Para George Miller primero es la historia, y le gusta contar historias. Las cuenta en pantalla y las cuenta en las entrevistas. Así relató la influencia e inspiración que ha supuesto para la saga Mad Max haber crecido en el estado de Queensland, en paisajes más bien desérticos.
“Crecí en un pueblo en mitad del campo [en Queensland], en el que no había tv, ni internet, había colegio, cómics, los libros del colegio y los cines del sábado que era como nuestra iglesia secular. Veíamos dibujos, noticias y dos películas y el resto del tiempo tuvimos la suerte de que jugábamos, mis hermanos y yo, inspirados por las películas que habíamos visto. Yo creo que ahora estoy haciendo algo muy similar décadas después”.
De aquella infancia feliz, estos mundos locos, postapocalípticos, polvorientos… Y, sobre todo, por fin, muy australianos en Furiosa. “Me ha costado 45 años que Mad Max sea completamente australiana”, bromeó el cineasta George Miller. Recordó que hasta ahora no había podido rodar ninguna de las anteriores películas de la saga en inglés con acento australiano, además de filmarla por completo en Australia, con equipo principalmente australiano (con Chris Hemsworth al frente).
Sobre ese orgullo de la isla se extendió también el productor Doug Mitchell y el propio Hemsworth. “Como bien ha resumido Chris antes: los americanos tienen a Batman y Superman, los ingleses tienen a Harry Potter y los australianos tenemos Mad Max”, dijo Mitchell en la rueda de prensa de Furiosa, una de las más esperadas del Festival de Cannes 2024, especialmente tras el increíble y caluroso estreno que había vivido el filme la noche anterior en el Palais.
'Furiosa' en Cannes 2024
“Experimentar algo así a través de los ojos de la audiencia es increíble”, dijo Anya Taylor-Joy. “Anoche la vi por primera vez como una espectadora y estaba alucinada. El filme es prueba del talento de George y entiendes por qué mucha gente de su equipo original salió de su jubilación para hacer Furiosa”. “Yo mismo salí de mi jubilación para hacerla”, se rio Miller a su lado.
“En los 45 años que llevo trabajando con George le he visto convertirse en uno de los mejores cineastas del mundo”, saltó Mitchell para seguir con los halagos al cineasta. “Tiene la capacidad de predicar con el ejemplo”.
De crear un buen ambiente a pesar de la dificultad y el tamaño de un rodaje como el de Furiosa: 1.300 personas, ocho meses, dos unidades separadas más de 1.000 kilómetros… “Nadie ha trabajado más duro que George”, continuó. Un trabajo que ha llegado casi derrapando a Cannes, como confirmó el australiano. “La terminamos hace tan sólo dos semanas y media”.
Miller echó la vista atrás en su carrera. “Nunca pensé que haría dos Mad Max y ahora estoy en la quinta. A veces pienso que estoy loco, pero me contesto que me guía la curiosidad, siento que sigo aprendiendo. Primero es la historia y luego se trata de encontrar las formas de cómo contarla mejor”, explicó.
En el cómo entran las herramientas, los efectos digitales y la tecnología que el también director de Happy Feet y productor de Babe, el cerdito valiente abraza con los brazos bien abiertos. “Lo que puedes decir sobre el cine es que siempre evoluciona y cambia”, expresó. “Es muy interesante ver cómo en solo nueve años las herramientas que utilizamos en Furiosa han cambiado y avanzado en muchos sentidos, y seguirán haciéndolo”.
¿Cómo estará la tecnología cuando ruedes la siguiente Mad Max? ¿Habrá siguiente Mad Max? Fue la última pregunta. “Definitivamente tenemos más historias ahí, porque escribimos todo el pasado de los personajes para Furia en la carretera [de ahí nació Furiosa]… pero esperaré, sin duda, a ver cómo va Furiosa antes de empezar a pensarlo”, concluyó y se rio.
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