Entrevista

Hugh Jackman y Ryan Reynolds, a prueba: los ponemos a jugar al '¿Quién es quién?' de Marvel

Hollywood ya no promociona como antes. Esta es la crónica de todo lo que hay detrás de un viaje a Londres para jugar al ‘¿Quién es quién?’ con los protagonistas de 'Deadpool y Lobezno'.
Hugh Jackman y Ryan Reynolds se enfrentan al quién es quién
Hugh Jackman y Ryan Reynolds se enfrentan al quién es quién
Hugh Jackman y Ryan Reynolds se enfrentan al quién es quién
Hugh Jackman y Ryan Reynolds se enfrentan al 'Quién es quién'

Will Smith acude a divertirse a El Hormiguero. Brad Pitt concede unas declaraciones en las que abre su alma. Scarlett Johansson come alitas picantes mientras habla de su nueva serie. Promoción, promoción y promoción. La relación de estudios y plataformas con la prensa es en realidad un complejísimo entramado de ofertas, demandas y millones de dólares invertidos para que la noticia del estreno de una película explote. 

Hace unos meses, Disney ofreció a CINEMANÍA la posibilidad de conocer al equipo de Deadpool y Lobezno en Londres. Es lo que se conoce como junket: días en los que los protagonistas de una película o serie se dedican a hacer entrevistas. Para Europa, lo más habitual es que la capital de Reino Unido se convierta en un centro de operaciones. 

Eso, si no se arregla todo por videollamada, una manera bastante fría para trabajar, pero que se ha convertido en norma tras el COVID. En esta ocasión, Disney apostaba por lo presencial pero buscaba algo alejado de un cuestionario. Ryan Reynolds y Deadpool llevan el marketing rompedor por bandera y esta no iba a ser una excepción.

Después de un par de propuestas rechazadas (entre ellas, ir juntos a un karaoke, porque soñar es gratis) todas las partes acordamos que sería divertido jugar con Ryan Reynolds y Hugh Jackman (y también con Emma Corrin, la villana, y Shawn Levy, su director) al ‘¿Quién es quién?’ de Marvel

Ya que Deadpool y Logan juegan con el multiverso en esta nueva película, ¿por qué no hacerlo de verdad? Solo hubo que sortear 65 correos más para que los numerosos miembros del elenco que rodea a una estrella entendiesen qué narices era ese juego. Al final, dieron luz verde. Tras únicamente poder ver los primeros 35 minutos de metraje -detalle que solo hace esperar sorpresas gigantescas-, me subí a un avión.

Cita con Deadpool y Lobezno

Londres es una ciudad gris a la que, si acudes más de diez veces, empiezas a coger cariño. Si la vida te regala razones, ya sean personales o profesionales, por las que poder profundizar en la capital del Reino Unido, sus calles turísticas y su tráfico dejan de protagonizar cada visita y se comienzan a intercambiar por museos únicos, bares sorprendentes o acogedoras zonas verdes. 

Restaurantes de extrarradio repletos de historia, edificios brutalistas que albergan salas de cine con programaciones insospechadas y barrios atestados de música. No voy a dar nombres propios, para que no me los fastidien, pero busquen y encontrarán. Es, en definitiva, un lugar al que la prensa acostumbrada a este tipo de viajes no le ha quedado otra que conocer y amar, y qué suerte, la verdad.

Las condiciones de un viaje de este tipo suelen ser buenas y, aunque algunas empresas sean más generosas que otras en sus dietas y desplazamientos, la sensación es la de estar viviendo una vida que no te pertenece durante 48 horas, alojándote en hoteles que un periodista jamás podría permitirse. Después de una tarde amable, en la que cenas con amigos se dan la mano con más mensajes pidiendo aclaraciones sobre juegos de mesa, me meto en la cama. 

Al día siguiente, luego de pasar por un generoso desayuno de hotel, me desplazo hasta otro hotel, el Corinthia, donde la prensa está citada. Allí, la sala de espera es una coctelería amarilla y roja, en la que suena una romántica lista de reproducción y un barman sirve bebidas sin alcohol. Deadpool y Lobezno se suma así a la moda de personalizar aquello que toca, algo que ya inició Barbie, igual que su cubo de palomitas, con forma de un enmascarado Logan con la boca abierta, continúa la accidentalmente erótica tendencia que inventó Dune.

Emma Corrin y Shawn Levy también juegan

Pestañeo y me hallo frente a Emma Corrin y Shawn Levy. Ambos, amables y profesionales, reman conmigo para sacarle todo el jugo al encuentro. Aparecen momentos divertidos e incluso emotivos, como cuando Levy me confiesa lo mucho que supuso Spider-Man en su infancia. A la vez, como suele ocurrir, hay un señor al fondo de la sala que me ordena terminar la entrevista bastante antes de los 15 minutos que había pactado. Pido que con la siguiente, me respeten el tiempo. Parece que no van a ser 15, sino 12 minutos. Habrá que apechugar.

Emma Corrin y Shawn Levy se enfrentan al 'Quién es quién' - Cinemanía

Al poco, ahora sí, le estoy dando la mano a Hugh Jackman y a Ryan Reynolds. El primero es inmenso, mira con genuina amabilidad y sonríe como si yo fuese un hermano al que hace años que no ve. El segundo es guapísimo, más sarcástico en sus formas, pero igualmente acogedor. Tras unas preguntas que funcionan, nos centramos en el tablero. Siento que mi mente abandona mi cuerpo para preguntarse “¿qué hago yo aquí haciendo esto?”. 

Ellos son un par de titanes que me hacen sentir comodísimo. El tiempo se acaba igual que se termina un viaje en una montaña rusa, habiendo experimentado pavor y felicidad con la misma intensidad. Les pido que me firmen el tablero del juego y Jackman me dibuja unas garras de Lobezno. Poco después estoy en un vuelo de vuelta pensando que tengo el trabajo más raro del mundo.

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