6 veces que Netflix enfadó a los suscriptores (y cómo podría remediarlo para recuperarlos)

El gigante del streaming sigue siendo el líder, pero puede hacer autocrítica para frenar la hemorragia de clientes.
Netflix calcula que más de 100 millones de hogares usan cuentas de otros hogares.
Netflix calcula que más de 100 millones de hogares usan cuentas de otros hogares.
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Netflix calcula que más de 100 millones de hogares usan cuentas de otros hogares.

Netflix cae un 35% en bolsa después de anunciar que ha perdido suscriptores por primera vez desde que se lanzó al mundo de la producción propia de contenido para su plataforma de streaming. En el primer trimestre del año ha caído en 200.000; además, el vaticinio para los próximos tres meses es perder 2 millones más.

Las noticias catastrofistas al respecto no deben distraer del hecho de que Netflix sigue siendo la gran potencia del streaming con casi 222 millones de usuarios en todo el mundo, a muchísima distancia de los 130 millones de la segunda, Disney+. Sin embargo, dentro de la lógica capitalista de una empresa que ha hecho de crecer y crecer (en suscriptores, en contenido) su empeño particular, es normal que las cifras rojas asusten ahora que la lucha por el mercado del streaming se recrudece.

En consecuencia, desde Los Gatos ya están trabajando en medidas para mitigar los malos augurios, como la incorporación de videojuegos al catálogo. Y, sobre todo, atajar un descenso en el número de suscriptores que viene causado tanto por motivos sobre los que no tienen control (crecimiento de la competencia, pérdida de licencias de contenido ultrapopular que ahora va a otras plataformas) como otros que sí dependen más de sus decisiones.

Ahí es donde Netflix debería aplicar la autocrítica, si bien la primera propuesta mira hacia otro lado presentando una modalidad de suscripción más barata a la plataforma pero con anuncios. Estas son otras cuestiones que podría atajar para mejorar su relación con los usuarios actuales y recuperar a los perdidos.

Netflix obtuvo un beneficio neto de 1.597 millones de dólares (1.480 millones de euros) en los tres primeros meses de 2022, lo que representa una caída del 6,4% respecto del resultado contabilizado un año antes por la compañía estadounidense de distribución de películas y series 'online', que perdió 200.000 suscriptores entre enero y marzo y augura una caída de otros dos millones de abonados en el segundo trimestre.(Fuente: Netflix)

Subidas de precio

Un evidente factor decisivo a la hora de contratar un servicio como Netflix es el precio de suscripción. La anterior caída de usuarios de la plataforma se produjo en 2019, tras una subida de tarifas que no sentó muy bien. El año pasado subieron de nuevo los precios, con el consiguiente enfado de suscriptores que ven las cifras agresivamente menores de la competencia con buenos ojos. 

Dejando fuera el plan mensual básico (que no incluye calidad de imagen HD), después de la última subida Netflix en España cuesta 12,99€ al mes con el plan estándar; 17,99€ con el plan premium, cuya única diferencia con el anterior es incorporar imagen 4K. Sin títulos imprescindibles con los que llamar la atención de nuevos suscriptores, a día de hoy alguien nuevo puede verse más seducido por las tarifas de otras plataformas.

¿Qué hacer? Evidentemente, bajar las tarifas. O, al menos, no gravar la demanda de una mayor calidad de imagen cuando este es un punto débil del que poco se habla en el ámbito de las plataformas de streaming.

Cancelaciones de series aclamadas y populares

GLOW, Mindhunter, The OA, Sense8, Altered Carbon... Todo el mundo tiene alguna serie favorita que Netflix ha cancelado sin mayores miramientos, a pesar de que en su día se posicionase precisamente como el santuario donde títulos imposibles de cultivar en las malvadas networks podían prosperar. 

Esa imagen se cuarteó. Ahora, casos recientes como la cancelación de Cowboy Bebop apenas dejando tiempo a que nadie la viera o la de Archivo 81 pese a haber sido uno de sus títulos potentes de inicios de 2022 han cambiado la percepción de la plataforma como una trituradora de series a no ser que se conviertan en un éxito estratosférico.

Alison Brie y el resto de actrices se despiden de 'GLOW'
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¿Qué hacer? Parece mentira tener que decir esto en la era de las plataformas y la disponibilidad permanente: dejar que las producciones con potencial puedan permear y encontrar a su público para crecer. Nadie quiere empezar a ver una serie con promesa de continuidad y quedarse colgado porque de repente no se van a producir más temporadas.

Catálogo desamparado

El motivo por el que los pelotones de cancelación de Netflix hacen más daño que cuando HBO o Amazon cierran el grifo de algún titulo se puede ver como consecuencia directa del atiborramiento de contenido que se ha convertido en buque insignia de la compañía. Se estrenan tantas producciones a la semana que es imposible prestarles atención tanto a nivel de usuario como de comunicación, con la consiguiente caída en el olvido de la gran mayoría de las propuestas. 

El sacrosanto algoritmo de recomendaciones se centra en el contenido nuevo, de tal modo que el fondo de catálogo parece insondable y muy poco propicio a las recuperaciones. ¿Quién se acordaba de Maldita cuando se anunció su cancelación más de un año después de haberse estrenado? ¿Quién prestó la atención debida a series punteras de animación como Kid Cosmic o Devilman Crybaby?

Todo lo que necesitas saber de 'Maldita', con Katherine Langford como la heroína artúrica de Frank Miller
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¿Qué hacer? Muy en la línea con el consejo anterior: hacer seguimiento de las producciones a las que se han destinado recursos para que no dé todo la sensación de formar parte de una cadena de montaje monótona (el tema de la homogeneización del aspecto visual es tan grande que excede en varias galaxias los propósitos de este artículo) en la que si no te enganchas a un título al principio no importa porque ya saldrán otros veinte nuevos.

Subtítulos de calidad cuestionable

El éxito planetario de El juego del calamar llevó a los medios una cuestión que muchos usuarios y, obviamente, los profesionales de la traducción y el subtitulado ya conocían: la amenazante realidad de los procesos de traducción automática poseditada que repercuten en subtítulos de menor calidad para los contenidos en cualquier idioma, fruto de una precarización de las condiciones de trabajo. 

Para ningún cliente es agradable ver una serie o película con chapuzas en el subtitulado que se podrían haber evitado si se hubiera encargado de la traducción un profesional bien pagado, en vez de un corrector a posteriori de la traducción automática de un algoritmo que no tiene en cuenta contextos ni dobles sentidos.

¿Qué hacer? Es sencillo; tal y como pide ATRAE (Asociación de Traducción y Adaptación Audiovisual en España): contar con traducciones humanas de buena calidad, bien pagadas y dentro de plazos asumibles.

Decisiones artísticas controvertidas

Colindante con el punto anterior se pueden enmarcar decisiones firmes de la plataforma que no sentaron muy bien al público potencial de determinados títulos como la controvertida elección de los actores de voz de la adaptación animada de Memorias de Idhún. Al margen de lo dispuesto por la autora del original literario, Laura Gallego, la serie recurrió a actores populares delante de las cámaras pero sin experiencia como actores de voz, repercutiendo en el resultado final y enfadando a los fans.

Una de decisión que, sin duda, se tomó teniendo en cuenta los datos de popularidad de otros títulos de esos actores en la plataforma. Como han explicado algunos artistas no muy contentos con su experiencia en el estudio de animación de Netflix, a veces los requerimientos de la compañía (sustentados en datos obtenidos a través del algoritmo) chocan con la creatividad del equipo imponiendo criterios basados en las cifras de lo ya conocido, limitando la innovación.

¿Qué hacer? Recuperar la idea de Netflix como espacio creativo libre que permitió a cineastas como Alfonso Cuarón, Martin Scorsese, Tamara Jenkins, Charlie Kaufman o Gareth Evans sacar adelante proyectos que otros estudios no habrían financiado. ¡Que tienen la película más libre y maldita de Orson Welles en el catálogo, caramba!

'Al otro lado del viento': Netflix estrena la última película de Orson Welles
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Replantear las cuentas compartidas

En los últimos meses, Netflix ha cambiado radicalmente su postura con respecto a las cuentas compartidas. Aunque en su momento era una funcionalidad que la compañía no tenía ningún reparo en publicitar, ahora consideran que más de 100 millones de usuarios hacen un uso indebido del servicio (básicamente, compartir con personas que no viven en el mismo hogar) por lo que están dispuestos a limitarlo firmemente.

Netflix en Twitter
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Cinemanía

En países como Chile, Perú y Costa Rica están poniendo a prueba restricciones destinadas a este fin. Su función como globo sonda no ha sentado nada bien a los clientes del resto de territorios, así que habrá que ver en qué termina la cosa aunque de por sí se trate del cumplimiento férreo de condiciones que ya están recogidas en los términos del servicio.

¿Qué hacer? Mantener la posibilidad de compartir cuentas, ajustando los precios según la tarifa correspondiente sin olvidar la primera de estas recomendaciones.

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Coordinador web 'Cinemanía'

Crítico de cine que ve demasiadas series, licenciado en Periodismo y posgraduado en Semiótica en la Universidad Complutense de Madrid; cayó en una marmita de Nouvelle Vague cuando era pequeño y lleva mucho tiempo acostándose tarde en festivales de cine.

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