Escuchar Campanera de Joselito es trasladarse a Carabanchel (Alto), es tomarse un tinto de verano en El Tropezón, es ir a jugar al parque del Árbol del Ahorcado y es acompañar a Manolito Gafotas en su caluroso verano on the road. Que, por supuesto, fue también el nuestro.
De ese viaje en camión de Manolo padre y Manolito hijo, que nada y todo tenía de especial, han pasado ya 25 años. Un cuarto de siglo después, la película de Miguel Albadalejo sigue siendo todo un icono del cine español conocido en el “mundo mundial”, y Manolito García Moreno, más conocido como Manolito Gafotas, nuestro imbatible Harry Potter ibérico. Pero este niño de barrio que tanto éxito y devoción ha ido cosechando a lo largo de las décadas, poco o nada tiene ya de niño.
En 1994 Elvira Lindo publicaba Manolito Gafotas, el primer libro de esta famosa saga literaria que se convirtió en la lectura indispensable de varias generaciones. Un legado que, años más tarde, supo mantener en el tiempo la película homónima inspirada en el protagonista de la saga, haciendo del Gafotas el héroe y referente (más si cabe) de algunas de las infancias de los 90 y los 2000.
Y decimos algunas y no todas porque eran esas otras infancias de barrio, precisamente, las que veían en los veranos, en la familia, en la casa y en las cenas de salchichas con kétchup de Manolito Gafotas un reflejo de las suyas propias.
Por este y otros motivos amamos a Manolito, y celebramos el 25 aniversario del segundo largometraje de Albadalejo recuperando algunas de las curiosidades y claves que hacen que esta joya del cine español siga “molando un pegote”.
El principio de los tiempos
Para poder entender el éxito de este fenómeno tenemos que remontarnos a los orígenes de todo, o como diría Manolito, al “principio de los tiempos”. Concretamente a 1987, cuando Elvira Lindo escribió e interpretó el primer monólogo. Y es que hubo un tiempo en que Manolito Gafotas vivió en la radio, en A vivir que son dos días con Fernando Delgado, y era la propia Elvira Lindo la encargada de ponerle voz a este carabanchelero tan universal.
Esta serie de monólogos se fueron prologando durante los sucesivos programas con algunos parones en el tiempo, hasta que se consolidó como un personaje en sí mismo. Para que “no se perdiera en las ondas”, Lindo tomó la decisión de escribir un libro que vio la luz en 1994.
Sería el primero de ocho libros que completarían la famosa saga, hasta que, en 1999, coincidiendo con el lanzamiento de Yo y el imbécil, el sexto volumen de la serie literaria, se estrena la película Manolito Gafotas, dirigida por Miguel Albadalejo. Apenas dos años más tarde, una secuela no tan bien acogida vería la luz: ¡Mola ser jefe!, esta vez de la mano de Joan Potau y con un elenco completamente nuevo, en el que había nombres como el Gran Wyoming, María Barranco, Gracia Olayo o Javier Gurruchaga.
Elvira Lindo no quería que se hiciera una segunda película y le irritaba imaginar que Manolito Gafotas fuera el protagonista de una serie televisiva. No obstante, y contra todo pronóstico, poco después nacería la serie de Manolito Gafotas, emitida en Antena 3, que contó con 13 capítulos y con algunas caras ya conocidas como las de Adriana Ozores y Antonio Gamero, pero con otro Manolito.
El impacto cultural
Mientras que la saga literaria de Lindo se encajaba en el género infantil, la película de Miguel Albadalejo lo hacía, por su parte, en el familiar. Una producción mucho más ligada a lo social que se adentra de lleno y con naturalidad en el seno de lo denominado como clase media baja.
A base de comedia, humor y ternura, nos adentramos a través de la mirada de un niño a las realidades de la clase obrera española en el sur de Madrid (y de tantos otros lugares) y con cierta herencia de la comedia española de los 50, especialmente de Berlanga y Azcona.
En 1998, Elvira Lindo recibió el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil por Los trapos sucios, la cuarta entrega de la serie de Manolito Gafotas. Por eso no es de extrañar que, un año más tarde, la película de Albadalejo también estuviera nominada a un Goya al mejor guion adaptado.
Con este largometraje se lograron introducir temas hasta entonces ligeramente tratados o pasados por alto: se hablaba de dinero y de temas sociales reales. Aquí no nos encontramos una edulcorada representación de la canónica familia feliz. Nada más lejos de la realidad. De la mano de los García Moreno asistimos a una situación de precariedad laboral, donde el abuelo vive con la familia, incluso ha de compartir habitación con su nieto, y se encuentran ahogados por el mismo medio que les da de comer: no llegan a pagar las letras del camión. Eso sí, también hay amor, generosidad y cariño a raudales, aunque con alguna que otra “colleja” de por medio.
Los entresijos del rodaje
La película de Albadalejo, además de ser la más nueva en salir en el programa Cine de barrio, contó con un presupuesto de casi 300 millones de pesetas y un reparto de lujo, llegando a reunir a algunos de los nombres más destacados del cine de los 90 patrios. Roberto Álvarez, Adriana Ozores, Antonio Gamero, Marta Fernández Muro, Fedra Lorente o Belinda Washington fueron algunos de los rostros que formaron parte del filme. En él participaron casi una treintena de niños. De ellos, tres (Susana, Orejones y Yihad) son los amigos de Manolito y dos gemelos interpretan a su hermano, cuyo nombre jamás se llega a revelar en el filme, quedándose con el mote de “el Imbécil”, aunque en los libros descubrimos que se llama Nicolás.
Se trató de un casting realmente largo, especialmente a la hora de escoger al encargado de dar vida al Gafotas. Llegaron a ver a más de 3.000 niños para el papel y finalmente eligieron a David Sánchez del Rey.
Cameos estelares
En la película también encontramos algunos cameos de lo más breves pero claves, como los de Mariola Fuentes, Willy Toledo, Antonia San Juan o Paco Valladares. Aunque los más relevantes fueron el de Geli Albadalejo y Elvira Lindo. La propia creadora, además de ser guionista del largometraje, intervino en la película junto a Geli Albadalejo convertidas en Cardona y Benítez, dos agentes de la Guardia Civil de lo más cómicas y particulares. De este icónico dúo destaca, sobre todo, la divertida escena en la que Lindo recita a Jorge Manrique frente al mar. Curiosamente, esta fue la primera vez que dos mujeres hacían de guardiaciviles en televisión.
Y es que la figura de Elvira Lindo, para sorpresa de nadie, fue crucial. Fue ella la responsable de que Andriana Ozores se metiera en la piel de madre de Manolito. La escritora llegó a intervenir en la elección del reparto, porque quería a toda costa que Ozores, con quien ya había trabajado en La primera noche de mi vida (1998), primer largometraje de Miguel Albadalejo, interpretara a Catalina.
A Elvira Lindo también le debemos que la canción De Lo Que Te Has Perdido de Azúcar Moreno pasara a formar parte de la banda sonora de la película, regalándonos la mítica escena en la que padre e hijo cantan a pleno pulmón en el camión, justo antes de comenzar su gran viaje juntos. Que fue también el de toda una generación. La nuestra. «Resumiendo, que si vas a Carabanchel no sabrán quién es Manuel, ni Manolo, ni Manuel García Moreno, ni el nuevo Joselito. Pero todo el mundo te dará pelos y también señales de Manolito, más conocido como el 'Gafotas' a este lado del Manzanares». Larga vida a Manolito Gafotas.
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