D'A Film Festival 2022 | ‘La amiga de mi amiga’: bolleras de Barcelona

El primer largo de Zaida Carmona fue la mejor película española en el pasado festival D’a y parece hija del propio certamen barcelonés.
La amiga de mi amiga
La amiga de mi amiga
Cinemanía
La amiga de mi amiga

Zaida Carmona y Marc Ferrer siempre están haciendo películas juntos, películas que luego suelen presentarse en el Festival de Cinema de Autor de Barcelona, más conocido como simplemente D’A –es una de las ambiciones de un festival de cine, crear escuela–. 

Zaida sale en Nos parecía importante (2016), La maldita primavera (2017), Puta y amada (2018) y ¡Corten! (2021), todas del cineasta barcelonés, que coescribe y brinda un cameo en La amiga de mi amiga. Y además no es un cameo cualquiera, ya que tiene lugar en el Zumzeig, pequeño cine de Sants, que es una de las sedes más alternativas del D’A. Es importante ahora mismo rodar en los cines.

De hecho, buena parte de la película, o de sus momentos más memorables, transcurren en ese mismo cine Zumzeig. Y tal como explicita el título, se construyen, en el marco de un supuesto ciclo, al ritmo de las películas ochenteras de Éric Rohmer, incluido un beso que se d'a justo en el momento del mítico final de El rayo verde (1986), ese instante que forma parte de la educación sentimental de cualquier cinéfilo. 

Por poner un ejemplo bien distinto, a este cronista le embriagaron elevadas oleadas de nostalgia melancólica, como si se hubiera entreabierto el baúl de los recuerdos, teletransportado a aquel cine que estrenaba Rohmer y en el que también se dio besos. Aquel cine que ya no existe, como tampoco Rohmer. Posiblemente no queden ni rayos verdes.

Justamente premiada por un Jurado infalible formado por Chema García Ibarra, Carla Sospedra y Gloria Vilches, La amiga de mi amiga se presenta a sí misma como una “película bollera”, protagonizada casi exclusivamente por amigas de la protagonista, encabezadas por Alba Cros, una de las directoras de Las amigas de Ágata (otra película muy relacionada con el D’A), que también se encarga de la dirección de fotografía, y aparecen cameos como los de la activista Brigitte Vasallo, o de Cristina Rosenvinge que hace ¡chas! y aparece al lado de la propia Zaida Carmona en sus momentos de mayor desorientación sentimental. Aparece y resuelve las dudas de su fan con una metáfora taurina, que nos sorprende en uno de los rincones de Montjuic, la sierra que los barceloneses escalan para expandir pulmones.

El argumento, esa palabra tan fea, se asemeja al de Las leyes de la atracción, aquella novela de Bret Easton Ellis en la que A desea a B que desea a C…, y no es más que un continuo vaivén entre Zaida, que se interpreta a sí misma, y este grupo de mujeres que viven en su mundo, como si los hombres hubieran desaparecido del mapa. Es, como se suele decir, una fantasía. Una simpática, fresca, elegante a su manera, y genuina fantasía pop, en la que suena prácticamente todo el catálogo electro pop de Elefant Records. A modo de running gag, Zaida no deja de recordar que ella es la de La llamada, la canción de Papa Topo, a la que prestó voz e imagen en un clip en el que, cómo no, también participaba Marc Ferrer.

Si hay que insistir en que se trata de una película de lesbianas hecha por lesbianas, diremos que nada tiene que ver con la crudeza de Las hijas del fuego (Albertina Carri, 2017), o, en el otro extremo, la serie The L World (2004), en la que llegó a estar involucrada la divina y misteriosa A.M. Homes. 

Además de constituir uno de los más bonitos retratos de Barcelona en los últimos tiempos, La amiga de mi amiga no cae en el melodrama, ni se pasa de comedia petarda. Es casi, casi, casi un Hong Sang-soo de andar por casa. Y sobre todo, un canto a la juventud. Ya sea lesbiana, ya sea heterosexual, porque al menos desde mi punto de vista no se aprecia mucho la diferencia. Lo que se queda en la retina es la ligereza de los años juveniles, entre el amor y el cine.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento