Las polémicas de John Wayne que marcaron su vida

El legendario actor de 'La diligencia' y 'Río Bravo' murió un 11 de junio de 1979, pero tanto su obra como su controvertida biografía siguen dando que hablar. Con motivo del aniversario de su fallecimiento, nos adentramos en la turbulenta vida del mito americano.
John Wayne en 'La legión invencible'
John Wayne en 'La legión invencible'
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John Wayne en 'La legión invencible'

El mito de John Wayne comenzó con un accidente: En su primera colaboración con John Ford, Wayne, que interpreta a un forajido llamado Ringo Kid, sale de la nada para detener a una diligencia. Su caballo ha muerto y él acaba de escaparse de la cárcel. 

En prueba de lo primero, lleva una silla de montar en la mano izquierda. En prueba de lo segundo, un rifle que hace girar sobre su cabeza en la mano derecha. La cámara se aproxima hacia él y, durante un segundo, la imagen se desenfoca y se vuelve borrosa: lo que vemos a continuación, tras ese instante de turbidez, es el rostro de John Wayne perfectamente encuadrado, bajo la sombra de su legendario sombrero Stetson. 

El director de fotografía cometió un pequeño error de cálculo al acercarse a John Wayne, y la cámara se desenfocó. Sin embargo, este fallo técnico es el responsable de que, 79 años después del estreno de La diligencia, cada vez que alguien piensa en John Wayne, vea la silueta borrosa e impenetrable de Ringo Kid en el camino hacia Lordburg.

La vida del propio John Wayne no se entiende sin la presentación accidental de La diligencia: las estrellas de cine son, al fin y al cabo, un prodigioso instante de nitidez entre dos desenfoques, y sólo durante ese instante existen. 

El resto del tiempo, viven, se casan, se divorcian, vuelven a casarse, se emborrachan hasta caer rendidos y, un día, cuando ya son otros hombres y otras mujeres las estrellas de cine, mueren sin que a nadie le importe demasiado porque su vida auténtica, la cinematográfica, hacía mucho que se había fundido a negro.

John Wayne no fue una excepción en este aspecto: tras el héroe americano por excelencia, se replegaba una vida turbulenta sobre la que se cernía la sombra del racismo, la homofobia y la violencia

“Nosotros somos tipos duros, no maricas”

Desde su primer gran papel en La gran jornada (Raoul Walsh, 1930) hasta su despedida de la gran pantalla con El último pistolero (Don Siegel, 1979), John Wayne interpretó a hombres fuertes aunque no siempre justos o admirables, como ocurría con el tío Ethan de Centauros del desierto (John Ford, 1956), corroído por el odio hacia los indios, o a Genghis Khan en El conquistador de Mongolia (Dick Powell, 1956).

Kirk Douglas, en cambio, estaba abierto a otros personajes: desde el periodista pérfido de El gran carnaval (Billy Wilder, 1951) hasta Van Gogh en El loco del pelo rojo (Vincente Minelli, 1956). 

John Wayne y Kirk Douglas en 'Ataque al carro blindado'
John Wayne y Kirk Douglas en 'Ataque al carro blindado'
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Según cuenta Douglas en su autobiografía, este último trabajo enfureció a John Wayne, que le recriminó que hubiese aceptado el papel: “Quedan muy pocos como nosotros”, le dijo, “Tenemos que representar personajes fuertes, duros, y no a esos mariquitas debiluchos”.

“Todo es ficticio, John. Nada es real”, le respondió Douglas. “Y, en realidad, tú tampoco eres John Wayne”. Y era cierto, ya que John Wayne había nacido bajo otro nombre: Marion Robert Morrison.

'Río Rojo', ¿un wéstern homosexual?

A pesar de sus reticencias, John Wayne no sólo actuó en una película de alto voltaje homosexual sino que, además, esta fue un wéstern: setenta y cinco años antes de la Extraña forma de vida de Almodóvar, Wayne y Montgomery Clift se encontraron, también, llevando una extraña forma de vida a las orillas del Río rojo (1948).

Hasta su último día, el director Howard Hawks negó que, de manera consciente, hubiese deslizado un subtexto homosexual en Río Rojo, aunque confesaba que podía haberlo hecho sin querer. Algo muy improbable, dado no sólo el magisterio de Hawks, sino lo manifiesto de escenas como la siguiente.

Wayne, que no pareció darse por enterado del papel que estaba interpretando, convirtió el rodaje en un lugar hostil para su compañero, Montgomery Clift. El protagonista de La diligencia tenía dudas sobre la hombría de Clift y chocaba con él en cuestiones políticas.  

Si bien se ha llegado a decir que, una vez que la cámara se apagaba, Clift y Wayne, muy unidos en Río Rojo, no volvían a dirigirse la palabra hasta que Howard Hawks volvía a gritar “¡acción!”, Montgomery Clift nunca pareció muy interesado en amistar con Wayne. En una entrevista, dijo que el machismo del actor y el director le repelía. Poco después, El Duque declaró a Life Magazine que Montgomery Clift era un “bastardo arrogante”. 

"Creo en el supremacismo blanco"

Esta no fue ni la última ni la penúltima vez que el ficticio héroe conmocionó a sus seguidores, al empecinarse en seguir existiendo fuera de una pantalla de cine. En una entrevista para Playboy, Wayne admitió, sin titubear, que él creía “en el supremacismo blanco hasta que los negros estuviesen lo suficientemente educados como para ser responsables”. 

El entrevistador le preguntó si creía que la población negra actual era irresponsable, a lo que Wayne contestó que “la comunidad académica ha realizado ciertas pruebas para determinar si los negros están o no bien equipados “académicamente”, pero algunos tratan de entrar a la universidad sin cumplir con los requisitos”.

John Wayne y Woody Strode en 'El hombre que mató a Liberty Valance'
John Wayne y Woody Strode en 'El hombre que mató a Liberty Valance'
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Las redes sociales repescaron esta entrevista en 2019, en la que Wayne también se despachaba contra los homosexuales y los indios, y se elevó una petición para que aeropuerto de Orange County (California), bautizado en honor al actor, cambiase de nombre. 

Esta enmienda fue apoyada por varios congresistas demócratas y, en Los Ángeles Times, Michael Hiltzik, ganador de un premio Pulitzer, publicó una columna con el título “El heroísmo de John Wayne fue un fraude. Quitad su nombre del aeropuerto de Orange County”.

Tres mujeres, siete hijos y un sombrero

John Wayne se casó en tres ocasiones: con Josephine Alicia Sáenz, de ascendencia española; con la actriz mexicana Esperanza Baur; y con la peruana, y también actriz, Pilar Pallete. Pese a su experiencia con mujeres hispanas, John Wayne apenas hablaba español, como puede comprobarse al escucharlo pronunciar “pesetas” en Centauros del desierto. En su tumba, por cierto, nunca se cinceló el epitafio en español de “Feo, fuerte y formal”, sino unas frases en inglés del propio Wayne. 

El Duque tuvo siete hijos, de los cuales uno, Patrick Wayne, aparece junto a él en varias de las películas: en Río Grande y en El hombre tranquilo, interpreta a un niño; en El sol siempre brilla en Kentucky y en Cuna de Héroes (también de John Ford, pero esta vez sin la compañía de John Wayne), Patrick se viste de cadete, y, en Centauros del desierto, es el teniente Greenhill, al que amonestan continuamente por su descuido en el uso del sable reglamentario.

Pese a su numerosa familia (a la que habría que sumar alguna amante de largo recorrido, como Marlene Dietrich), John Wayne siempre fue fiel a su sombrero Stetson, ese que vistió por primera vez en La diligencia (1939) y por última, en Río Bravo (1959). El actor se vio obligado a retirar su icónico Stetson ya que, tras veinte años bajo el sol del desierto, el sombrero se había convertido en un andrajo polvoriento.

Una película maldita

En 1976, John Wayne rodó El último pistolero junto a Jimmy Stewart y Lauren Bacall. En una escena, Wayne tiene que enfrentarse a una severa reprimenda por parte de Lauren Bacall. Parapetado tras un blanco bigote, Wayne escucha a la actriz de Tener y no tener sin decir palabra. Incómoda ante el silencio del viejo vaquero, Bacall le pregunta, para hacerlo reaccionar, si acaso él no es un ser perfecto que lo sabe todo. “¡Yo sólo soy un viejo moribundo con miedo a la oscuridad!”, grita Wayne. 

Wayne murió en 1979, aquejado de un cáncer que, según cuenta la leyenda, contrajo al trabajar en El conquistador de Mongolia, rodada a kilómetros de distancia de una zona de pruebas nucleares. El director Dick Powell y las actrices Susan Hayward y Agnes Moorehead, compañeras de reparto de Wayne, también fallecieron a causa de un cáncer: en total, más de 90 de las 221 personas involucradas en la producción de El conquistador de Mongolia padecieron un tumor, y casi la mitad murieron por este motivo. 

Susan Hayward y John Wayne en 'El conquistador de Mongolia'
Susan Hayward y John Wayne en 'El conquistador de Mongolia'

El actor Pedro Armendáriz ni siquiera dejó que el tumor le tomara la delantera: postrado en una cama de hospital en Los Ángeles y con las caderas devoradas por el cáncer, un amigo de Armendáriz introdujo una pistola en su habitación y el actor, tras meterse el cañón en la boca, apretó el gatillo. 

Antes de que el verano comenzase en California, tal día como hoy aunque hace ya 44 años, la mejor mirada del cine se apagó para siempre. Pero quizás, antes de morir John Wayne, todo a su alrededor se desenfocó un instante para dar paso a una remota y ya eterna nitidez, y Ringo Kid volvió a ser joven.

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