Entrevista

San Sebastián 2022 | "Decía 'desahucio' y notaba las caras de '¿Qué puedes esperar de Juan Diego Botto?"

El actor de 'Martín (Hache)' o 'Historias del Kronen' debuta en la dirección con 'En los márgenes', protagonizada por Penélope Cruz y Luis Tosar.
Imagen de Juan Diego Botto / Agradecimientos a 7 Islas Hotel (@7islashotel)
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Jacobo Medrano
Imagen de Juan Diego Botto / Agradecimientos a 7 Islas Hotel (@7islashotel)

Fue con 11 años. En el rodaje de El río de la vida, de Jaime Chávarri, cuando Juan Diego Botto (Buenos Aires, 1975) sintió por primera vez la llamada de la ficción. Hoy, tras estrenar en el Festival de Venecia En los márgenes, su primera película como director, el intérprete le quita importancia al asunto. “El segundo de dirección de aquel rodaje me cuidaba mucho. Supongo que por hacerme el mayor y el interesante le dije: ‘Tengo una historia’. Él me tomó en serio, lo que me hizo mucha ilusión. Nos juntamos un par de veces, él me decía que era importante que anotase todas las historias que se me ocurriesen”. 

Dicho y hecho. Aquel consejo desinteresado terminó convertido muchos años después en un largometraje sobre el drama de los desahucios protagonizado por Luis Tosar y Penélope Cruz, que también es productora de la película. Botto se ríe recordando esos tiempos en los que fue niño actor. “Fantaseé bastante tiempo con escribir un guion pero tenía 11 años. Nunca escribí nada, evidentemente. Aunque sí es verdad que pergeñé una historia”, nos cuenta en el hall del Hotel 7 Islas de Madrid, en medio de una jornada maratoniana de entrevistas, coloquios y representaciones teatrales previas al Festival de San Sebastián, donde su película participa en la Sección Perlas.

¿Cómo era esa historia que pergeñaste? Era una historia que había visto en mi barrio. Yo vivía en la Plaza de Santa Ana. En esa época, la calle de la Cruz estaba llena de prostitutas y había mucha droga. Había un chaval en la plaza que era hijo de una prostituta. Muchas veces los otros niños se reían de él por eso. En realidad, para mí todo era una excusa para inventar algo para volver a trabajar con Ángela Molina, que me había parecido la mujer más fascinante del mundo. En El río de oro me enamoré perdidamente de ella.

Imagen de 'En los márgenes'
Imagen de 'En los márgenes'
Cinemanía | OZZ

Entonces, el compromiso social ha estado ahí siempre. Las historias que me interesan son historias que están ahí. Es lo que ocurre a mi alrededor, las cosas que veo, que pasan. Y que son las que me interesan. No nace de una obligación de aportar algo, de la necesidad de sentir que debo contribuir de alguna manera. Todo lo que he escrito, mi teatro, tiene que ver con la dictadura argentina y con el exilio. Incluso mi última obra de teatro no deja de ser la historia de un desaparecido, Federico García Lorca. Con En los márgenes me ocurrió lo mismo. Me topé con esta historia que sucedía y que sigue sucediendo a nuestro alrededor. Me enamoré de las personas, de su heroísmo, de su entrega, de su angustia, de su lucha.

¿Por qué decidiste dar el salto a la dirección ahora? En realidad no es ahora. Yo empecé con esto hace 10 años. El germen de esta historia está en 2013 y tardamos tiempo en escribir el guion. Y estuvimos muchos muchos años intentando conseguir el dinero. Pero si esto hubiese fluido de una forma natural esta película se hubiera rodado en 2016 o 2017.

Esa búsqueda de financiación seguro que no ha sido la mejor parte de debutar como director. Es muy tediosa y muy frustrante. Ir a reuniones a tratar de vender tu historia. Y notas enseguida que no les interesa. El famoso pitch donde tratas de resumir tu historia en diez minutos. Siempre que llegaba la palabra “desahucio” notaba una desilusión en el receptor... Un “Ya, claro, qué podíamos esperar de Juan Diego Botto”. Y eso ha sido una, otra, otra, otra. Hasta que finalmente encontramos el camino.

Imagen de 'En los márgenes'
Imagen de 'En los márgenes'
Cinemanía

Cuéntame esas historias reales que te movieron a escribir el guion de esta película. Para saber de qué estábamos hablando fuimos a muchas asambleas de vivienda, hablamos con muchos abogados y abogadas, trabajadores sociales... Pero fue fundamentalmente en las historias de las propias afectadas donde encontramos muchos temas y una fortaleza y un heroísmo... Hay mujeres que han pasado por cosas que la mayoría de nosotros no pasaríamos ni en cinco vidas y lo han hecho en tres, cuatro o cinco años. 

Mujeres que con tres hijos se han visto en la calle, han tenido que volver a empezar, a veces sufriendo maltrato... Y a pesar de estar en lo peor y no tener nada se esforzaban por ir a una asamblea para intentar ayudar a otros. Se levantaban a las seis de la mañana para ir a la casa de una persona a la que no conocían de nada para intentar que no la echasen de su vivienda. Son casos como el de Carmen, a la que estafaron, perdió todo el dinero que tenía, la echaron de su casa, terminó en una casa de acogida de una ONG donde tuvo muchos problemas, casi perdió la custodia de sus hijos... O el de Elsa, que tiene tres hijos, el hijo menor ha tenido seis tumores cerebrales, la desahuciaron de su casa, mientras la estaban desahuciando tenía una orden de alejamiento de su marido porque intentó asesinarla... Es gente que nunca va a tener ningún reconocimiento y que para mí sostienen el mundo. 

Estas mujeres son absolutas heroínas. Olga [Rodríguez, coguionista de En los márgenes y pareja sentimental de Botto] y yo nos enamoramos de estas mujeres y si esta película sirve para que se vean reflejadas y tengan un momento de reconocimiento, me parece más que suficiente.

Me parece muy interesante Rafa, el personaje de Luis Tosar, un abogado que no pone límites en su activismo y acaba descuidando su vida personal. ¿Os inspirasteis en algún abogado en particular? Nos inspiramos en varios abogados. Uno en concreto. Un tipo que estudió en una universidad privada. Su compañeros de carrera ganan 7.000 euros al mes y él no llega a 1.000 porque decidió que dedicaría su vida a las personas que no tienen nada. Es el paradigma del activista. Y no solo del activista. Hay mucha gente que, por su entrega a otros o por su dedicación laboral, sacrifica lo afectivo. 

Una de las cosas que observamos y que está en la película es que las mujeres son las que salvaguardan la familia. Sin embargo, los hombres, cuando ven cuestionada su masculinidad, no saben cómo reaccionar. Los tres hombres de la película están muy desorientados. Incluido el personaje que interpreto yo, que no ha sabido readaptarse a su relación sentimental tras perder el trabajo y ver que es su mujer la que se empodera, empieza a hablar con abogados, va a asambleas... Es algo que observamos una y otra vez, esas mujeres que están ahí sosteniéndolo todo.

Penélope Cruz y Juan Diego Botto en el rodaje de 'En los márgenes'
Penélope Cruz y Juan Diego Botto en el rodaje de 'En los márgenes'
Cinemanía

¿Y cuánto hay de vuestra propia experiencia en el personaje de Luis Tosar? En el rodaje queríamos hacer camisetas de “Rafa somos todos”. Hay una identificación porque no es fácil encontrar el equilibrio entre tu vocación, tu dedicación, tu activismo y tu vida personal. Hay veces que es muy complicado. Ese personaje ha sido un espejo que nos ha permitido aprender de nosotros mismos. 

¿Qué ha sido lo más placentero y más revelador de la experiencia de dirigir cine? Ha habido muchas cosas muy placenteras y muy reveladoras. Toda la parte de investigación, de aprender y pasar tiempo con esta gente, para mí ha sido lo más enriquecedor con mucha diferencia. En el rodaje lo que más me ha gustado es el trabajo en equipo. Tú tienes una idea de la historia que quieres contar, de la manera en la que la quieres contar y eso se lo transmites a un montón de gente. Y ves como ese montón de gente se esfuerza por llevar esa idea a cabo. 

En este caso nuestro objetivo era ser lo más verosímiles posibles, jugar casi al documental, a lo extremadamente verosímil, y eso se traduce en una apuesta de cámara determinada, en un vestuario determinado... Lo primero que hicimos fue hacer una reunión con todos los actores y los jefes de equipo con los afectados de los desahucios. Hicimos una ronda en la que cada persona contaba su caso y al final estaba todo el equipo llorando. A partir de ahí todos sabíamos qué historia teníamos que contar.

¿Y cómo te has sentido dirigiendo actores? Una de las cosas de las que me di cuenta rodando es que uno puede acertar más o menos con la cámara pero al final lo que más cuenta en una película son las personas que están delante, los actores y actrices. Estoy muy contento del trabajo que han hecho todos. Hasta los que dicen una frase.

El hecho de que a Penélope Cruz la conozcas desde hace tantos años, ¿ha hecho las cosas más fáciles o más difíciles? Más fácil. Sobre todo, ella lo ha puesto muy fácil. Penélope es una estrella internacional, y es fácil que te impresione. Lo puso muy fácil, para mí y para todos. Se volcó en la historia de estas mujeres. Se puso al servicio de la historia, en el peinado, el no maquillaje... El hecho de que nos conociéramos me permitió acercarme a ella con mucha complicidad.

Imagen de 'En los márgenes'
Imagen de 'En los márgenes'
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A lo largo de tu trayectoria como actor, ¿qué has aprendido de los directores con los que has trabajado que hayas aprendido en tu debut en la dirección? Creo que uno va absorbiendo cosas sin darse cuenta y uno no piensa en ello hasta que se ve en la obligación de ponerlo en práctica. Quizá he aplicado la percepción de que los directores que más espacio dan, que más confían en su equipo, tanto técnico como artístico, suelen sacar mejores resultados. Hay otros directores que marcan más, que te sujetan más. Pero creo que esos espacios que genera Adolfo Aristarain, Víctor García León, Montxo Armendáriz... Esa confianza que hace que el actor, el director de arte, de fotografía, se atrevan a decir “por qué no hacemos esto así” o “creo que esto funcionaría”. Yo intenté crear ese clima de confianza.

¿Repetirás como director? No lo sé. Depende de la historia. Para mí dirigir no era... Es verdad que a los 10 años se me ocurrió esa historia, pero para intentar retener a Ángela Molina a mi lado... que es un motivo tan digno como cualquier otro para hacer una película [se ríe]. Pero dirigir para mí no es un fin en sí mismo. Me ocurre lo mismo con mi teatro. Si me encuentro con otra historia que me apetezca contar, lo haré. Pero ahora mismo no lo sé.

¿Sientes que las historias que escribes resuelven cosas en la realidad? No. Ni siquiera en mí mismo. No resuelven. Si el arte resolviera ahí estaría la respuesta de todo. Creo que el arte puede contribuir a crear un debate, a hacer preguntas, a que miremos aspectos de nuestro mundo que no solemos mirar, que reflexionemos sobre cuestiones sobre las que no solemos reflexionar, y eso no es poco. En lo personal ocurre lo mismo. 

El arte para mí no funciona como terapia pero sí sirve para cerrar cuestiones. Tengo un tema con la desaparición de mi padre. No escribo una obra de teatro y queda resuelto pero me permite sublimar, transformar mis inquietudes en algo creativo, positivo, algo que expone tus vulnerabilidades y, en el mejor de los casos, se convierte en algo útil para el otro.

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Andrea G. Bermejo
Redactora jefa 'Cinemania'

Puedes leerme en CINEMANÍA. Puedes verme en Historia de nuestro cine, el programa de cine español de La 2 en el que colaboro. Y puedes oírme en el podcast 'Mi vida en películas'. Estudié Periodismo y Humanidades en la universidad San Pablo-CEU y tengo un Máster en Literatura inglesa y norteamericana en la Universidad Complutense. He dirigido el documental 'El hombre que diseñó España' y estoy escribiendo un libro sobre la cineasta Cecilia Bartolomé.

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