A finales de los 80 John Woo firmó uno de los grandes clásicos del heroic bloodshed en Hong Kong. The Killer, con Chow Yun-Fat, venía a ser entonces el epítome de su pirotécnico estilo cinematográfico. Con su lealtad masculina, sus duelos de pistola a distancia ridícula, sus palomas... una iconografía tan irresistible que Woo, propiamente, no se ha resistido a volver a ella más de 30 años después. Porque el afamado director, tras el regreso hollywoodiense que supuso la magnífica Noche de paz, se ha comprometido a dirigir para Peacock el remake del film que él mismo dirigió. Una nueva The Killer, hablada en inglés.
Además de algún cambio llamativo, como el que Yun-Fat haya pasado a tener el rostro de Nathalie Emmanuel (Juego de tronos). A falta de ver si la nueva The Killer mantiene el espíritu de la original, la jugada de Woo es interesante por cómo nos retrotrae a otros cineastas que quisieron remakear sus propias películas años después, de forma más o menos fiel. Es una tradición que se remonta a un siglo, y donde han participado los cineastas más ilustres que puedas imaginar. Ahí va una pequeña lista.
Cecil B. DeMille en 'Los diez mandamientos' (1923-1956)
En los años 20, aún lejos de la llegada del cine sonoro, Cecil B. DeMille decidió recrear la épica historia de Moisés y la liberación de los esclavos de Egipto. Una monumental superproducción, de gran éxito en taquilla, de la que acaso DeMille pensara que se podía hacer algo aún más grande. Por eso, 30 años después y aprovechando que Hollywood vivía un idilio con el péplum, DeMille volvió a la Biblia para entregar una epopeya a todo color con el protagonismo de Charlton Heston y Yul Brynner.
Yasujiro Ozu en 'Historia de una hierba errante' y 'La hierba errante' (1934-1956)
El más japonés de los directores japoneses es uno de esos autores cuya prolífica filmografía está llena de rimas e historias similares. Llegados los 50, por ejemplo, las tramas manejadas empezaron a girar en torno a enlaces matrimoniales, y también quiso volver con Buenos días a uno de sus clásicos tempranos, He nacido, pero... Lo ocurrido con La hierba errante dio pie sin embargo a un remake puro y duro, contando la historia de la llegada de un grupo de actores ambulantes a un pueblo.
Alfred Hitchcock en 'El hombre que sabía demasiado' (1934-1956)
Hitchcock fue a su modo tan prolífico como Ozu, y es que antes de dar el salto a Hollywood ya acumulaba en su haber varias producciones británicas, algunas de ellas mudas. El hombre que sabía demasiado, con Peter Lorre, es una de las más conocidas, lo que no le impidió retomar más tarde su argumento cuando ya era una estrella absoluta. La nueva El hombre que sabía demasiado no reparó por ello en gastos, uniendo a James Stewart con Doris Day y reforzando su iconicidad con una canción inolvidable, ganadora del Oscar: Que sera, sera.
John Ford en 'El juez Priest' y 'El sol siempre brilla en Kentucky' (1934-1953)
Seguimos con los cineastas de trayectoria larguísima y prácticamente imposible de ver en su integridad. El felicísimo personaje del juez Priest fue interpretado originalmente por Will Rogers para adaptar la obra de Irvin S. Cobb. 20 años después fue Charles Winninger quien tomó sus rasgos, en una película bastante más conocida que de hecho, en opinión de los fordófilos, pasaría por ser una de sus grandes obras maestras. En el caso de Ford no es decir mucho, pero sin duda El sol siempre brilla en Kentucky supera holgadamente la impronta de El juez Priest.
William Wyler en 'Esos tres' y 'La calumnia' (1936-1961)
Algo similar podemos decir de la segunda versión de Esos tres. Aunque Bonita Granville fue nominada en el año 36 a Mejor actriz de reparto, la cinefilia suele olvidar que La calumnia no fue la primera adaptación acometida por Wyler de la obra teatral de Lillian Hellman. Tal es el estatus de clásico de este film protagonizado por Audrey Hepburn y Shirley MacLaine, muy polémico en la época por la velada descricpión de la homosexualidad de una de las mujeres.
Howard Hawks en 'Bola de fuego' y 'Nace una canción' (1941-1948)
Si hubo un experto en Hollywood a la hora de plantear las mismas historias una y otra vez con variaciones, sin duda ese fue Howard Hawks. Esa fue la jugada con Río Bravo-El Dorado y La fiera de mi niña-Su juguete favorito, siendo algo más explícito con la dupla Bola de fuego-Nace una canción. En este caso sucedía que solo cambiaba la profesión de los personajes masculinos que lideraban Gary Cooper y Danny Kaye: de enciclopedistas a secas, a enciclopedistas especializados en música. Barbara Stanwyck y Virginia Mayo interpretaron respectivamente a la mujer fatal que entorpecía su actividad científica.
Michael Mann en 'Corrupción en Los Ángeles' y 'Heat' (1989-1995)
A veces ocurre también que el remake obedece a la pretensión del director de "mejorar" la historia, o al menos darle la ejecución que él había querido inicialmente pero no pudo por falta de medios. Corrupción en Los Ángeles cuenta así lo mismo que Heat pero destinado a la pequeña pantalla, con actores de segunda fila (todos nuestros respetos para Michael Rooker aún así) y mucho menos espacio para madurar la historia. Menos mal que Michael Mann pudo resarcirse seis años después con Heat, absolutamente milagrosa, qué os vamos a contar.
Michael Haneke en 'Funny Games' (1997-2007)
Haneke, por su parte, se limitó a expandir la troleada. En el 97 filmó con actores europeos, y justo diez años después tuvo la ocurrencia de hacer exactamente la misma película pero con el amparo hollywoodiense y rostros mucho más famosos, estilo Naomi Watts y Tim Roth. Siendo el guion igual de árido y cruel, el díptico Funny Games se desveló así como un experimento de cara al público, queriendo comprobar el grado de empatía que podía suscitar el film según quienes fueran sus rostros principales. La experiencia fue análogamente desagradable.
Takashi Shimizu en 'La maldición' y 'El grito' (2000-2002-2004)
Quizá el caso más rocambolesco de la lista. Takashi Shimizu escribió y dirigió Ju-on en el año 2000, con poquísimo presupuesto pero una idea potente. La primera Ju-on se editó directamente para el mercado doméstico. Dos años después estrenó en cines La maldición, y el éxito fue tal como para desplazarse a continuación a EEUU y, con dinero estadounidense, volver a rodar la misma película cambiándole el título por El grito. Luego, pues así son los caminos de la explotación, también llegarían multitud de secuelas.
Ken Scott en 'Starbuck' y '¡Menudo fenómeno' (2011-2013)
De Starbuck a ¡Menudo fenómeno! imperan lógicas similares a la de Haneke, solo que en este caso aplicadas a una comedia gamberra donde un hombre que ha donado muchísimo semen durante su juventud se encuentra, años después, con que ha llegado a tener 533 hijos. El director y guionista Ken Scott tuvo mucho éxito en su Canadá natal con la ocurrencia, así que poco después se marchó a EEUU y dirigió la misma película con el protagonismo de Vince Vaughn y Cobie Smulders.
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