Margarita Alexandre, la cineasta antifranquista que conquistó a Franco

Reivindicamos en el Día de la Mujer a esta directora pionera que hizo cine tanto en la España franquista como en la Cuba revolucionaria 
Margarita Alexandre
Margarita Alexandre
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Margarita Alexandre

Madrid, 1954. Francisco Franco contempla extasiado Cristo, una película experimental que plasma la vida de Jesús a través de 1.500 pinturas religiosas. Poco después, el caudillo recibe en el Pardo a los autores del filme, Margarita Alexandre y Rafael Torrecilla: no podía sospechar que sus admirados cineastas eran ateos, amantes y, para más inri, antifranquistas.

De padre francés y madre portorriqueña, Margarita Alexandre Labarga (León, 1923) debutó como actriz a los 18 años, empezando lo que ella solía llamar «mi historia de amor con el cine»: su vocación era dirigir, pero se introdujo en el gremio actuando en filmes como Correo de Indias (Edgar Neville, 1942) o Diana (Ladislao Vajda, 1951).

Con 19 años se casó con el conde Juan Melgar y Rojas, con quien tuvo dos hijos; pero pronto se cansó de la vida doméstica y se separó de su marido guardando las apariencias, pues en España el divorcio era ilegal. No tardó en conocer al crítico de cine Rafael Torrecilla, que se convirtió en su novio y su socio; juntos crearon la productora Nervión Films y firmaron tres largometrajes: Cristo (1954), un documental de arte y ensayo narrado por Fernando Rey; La ciudad perdida (1955), filme policiaco mutilado por la censura, que sigue la oscura peripecia de un terrorista comunista que secuestra a una acaudalada viuda; y La gata (1956), primera cinta española en Cinemascope, sobre el idilio de un torero ( Jorge Mistral) y una niña bien (Aurora Bautista).

En los rodajes, Margarita demostró su genio, bordando brillantes planos con mano de hierro: «Un actor llegó dos horas tarde y le arreé una bofetada de la que siempre me arrepentí, pero que me salió del alma», confesaría años después.

En 1959, Margarita y Rafael ya eran renombrados cineastas, pero tenían un problema: como no estaban casados, no podían convivir. «Yo nunca he sido una persona de tapadillo, así que la solución fue coger un avión y marcharnos fuera». Aunque su idea era irse a México para unirse a Buñuel y su colonia de cineastas exiliados, por avatares del destino acabaron en la Cuba de Fidel. Allí produjeron La vida comienza ahora (Antonio Vázquez Gallo, 1960), primer filme de la Revolución, y muchas otras películas: «Aunque sabían de mi dureza, a los cubanos les encantaba rodar conmigo».

Después de 11 años, harta de la burocracia comunista, Margarita se mudó a Italia. Desde allí, colaboró con la lucha antifranquista y fue detenida por intentar sacar de España una copia del filme Canciones para después de una guerra (Basilio Martín Patino,1971). Al terminar la dictadura, volvió a España y coordinó la producción de Operación Ogro (Gillo Pontecorvo, 1979), sobre el asesinato de Carrero Blanco. Después, se retiró del cine. Falleció en 2015, a los 92 años, sin arrepentirse de nada. Poco antes de morir, confesó: «He sido visceralmente libre toda mi vida».

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