“La mejor película que nunca hice”: James Cameron habla sobre su proyecto fallido de ‘Spider-Man’

El director de ‘Titanic’ tenía muchas ideas, pero no pudo obtener los derechos.
James Cameron casi dirige 'Spider-Man'
James Cameron casi dirige 'Spider-Man'
James Cameron casi dirige 'Spider-Man'

Si intentamos trazar una historia del cine de superhéroes contemporáneo, es inevitable partir de Blade o X-Men para fijar los primeros pasos del género hacia el dominio del mainstream, aunque sin duda fue Spider-Man, en 2002, quien trajo una sofisticación absoluta. De ahí que sea impensable concebirla como una película distinta a la que fue, sin Sam Raimi ni Tobey Maguire, pero lo cierto es que antes de que Sony impulsara la película a principios de este siglo ya había un gran interés en Hollywood por producirla. Y James Cameron, por dos veces (o tres si contamos lo recaudado por el reestreno de Avatar) realizador más taquillero de todos los tiempos, estuvo a punto de dirigir.

Ya era más o menos vox pópuli que el firmante de Titanic preparó durante algún tiempo una película de Spider-Man, pero en un libro recién publicado (Tech Noir: The Art of James Cameron) Cameron ha llegado a declarar del proyecto fallido que es “la mejor película que nunca hice”. Durante una mesa redonda a la que asistió Screen Crush el cineasta ha podido dar más detalles de a qué se refería, y por qué cree que su adaptación del trepamuros habría sido tan excelente. En primer lugar, es consciente de que habría sido “muy distinta” a la que acabó haciendo Raimi según los derechos se le escaparon de las manos y Peter Chernin, presidente de Fox por aquel entonces, decidió no continuar con ella.

“Lo primero que hay que tener en cuenta es que no era Spider-Man. Se hacía llamar Spider-Man, pero no era Spider-Man. Era Spider-Kid. Es Spider-Kid. Es un poco friki y nadie se fija en él y es socialmente impopular y todo eso”, afirma a Cameron. El director estaba interesado en concebir los poderes de Peter Parker como “una gran metáfora” de “esa reserva de potencial sin explotar que la gente tiene y no reconoce en sí misma”. “En mi mente también era una metáfora de la pubertad y todos los cambios en tu cuerpo, tus ansiedades sociales, las expectativas de la sociedad, tus relaciones con el género que te atrae, todas esas cosas”, añade.

Había un poco de esto en la versión de Raimi, pero en última instancia era una adaptación de cómic tan festiva y respetuosa como la que luego fueron The Amazing Spider-Man y la trayectoria de Tom Holland como Spider-Man en el MCU, gestada entre Sony y Disney. “Quería algo con una realidad descarnada. Los superhéroes, en general, siempre me han parecido un poco fantasioso, y quería hacer algo que estuviera más en la línea de Terminator o Aliens, donde te metieras de inmediato”, continúa Cameron. “Estás en el mundo real, no estás en una mítica Gotham con un Superman y el Daily Planet y ese tipo de cosas, donde todo parecía muy de cuento de hadas”.

Su gran interés era, por tanto, hacer un Spider-Man tremendamente realista y cercano. “Yo quería que fuera así: Nueva York. Ahora. A un chico le muerde una araña. Se convierte en un niño con poderes, tiene la fantasía de ser el hombre araña y hace este traje y es terrible, y luego intenta mejorarlo y su gran problema es el maldito traje. Quería basarlo en la realidad, en una experiencia humana universal. Creo que habría sido una película divertida de hacer”. ¿Cuál fue el problema? Que adquirir los derechos fue un suplicio para Fox, hasta el punto de mover a que Cameron tuviera que empezar a planear Titanic. Por mucho éxito que tuviera con ella, pero el director no puede evitar ponerse melancólico.

“Intenté que Fox lo comprara, pero los derechos estaban un poco enturbiados y Sony tenía un apego algo cuestionable a los derechos y Fox no quiso ir a por ellos. Peter Chernin no quiso apoyarlo, no quería entrar en una pelea legal. Yo dije ‘¿estás bromeando? Esto podía valer, no sé, mil millones de dólares”. Cameron está convencido de que su Spider-Man habría valido la pena, como también es consciente de que perder la película le ayudó a afrontar etapas posteriores de su carrera. “Después de Titanic tomé la decisión de seguir adelante y hacer mis propias cosas y no trabajar desde la propiedad intelectual de otros”.

“Así que creo que el que Spider-Man no se realizara fue la patada en el culo que necesitaba para hacer mis propias cosas”, concluye Cameron. Teniendo en cuenta que tras Titanic se involucró en Avatar, volvió a revolucionar la tecnología digital y ahora ha encontrado en sus ingentes secuelas el gran proyecto de su vida, está claro que la historia tuvo un final feliz.

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