[Cannes 2021] Jodie Foster: “Almodóvar fue el primer cine feminista que vi”

Jodie Foster tenía 14 años la primera vez que acudió al Festival de Cannes. Era 1976. Taxi Driver. La película que para ella comenzó de verdad su carrera, la introdujo “en la burbuja de la fama”. Al volver 45 años después al Palais, a recoger esta ves una Palma de Honor a toda su carrera, de manos de Spike Lee, Bong Joon Ho y Pedro Almódovar, se sintió nostálgica. “Por mi amor al cine”, explicó. Pero también por Napoleon, su pequeño perrito que murió en sus brazos minutos antes de salir para el aeropuerto con destino a Cannes. “Fue triste y cómico al mismo tiempo, como es el cine”.

En un perfectísimo francés, al día siguiente de recoger su premio, la actriz (Los Ángeles, 58 años) ha repasado su carrera delante de una audiencia con gente de la industria, prensa, estudiantes de cine. Empezando por Taxi Driver, “una película que transformó el cine, de la edad dorada de los años 70”, en aquel papel de prostituta que puso en duda hasta el gobierno de California. “Me examinaron para ver si estaba preparada psicológicamente para interpretrarla”, ha recordado.

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Ha pasado por Acosados (1988), su primer Oscar. “Era un momento en el que la gente veía normal culpar a la mujer por llevar falda corta”, ha dicho. “Tuvimos muchas dificultadas para hacerla, pero para nosotros era importante sacar la conversación y creo que sigue siendo importante”.

Lo que le ha dado pie a recordar todo lo que queda por hacer en la desigualdad en el cine. “Cuando empecé no había mujeres detrás de las cámaras, la maquilladora, la script… Ahora hay mucho más, quizá en Europa más aún. Pero no ha cambiado tanto nos faltan muchas mujees más”, ha dicho.

Ella misma tardó mucho tiempo en pensar que podía ser directora. Sin referentes. Su madre, que fue quien la guió y llevó de la mano en su carrera como actriz desde los tres años fue la primera en desanimarla a saltar detrás de la cámara. Primero, le dijo que para dirigir tenía que escribir. Jodie tomó nota mental. Y en cuanto pudo, abandonó temporalmente la interpretación y se matriculó en Yale para estudiar literatura africoamericana. “Ese fue el primer riesgo que tomé en mi carrera”, ha admitido. Y, además, reprochada por su madre a la que le pareció un error. ¿Segundo riesgo? Ser directora. “La misma persona, es decir, mi madre, me dijo que era muy mala idea porque las actrices ganaban más dinero”, ha confesado. Su madre quería verla sacando rentabilidad al Oscar de Acosados.

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Ha pasado por El silencio de los corderos, su segundo Oscar y su amistad con Anthony Hopkins. Y ha lamentado que, precisamente, como directora no ha tenido grandes éxitos. Un hándicap a la hora de defender su trabajo en una ciudad como Hollywood. Pero ha dado grandes esperanzas a los estudiantes allí reunidos. Empezando por la defensa de que “el cine no tiene que verse solo en pantallas grandes”. “Hay sitio para todos”, ha dicho. 

Y ha defendido las plataformas como la mejor forma de poder ver cine de todo el mundo. Así ve ahora más cine europeo, más cine francés, ese cine que más disfruta. Porque en Europa están sus ídolos ha admitido sin rubor. Venía de comer con Pedro Almodóvar con quien no había hablado de trabajo, pero se ha ofrecido públicamente a colaborar con él. “Fue el primer cine feminista que vi en mi vida. La primera vez que veía retratos de mujeres auténticas. Él consigue meterse en el cuerpo y la mirada de las mujeres, mira desde dentro, algo que es casi imposible de lograr por los hombres pero él lo hace”.