Los grandes hitos de la animación se estudian y crean en la escuela

Hablamos sobre los grandes hitos de la historia de la animación con Manuel Sirgo, ganador de dos Goyas y profesor de ESNE - Escuela Universitaria de Diseño, Innovación y Tecnología.
ESNE - Escuela Universitaria de Diseño, Innovación y Tecnología
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ESNE
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El 21 de diciembre de 1937 llegaba a los cines Blancanieves y los siete enanitos, el primer largometraje de animación de la historia. La adaptación del cuento homónimo de los hermanos Grimm se erigió desde entonces como uno de los grandes hitos de este arte. Así lo confirma Manuel Sirgo, ganador de dos Premios Goya al mejor cortometraje de animación por Pollo (2002) y Cazatalentos (2019).

El director y productor es también profesor en ESNE, la Escuela Universitaria de Diseño, Innovación y Tecnología que, situada en Madrid, forma cada año a profesionales de este ámbito.

“Fue una apuesta americana”, explica sobre la cinta, “Disney pidió un crédito que, cuando no había llegado ni a un tercio de la película, ya se había fundido. Decidió sentar a los ejecutivos en una sala de cine, les enseñó lo que llevaban y al terminar, le dijeron ‘pídanos lo que necesite que se lo vamos a dar para que lo termine’”. 

Algo que en España, para el docente, “es impensable”. Más adelante, otro ‘antes y después’ lo marcó Toy Story (1995), “la primera película hecha totalmente con programas informáticos y personajes modelados en 3D”. 

Pero no todos los méritos se los ha quedado la Factoría del Ratón. En 2002, Hayao Miyazaki ganó con El viaje de Chihiro el actual único Oscar a mejor película de animación para un filme de anime. Ocurrió en el segundo año de existencia de esta categoría, superando a éxitos como Ice Age, Lilo & Stich, El planeta del tesoro y Spirit, el corcel indomable. Además, fue condecorada ex aequo junto a Domingo sangriento con el Oso de Oro en el Festival de Cine de Berlín.

El viaje de Chihiro
El viaje de Chihiro
Cinemanía

En el plano artístico, el profesor destaca igualmente ¿Quién engañó a Roger Rabbit? (1988), de Robert Zemeckis, como “la primera gran película que mezcló imagen real y animación”. “Se había hecho antes”, apunta, “el propio Disney con su serie de cortometrajes inspirados en Alicia en el País de las Maravillas, entre 1923 y 1927”. En ellos combinaba a un actriz infantil real interactuando con personajes de animación como Julius the Cat. “Hasta Segundo de Chomón, hará dos siglos, probó esta mezcla”, añade sobre el pionero cineasta.

Eso sí, en esta evolución han sido fundamentales los avances en la técnica que incluyen, para Sirgo, “el descubrimiento de la pintura acrílica para acetatos, la fotocopiadora que consiguió pasar los dibujos de lápiz a acetato en tinta sin tener que hacerlo manualmente, el coloreado por ordenador en los 80 y las mesas de dibujo digitales”. 

Sirgo expone que “la animación está totalmente globalizada y todos estamos conectados. El mercado está en constante movimiento”. Circunstancia que permite que, por ejemplo en su caso, “lleve muchos años trabajando en Disney y nunca he tenido que viajar a sus estudios”.

“El sistema americano está preparado y está hecho para absorber el talento de todo el planeta y convertirlo en algo productivo”, considera sobre la hegemonía de su imperio. Por contra, “España no está preparado para incentivarlo, provocando que nuestros profesionales se vayan a trabajar a una industria como la suya porque promueve y saca adelante los proyectos de la gente que tiene talento”. 

Francia, Inglaterra, Canadá e Irlanda son señalados por el director como ejemplos de otros países que “están funcionando bien” en este sentido. De hecho, en la última edición de los Premios Goya, La gallina Turuleca se alzó con el cabezón tras ser la única nominada de su categoría. Algo que no desmerece ni mucho menos al filme pero, como Sirgo apunta, es “una cosa muy vergonzosa y lamentable. Nos deja muy mal como industria y el Estado debería tomar nota".

“El mayor cambio que ha habido es que podamos estudiar animación”

A pesar de que el tejido industrial para dedicarse a la animación no sea el óptimo en nuestro país, el docente explica que existe una alta demanda de profesionales en todo el mundo. En ESNE, ofrecen el Título Británico en Animación de cuatro años, del que “entran directamente a trabajar”. 

ESNE
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De hecho, asegura que los estudiantes, “si tienen talento, normalmente ya en tercero entran en el mercado laboral”. “A nivel internacional somos una gran potencia de formación de profesionales”, celebra. 

Aun así, el estudio de animación es todavía una disciplina joven. “El mayor cambio que ha habido es que podamos estudiar animación”, declara “se empezaron a abrir academias a finales de los 80”. 

“Todavía no está asimilada por el Estado”, lamenta, “pero cada día se están abriendo más centros y titulaciones, porque ven que realmente es algo que da mucho dinero y crea muchos puestos de trabajo”.

Pese a que el sector cultural se ha visto azotado por la pandemia, “a la animación no le ha hecho daño. Ya trabajábamos online”. “Incluso nos llegó a salir más trabajo”, señala, “cosas que se iban a hacer en imagen real pero eran susceptibles de hacerse en animación, se optó por esta segunda vía”.

La animación no sólo es infantil y… ¿podría ganar el Oscar a mejor película?

“Quien impuso que la animación era un entretenimiento para niños, porque podía ser mucho más comercial dirigido al público infantil y familiar fue Disney”, sostiene sobre la vertiente que así lo considera. 

“Paralelamente y durante toda la historia, se han seguido haciendo cintas que no eran para niños”, defiende, “lo que pasa es que Disney sentó esas bases y ha costado separarse de ellas”. Sirgo opina que actualmente se “está haciendo mucho más cine de autor”, y cita ejemplos como Arrugas (2011), Un día más con vida (2018) y Chico y Rita (2010). Una línea en la que se sitúan cintas de Studio Ghibli como La tumba de las luciérnagas (1988).

Igual que en los últimos Premios Oscar vimos a Parásitos alzarse con las estatuillas a mejor película y mejor película internacional, cabría plantearse si habría el mismo hueco para una cinta de animación. “Va a ser muy complicado y no a corto plazo”, expone, “si no lo ha conseguido Disney en toda su carrera es muy difícil que lo vaya a lograr nadie”. 

“La industria de Hollywood se armó por el cine de ficción”, subraya, “pensando en premiar a directores y actores de ficción. Hay mucha gente, sobre todo en su Academia y la española, que en su mentalidad no concibe la animación como cine, sino como un subgénero de entretenimiento muchas veces dirigido al público infantil”. Eso sí, la persona que más Oscar tiene es Walt Disney, con 26.

Klaus, la película de Netflix
Klaus
NETFLIX - Archivo

En lo respectivo a lo técnico, intuye que “la gran revolución será mejorar todos los programas que tenemos”. Tras el reciente éxito de Klaus, con la que Sergio Pablos fue premiado en los BAFTA, Annie y se quedó a las puertas del Oscar, tenemos mucha animación por la que presumir en nuestro país en el que, sin embargo, se sigue formando a unos profesionales que, de momento, la industria americana no parece tener problema en “venir a fichar”. 

Mientras tanto, que las ofertas de trabajo, ya sean dentro o fuera de España, nos encuentren prevenidos y formados.

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