Los remakes del cine de terror de los 70, ordenados de más espantoso a mejor: ¿alguno mereció la pena?

El terror de los 70 vuelve a estar de moda con la nueva entrega de 'El exorcista'. Repasamos los remakes más destacables surgidos de una década única para el cine de miedo.
Varios remakes del cine de terror de los 70
Varios remakes del cine de terror de los 70
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Varios remakes del cine de terror de los 70

Si hubiera que elegir una década donde el cine de terror brillara, posiblemente habría que elegir los 70. 

El terror vivió una época de oro con la aparición de autores como David Cronenberg, John Carpenter, Tobe Hooper, Wes Craven, William Friedkin o Joe Dante, la consagración de figuras fundamentales como Dario Argento o George A. Romero, más el estreno de títulos clave para la evolución del género como El exorcista, La noche de Halloween, Suspiria, Carrie, Tiburón o Alien.

Por lo que no es de extrañar que, recurrentemente, el cine del presente vuelva a mirar a dicha década para inspirarse. Algo que vuelve a ocurrir con la nueva mirada hacia El exorcista de la mano de David Gordon Green, director también de la última trilogía dedicada a Halloween

Aprovechando que el terror de los 70 vuelve a estar de moda, repasamos en este ranking 10 remakes del cine de terror de los 70, ordenados de más espantoso a mejor.

10. 'La profecía' (John Moore, 2006)

'La profecía' (Richard Donner, 1976) / 'La profecía' (John Moore, 2006)
'La profecía' (Richard Donner, 1976) / 'La profecía' (John Moore, 2006)
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A decir verdad, La profecía original, dirigida por Richard Donner en 1976, no puede equipararse con tótems como La matanza de Texas o El exorcista. Tampoco lo pretendía. Es una modesta pero eficiente cinta ejecutada con su habitual buen hacer por Donner, con interpretaciones de viejas glorias del Hollywood clásico como Gregory Peck, el inquietante Damian Thorn del pequeño Harvey Spencer o el glorioso score de Jerry Goldsmith, en especial la pieza Ave Satani.

Pero en comparación con el remake insípido dirigido por el inane John Moore, sería una obra maestra. El trabajo de Moore, sin el tono y ritmo de Donner, simplemente se basa en seguir caligráficamente la estructura y formas superficiales del original, sepultándolas bajo una cierta capa de cinema qualité salida casi de un bestseller de Dan Brown. Ni siquiera un reparto compuesto por actores de probada solvencia como Liv Schreiber, Julia Stiles, Mia Farrow, David Thewlis o Pete Posthletwaite pueden salvarla del naufragio.

9. 'Wicker Man' (Neil LaBute, 2006)

'El hombre de mimbre' (Robin Hardy, 1973) / 'Wicker Man' (Neil LaBute, 2006)
'El hombre de mimbre' (Robin Hardy, 1973) / 'Wicker Man' (Neil LaBute, 2006)
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Puede que El hombre de mimbre, la modesta cinta británica de folk horror dirigida por Robin Hardy, no fuera demasiado recordada antes de que Ari Aster llegara con Midsommar en 2019. Y que su impronta dentro de la historia del terror sea café para muy cafeteros. Pero no se merecía la inclasificable versión dirigida por Neil LaBute en 2006.

Inspirada no solo en la versión cinematográfica de 1973, sino en la novela original que adaptaba (Ritual, de David Pinner), la versión de LaBute, protagonizada por un Nicolas Cage totalmente fuera de lugar, tiene algunos elementos y decisiones estilísticas dignas de mención. En primer lugar, su intento por trasladar las atmósferas surreales de Twin Peaks y, como no, el score de un Angelo Badalamenti muy alejado de sus colaboraciones con David Lynch. 

Pero LaBute nunca encuentra el tono entre realismo y realismo mágico, entre lo weird y lo cotidiano, y la película acaba siendo un experimento inclasificable, algo arriesgado, pero tremendamente fallido.

8. 'La morada del miedo' (Andrew Douglas, 2005)

'Terror en Amityville' (Stuart Rosenberg, 1979) / 'La morada del miedo' (Andrew Douglas, 2005)
'Terror en Amityville' (Stuart Rosenberg, 1979) / 'La morada del miedo' (Andrew Douglas, 2005)
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Tras el éxito del remake de La matanza de Texas, Michael Bay, a partir de su productora Platinum Dunes, decidió que podía ser una buena idea continuar rehaciendo algunos de los títulos más emblemáticos de los 70. La realidad es que Terror en Amityville, la cinta original de 1979 dirigida por Stuart Rosenberg, no era La matanza de Texas de Tobe Hooper. Más bien era una cinta que surgiría casi como pura exploitation de la resaca del terror de los 70.

A decir verdad, rehacer una cinta que tampoco podría considerarse como un clásico podía ser una buena idea. Y su director, Andrew Douglas, lo intenta. A lo mejor demasiado. Porque La morada del miedo está obsesionada por aterrorizar y en sus excesos se pasa de rosca, no siendo capaz de crear una atmósfera exponencialmente terrorífica, sino que, como elefante en cacharrería, enseña sus cartas en su primera media hora, haciendo que este El resplandor trash acabe convirtiéndose en la parodia involuntaria que ninguno de sus integrantes buscaba.

7. 'Carrie' (Kimberly Peirce, 2013)

'Carrie' (Brian De Palma, 1976) / 'Carrie' (Kimberly Peirce, 2013)
'Carrie' (Brian De Palma, 1976) / 'Carrie' (Kimberly Peirce, 2013)
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En honor a la verdad, esta adaptación de la primera novela de Stephen King no es una mala película. Sus dos protagonistas, Chloe Grace Moretz y Julianne Moore, están más que correctas en su tóxica relación madre-hija. Kimberly Peirce retrata de manera acertada el difícil paso de la infancia a la adolescencia de una joven sometida por una madre puritana y castrante desde una mirada femenina que quizá la película original dejaba algo más de lado. Pero el problema es que la original está dirigida por Brian De Palma.

De Palma es mucho De Palma y su Carrie es una cumbre, tanto de su filmografía como del terror de los 70. Aunque Peirce la emula bien en la gran mayoría de ocasiones, además de subrayar o expandir aquello que De Palma dejaba algo más de lado, la brillantez en la construcción de las set pieces, en especial el clímax final, tan bello como escalofriante y su búsqueda consciente de las formas del giallo, más lo sugerente de su macabra imaginería, aquí acaban convirtiéndose en una cinta profesional y eficiente que, lástima, languidece al confrontarla con la excepcional adaptación anterior.

6. 'Amanecer de los muertos' (Zack Snyder, 2004)

'Zombi' (George A. Romero, 1978) / 'Amanecer de los muertos' (Zack Snyder, 2004)
'Zombi' (George A. Romero, 1978) / 'Amanecer de los muertos' (Zack Snyder, 2004)
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El amanecer de los muertos original, estrenada diez años después de que Romero cambiara la historia del terror con La noche de los muertos vivientes, llegó rodeada de polémica por la crudeza de algunas partes de su metraje, su giro de 180º estético y formal y la infinidad de montajes diferentes con las que se estrenó, provocado por lo gráfico de sus imágenes. Algo que posiblemente la convirtiera incluso en una cinta aún más influyente que la original estrenada en 1968.

Traerla de vuelta para las audiencias contemporáneas no era algo sorprendente. Sobre todo después de que el género zombie resurgiera a principios de los 2000 con 28 días después. La fundamental cinta dirigida por Danny Boyle y escrita por Alex Garland miraba directamente a El amanecer de los muertos para darle una vuelta de tuerca y convertirse en La noche de los muertos vivientes contemporánea.

Algo que no ocurriría con la ópera prima de Zack Snyder, guionizada por un James Gunn entonces aún desconocido. Visto con la perspectiva del tiempo, este remake fracasa por el choque frontal de dos miradas antagónicas. La de un hombre que nunca se toma nada en serio (Gunn) y la de uno que se lo toma todo en serio (Snyder). A su favor, dos secuencias: el prólogo (en especial el plano general que da cuenta de la magnitud del evento) y el parto del bebé zombificado. El resto, mucho mejor en una comedia voluntaria: Zombies Party, de Edgar Wright.

5. 'La matanza de Texas' (Marcus Nispel, 2003)

'La matanza de Texas' (Tobe Hooper, 1974) / 'La matanza de Texas' (Marcus Nispel, 2003)
'La matanza de Texas' (Tobe Hooper, 1974) / 'La matanza de Texas' (Marcus Nispel, 2003)
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Es un hecho que La matanza de Texas de Tobe Hooper significó un punto y aparte para el terror. Las formas de falso documental, la crudeza de sus imágenes, la capacidad de revolver el estómago con el mínimo de casquería, sugiriendo el horror en vez de ponerlo en primer plano, más esa perfecta mezcla entre realismo y onirismo están al alcance de muy pocas personas. Incluso del propio Hooper, que fue incapaz de sobrevivir a su ópera prima.

La primera producción de terror de Michael Bay con Platinum Dunes fue una apuesta arriesgada: traer de vuelta un tótem del terror cuyas secuelas nunca habían sido capaces de estar a la altura de una obra única. Pero el filme dirigido por Marcus Nispel lo consigue, llevándolo al universo Bay, donde la estética de los 70 es un trampantojo salido de una tienda de Abercrombie & Fitch (al igual que sus atractivos protagonistas). 

Todo rodeado de un grim and gritty de diseño, casi un spot publicitario que, sorprendentemente, se atreve a llevar hasta el extremo el torture porn, poniendo en primer plano y de manera extremadamente gráfica aquello meramente sugerido en la cinta original.

4. 'Piraña 3D' (Alexandre Aja, 2010)

Piraña (Joe Dante, 1978) / 'Piraña 3D (Alexandre Aja, 2010)
'Piraña' (Joe Dante, 1978) / 'Piraña 3D' (Alexandre Aja, 2010)
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De todos los títulos que surgieron en los 70 a raíz del éxito de Tiburón, de Steven Spielberg, es posible que Piraña, la intrascendente pero divertida cinta de un primerizo Joe Dante, sea la más loable. Puro exploitation que sería llevado al extremo con su segunda entrega, Piraña II: Los vampiros del mar, la ópera prima de James Cameron que su arrogante director preferiría enterrar en el fondo del mar.

Alexandre Aja, enfant terrible del nuevo extremismo cine francés, lleva hasta el paroxismo la premisa original. Haciendo un uso burdo del 3D incipiente post-Avatar, la explotación del cuerpo desnudo de hombres y mujeres jóvenes sirve para burlarse del cortocircuito puritano de la sociedad americana, abusando y parodiando los tópicos del terror más mainstream. 

Los turgentes y siliconados cuerpos juveniles de su primera mitad se convierte en una orgía de carne y vísceras de los antaño objetos de deseo, en una propuesta extrema y lúdica al mismo tiempo pocas veces vista en una producción made in USA por su brutalidad.

3. 'Halloween: El origen' (Rob Zombie, 2007)

'La noche de Halloween' (John Carpenter, 1978) / 'Halloween: El origen' (Rob Zombie, 2007)
'La noche de Halloween' (John Carpenter, 1978) / 'Halloween: El origen' (Rob Zombie, 2007)
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Atreverse con un tótem como La noche de Halloween de John Carpenter (el padre del slasher tal y como lo conocemos) es de audaces o de inconscientes. Y no me refiero a trasladarlo de manera reverencial como hiciera David Gordon Green, sino dándole la vuelta al original como a un calcetín y dejándola casi irreconocible. Eso es lo que (casi) consigue Rob Zombie.

La cinta de Zombie está dividida en dos partes bien diferenciadas. La primera de ellas es la que se escinde (y amplía) totalmente de la obra de Carpenter. Partiendo del prólogo con el que da inicio la cinta original, Zombie compone un retrato sobrecogedor y tremendamente crítico con el sueño americano. 

El problema es que su segunda mitad, la parte que más rinde pleitesía al original, es más que efectivo como slasher gore (mucho más crudo y gráfico) pero quizá ata en demasía la creatividad de un Zombie que se encontraba mucho más cómodo e interesado en lo anterior.

2. 'Las colinas tienen ojos' (Alexandre Aja, 2006)

'Las colinas tienen ojos' (Wes Craven, 1977) / 'Las colinas tienen ojos' (Alexandre Aja, 2006)
'Las colinas tienen ojos' (Wes Craven, 1977) / 'Las colinas tienen ojos' (Alexandre Aja, 2006)
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Dentro de la filmografía de Wes Craven, Las colinas tienen ojos se encuentra en un nivel medio. No es uno de sus trabajos fundamentales como Pesadilla en Elm Street, Scream o incluso su debut tras las cámaras, La última casa a la izquierda, pero tampoco está entre sus trabajos más irregulares, ya sea Amiga mortal, Shocker o La cosa del pantano. Más bien podríamos ubicarla dentro de ese espectro de trabajos estimables pero algo irregulares como La serpiente y el arco iris, El sótano del miedo o La nueva pesadilla de Wes Craven.

Por lo tanto, Aja tenía manga ancha para desarrollar su particular versión de la cinta original de 1977. Y el director de Alta tensión se luce con un relato de brutalidad extrema, que se atreve a jugar con todos los tópicos y lugares comunes (y seguros) del género de terror para despistar a sus desprevenidos espectadores y golpearles brutalmente con una exacerbada mala uva. Siendo nada misericordioso con su audiencia, al igual que Rob Zombie en Halloween: El origen, destapa los horrores surgidos de un sueño americano que solo crea monstruos.

1. 'Suspiria' (Luca Guadagnino, 2018)

'Suspiria' (Dario Argento, 1977) / 'Suspiria' (Luca Guadagnino, 2018)
'Suspiria' (Dario Argento, 1977) / 'Suspiria' (Luca Guadagnino, 2018)
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Rehacer o intentar emular esa joya inclasificable que es la Suspiria original de Dario Argento es una tarea suicida. Porque la obra estrenada en 1977 no solo es un trabajo único e inimitable, sino que es la cumbre creativa del cineasta, donde la fantasmagoría surge de una estética, unas formas y un diseño de producción superlativos. Casi como si fuéramos capaces de introducirnos en las pesadillas de un esteta, más centradas en las sensaciones que en su hilazón argumental, tan surreal como lisérgica.

Motivos por los que el remake de Luca Guadagnino fue recibido con los cuchillos en alto por los aficionados al giallo y con la ceja levantada por la crítica especializada. Lamentablemente, ambos espectros miraron por encima del hombro a una de las cintas de terror más interesantes y reivindicables de los últimos tiempos. 

La versión de Guadagnino rompe con el original en sus formas superficiales, olvidándose del ejercicio cromático de Argento y acercándolo más a las texturas y a la estética de R.W. Fassbinder. Algo potenciado de manera evidente al introducirla dentro del contexto histórico de la convulsa Berlín de finales de los 70.

Pero todo es una excusa para la hechicería. A partir de Suspiria y las dos siguientes entregas que compondrían la trilogía de Argento, Inferno y La madre del mal, Guadagnino compone una pieza de ballet profano con reminiscencias cabalísticas que funde lo diegético y lo extradiegético conjurando un hechizo que busca invocar las raíces del giallo.

A lo largo de su Suspiria, con una eclosión de colores primarios, un zoom inesperado o su clímax final, el giallo y su estética característica se funden con el elemento sobrenatural desatado de la ficción, dando lugar a uno de los trabajos más arriesgados y bellamente perversos del terror contemporáneo.

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