este tipo de delirios”.

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Redactora jefa 'Cinemania'

Puedes leerme en CINEMANÍA. Puedes verme en Historia de nuestro cine, el programa de cine español de La 2 en el que colaboro. Y puedes oírme en el podcast 'Mi vida en películas'. Estudié Periodismo y Humanidades en la universidad San Pablo-CEU y tengo un Máster en Literatura inglesa y norteamericana en la Universidad Complutense. He dirigido el documental 'El hombre que diseñó España' y estoy escribiendo un libro sobre la cineasta Cecilia Bartolomé.

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