La canción "demasiado descarada" que convirtió a Olivia Newton-John en icono gay

En 1981, 'Physical' vendió dos millones de singles en EE UU y cambió para siempre la imagen de la artista.
Olivia Newton-John en el videoclip de 'Phyisical'.
Olivia Newton-John en el videoclip de 'Phyisical'.
Olivia Newton-John en el videoclip de 'Phyisical'.

La muerte de Olivia Newton-John, fallecida en California a los 73 años, ha sido un golpe muy duro por más razones de las habituales. Manda narices que una estrella a la que hemos asociado siempre con sonrisas deslumbrantes, sol y buen rollo se nos vaya de improviso y en pleno verano. 

Así, la mejor manera de recordar a Newton-John tal vez sea olvidando el luto y haciendo hincapié en toda la alegría que nos dio. No en vano estamos hablando de la Sandy de Grease... y también de la intérprete de Physical, uno de los temas más importantes del pop de los 80.

El caso es que en 1981, cuando este tema llegó a las listas de éxitos (y de qué manera), la carrera de Olivia Newton-John acababa de sufrir un duro golpe. El año anterior, la actriz había protagonizado Xanadú, aquel musical con canciones de la Electric Light Orchestra (y con Gene Kelly sobre patines) cuya reivindicación como clásico kitsch solo habría de llegar tras un apocalipsis de público y crítica. 

Sin embargo, Olivia había reído la última con aquel esperpento: mientras la película se hundía en taquilla, el elepé de su banda sonora arrasaba en las listas de éxitos, incluyendo triunfales números 1 en EE UU, su Australia natal y casi toda Europa. Tal vez Xanadú fuese un desastre cinematográfico, pero el encanto de canciones como Magic o el tema titular era irresistible. 

Ya que Hollywood no estaba por la labor de volver a contar con ella, la diva australiana se puso manos a la obra con un nuevo proyecto discográfico. Uno que no solo habría de revalidar su éxito mundial, sino también poner punto final para siempre a su imagen de señorita tímida y algo mogigata, reemplazándola por la de una mujer desinhibida y ochentera.

Si bien Totally Hot, el disco con el que Newton-John había estrenado la década, había sido un paso importante en esa dirección (incluyendo un posado con vaqueros ceñidos y chupa de cuero para la portada), esta siguiente entrega supondría un terremoto que ninguno de sus responsables, empezando por la australiana, podía anticipar. 

Y no podían anticiparlo, para empezar, porque la propia Olivia no las tenía todas consigo a la hora de hacer suyo el tema titular. Terry Shaddick y Steve Kipner, autores de Physical, habían compuesto la canción pensando en un Rod Stewart sumido en su fase discotequera, y pensaban ofrecérsela a Tina Turner para que la interpretase.  

Aquí, las versiones de lo ocurrido difieren: según la propia Newton-John, la Turner pensó que la canción era demasiado sexual y decidió rechazar la oferta. Algo que nos cuesta creer, dado el repertorio de la artista, pero bueno. Steve Kipner, sin embargo, afirma que Lee Kramer, el entonces manager de Newton-John, escuchó el tema por accidente y lo reclamó de inmediato para su clienta. 

Durante la producción del tema, Olivia Newton-John pensó que estaba yendo demasiado lejos. La letra de la canción estaba llena de metáforas y sobreentendidos sexuales, realzados por una melodía de esas que invitan a acortar distancias en la pista de baile. "Era una canción cruda y atrevida. ¿Tal vez era demasiado picante?", señaló la artista años después. 

Portada del single 'Physical' de Olivia Newton-John.
Portada del single 'Physical' de Olivia Newton-John.
Cinemanía

Newton-John no se equivocaba: el lanzamiento de Physical llevó consigo una pequeña dosis de escándalo, sobre todo en según qué zonas de EE UU. La cantante llegó a plantearse retirar el tema, pero según le explicó Roger Davies, su nuevo manager (y antiguo representante, qué cosas, de Tina Turner), deshacerse de tamaño hit no tenía sentido. Había que seguir adelante con la ofensiva, y el siguiente paso sería complementarla con un videoclip destinado a la incipiente MTV.

En 1981, los videos musicales eran una relativa novedad, como también lo era el aerobic. Y, dado que la letra de Physical hacía mucho hincapié en cierta clase de ejercicios ("No tenemos nada más que hablar / salvo que sea en horizontal"), el clip del tema aprovecharía ese doble sentido convirtiendo a Olivia en monitora de gimnasio. 

Y aquí llega uno de esos momentos que cambian el mundo para siempre: aquel en el que la estilista Fleur Thiemeyer improvisó para Newton-John un look consistente en mallas color fucsia, 'body' blanco, una camiseta azul recortada y, para rematar el conjunto, una diadema blanca sobre el pelo que la artista acababa de dejarse muy corto. Damas y caballeros, el look deportivo de los 80 acababa de nacer. 

El vídeo, por otra parte, no estaba exento de aspectos problemáticos, pero también suponía un guiño de Newton-John a su ya numerosísimo público de hombres gays. Durante su metraje, la monitora Olivia se mostraba implacable con un grupo de señores con sobrepeso... y, una vez que los había transformado oleosas montañas de músculos, descubría que estos están más interesados unos en otros que en ella. 

La cara que pone Newton-John (vestida para la ocasión con uniforme de tenista) al constatar este hecho es todo un poema. Menos mal que, en el último segundo, agarra por banda a otro joven, tal vez algo entrado en carnes pero inequívocamente hetero: la belleza, ya se sabe, no lo es todo.

De esta manera, y pese a sus titubeos iniciales, Newton-John no solo obtuvo un éxito monumental (10 semanas, nada menos, en el número 1 de las listas estadounidenses de singles). También aceptó, sin reparos y con muchísimo sentido del humor, su condición de icono LGBT. Algo que, sumado a su origen australiano (aunque nacida en Cambridge, vivía desde los seis años en el país de los canguros) hace que hoy la veamos como una precursora directa de Kylie Minogue. 

El elepé correspondiente, también titulado Physical, aprovechó a fondo esta metamorfosis: más look aeróbic para la portada, y muy poquitas baladas para un tracklist en la que el tema titular brillaba con luz propia. Estaba claro que Olivia Newton-John no quería volver atrás, al menos de momento. 

Ahora que el mundo parece conspirar para hacernos temer al futuro, nunca agradeceremos lo bastante la existencia de canciones como Physical, capaces de reconciliarnos con nuestro lado más petardo sin remilgos, pero también sin vulgaridades. Escucharla, con o sin videoclip de por medio, es uno de los mejores homenajes que podemos rendir hoy a su intérprete. 

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