Segundo de Chomón: 150 años del pionero turolense y mago del cine

Nacido en 1871, Segundo de Chomón ayudó a consolidar la narrativa del cine tal y como lo conocemos y su talento viajó por la Europa del momento, de Barcelona a París o Turín.
Les tulipes (1907)
Los tulipanes (1907)
Filmoteca de Catalunya
Les tulipes (1907)

El 17 de octubre de 1871 nacía en Teruel Segundo de Chomón, uno de los grandes pioneros del cine. Conmemoramos, así pues, su 150 aniversario celebrando sus miniaturas silentes repletas de fantasía, color y trucajes visuales en obras como Los tulipanes (1907), El hotel eléctrico (1908), Viaje a Júpiter (1909) o Superstición andaluza (1912), pero, sin embargo, aún con algunas pocas certezas sobre su figura. ¿Quién era en verdad Segundo de Chomón? ¿Cómo comenzó en la industria del cine? ¿Cómo consiguió convertirse en uno de los grandes talentos del cine silente?

A Chomón se le considera, de manera muy vaga, “el Méliès español”, pero el calificativo apenas resume una trayectoria singular y creativa que le llevó a trabajar en las principales compañías cinematográficas de la época, de Barcelona a París o Turín. Para el investigador Joan M. Minguet Batllori, Chomón es una figura clave en la transición entre el llamado ‘cine de atracciones’ y las primeras películas narrativas. 

“Supo adaptar progresivamente su trabajo, ajustándose a las nuevas condiciones que planteaba el cine como mercado y como modo de representación”, apunta Minguet Batllori, uno de los grandes expertos en el turolense.

Rosa Cardona, comisaria junto a Mariona Bruzzo del Año Chomón puesto en marcha por la Filmoteca de Catalunya, afirmaba en la presentación de los actos de homenaje que la biofilmografía de Chomón presenta "muchas incertidumbres, lagunas, dudas y suposiciones, consecuencia de la carencia de datos, pero también del mismo medio, en que el anonimato dentro de las productoras era la norma”. Apenas existen fuentes primarias de la época sobre este hombre de cine. “No se conservan entrevistas, ni diarios, ni memorias, ni cartas", indica.

Segundo de Chomón, arriba el segundo por la izquierda
Segundo de Chomón, arriba el segundo por la izquierda
Filmoteca de Catalunya

Una biografía escurridiza

Sí sabemos que el que fuera hijo del médico Isaac Chomón y de Luisa Ruiz estudió secundaria en su ciudad natal. A partir de ahí, su rastro se pierde hasta 1895–97, cuando algunas fuentes le sitúan entre París y Barcelona. En cualquier caso, en esos años conoció a quien sería su mujer, la actriz de opereta y teatro popular Julienne Mathieu, y figura que, según parece, le introduce en el mundo del cine: mientras él fue movilizado a la guerra de Cuba, ella comenzó a trabajar en una nueva profesión que había emergido para entonces con mucha fuerza, el pintado manual de películas.

Hay fuentes que aseguran que fue el mismísimo Méliès quien introdujo a Mathieu en la profesión, tal vez porque entre los primeros trabajos de la familia Chomón estaba colorear películas de la Star Films de Méliès, pero esa hipótesis, aunque muy poética, de momento no está documentada.

Sea como fuere, entre 1901, año en que la familia Chomón establece un pequeño taller de pintado de películas, y 1929, año de su deceso, el turolense colaboró en más de 100 obras de distintas compañías en las principales capitales del continente. Su trayectoria, de este modo, sigue el recorrido del arranque del séptimo arte como pocas otras y en la última etapa de su carrera trabajó, mayormente, como operador especializado en trucajes y efectos especiales en títulos tan celebrados como la italiana Cabiria (1914), dirigida por Giovanni Pastrone, y colaborando, tras mudarse de nuevo a París, en el Napoleón (1926) de Abel Gance.

Seguir el rastro de esas películas, algunas de ellas digitalizadas por las más importantes filmotecas europeas y exhibidas en sus canales online para el disfrute del espectador global puede ser una buena manera de acercarnos a su vida y, sin duda, a su obra y legado. "Chomón es clave para entender el cine en su etapa muda", señalaba Carmona para recordar el valor del turolense universal. Celebrémosle, así pues, etapa a etapa, película a película.

Primeros pasos como hombre orquesta fílmico: 1901–1906

Hasta el verano del 1906, aproximadamente –las fechas no son del todo fiables en la biografía de Chomón–, nuestro protagonista vive en Barcelona, una ciudad a la que siempre estará fuertemente ligado. Se gana la vida en espectáculos y proyectos ligados al cine, justo en un momento efervescente en la capital catalana, ya que el crecimiento industrial viene acompañado de una transformación demográfica inmensa y, con ello, aparecen nuevas maneras de ocio urbano. Entre estas, el cine.

En esos años, Chomón hace de todo. Ilumina para el cinematógrafo Martí una copia del filme Barbe blue (1901), de Méliès; también colorea obras de la compañía Pathé Frères, es el responsable de varios programas de filmes, que en prensa se anunciaban como Las maravillas de Lumière-Chomón, y comienza a trabajar como operador para la sociedad cinematográfica Marro y Macaya, entre otros proyectos.

Durante esta época ya asociado con Marro y Macaya realiza sobre todo documentales paisajísticos, según el gusto de la época, es decir, vistas del Tibidabo de Barcelona, de Montserrat, etc. Sin embargo, sí hay una obra que destaca de entre su producción de estos primeros años es una peliculita cómica de 1904, L’hereu de Can Pruna, “una cinta cómica de una modernidad absoluta”, apostila Minguet Batllori.

Los ortodoxos de las historias originales se llevarían las manos a la cabeza con L’hereu de Can Pruna, ya que es una adaptación para el público local de la comedia dirigida por Edwin S. Porter How a French Noble Man Got a Wife Trough the New York Herald Personal Columns (1904), que va, como señala su título, de un hombre que busca esposa poniendo un anuncio en prensa y acaba huyendo de una masa de mujeres que ha acudido a la cita.

La version de Chomón se estrenó en el local Electrocinemágico el 21 de diciembre de 1904; un cine cuyo nombre, sin duda, parece haber sido pensado exprofeso para las películas del genial turolense.

En la gran Pathé Frères (1905–1910)

En los primeros años del siglo XX, la compañía Pathé se convirtió en una potencia industrial cinematográfica de primer nivel, con delegaciones en todas partes del mundo. También en Barcelona, que para entonces era uno de los puntos de distribución de películas más importantes de Europa. Chomón no tardó en entrar en contacto con la empresa y hacia 1905 emigra a París para desarrollar una profesión que le llevará a los anales del cine.

Chomón trabajaría, en un principio, en la sección de los films à trucs y las fantasmagorías; temática absoluta del llamado cine de atracciones y en el que destacaría de manera excepcional ya desde su llegada a Chez Pathé. Es el caso, por ejemplo, de la pieza Ah, la barbe (1905), una divertidísima miniatura en la que la gestualidad del actor, uno de los rasgos característicos de estas piezas de cine temprano, es el gran reclamo de la narrativa.

Sin duda, su etapa en Francia es especialmente creativa y las obras más conocidas de Chomón son de esta época. Talento desbordado en modo cascada. Citamos: en Le charmeur (1906), Chomón adapta La Chrysalide et le Papillon d'or, el cortometraje de 1901 de Méliès, para ofrecer una versión a todo color.

En la vertiginosa Le spectre rouge (1907), una criatura de color rojo se divierte con diabluras gracias a un jarrón embrujado que le otorga poderes excepcionales.

Con En avant le musique (1907) nos lleva a un escenario formado por grandes pentagramas musicales en el que una joven ataviada con un uniforme de colores dirige un pequeño conjunto de músicos mágicos.

Su obra más conocida, El hotel Eléctrico (1908), es un repertorio prodigioso de imaginación y trucos cinematográficos, en especial el stop-motion. La historia nos sitúa en un hotel totalmente automatizado, en el que las maletas suben solas, los abrigos vuelan, un cepillo cobra vida y peina a una señora, y así hasta que reventar de risas.

No podíamos concluir la etapa francesa de Chomón sin citar Los tulipanes (1907) y Viaje a Júpiter (1909), adaptación del Viaje a la Luna(1902), de Méliès.

Regreso a Barcelona: los años de Ibérico Films

Cuando Chomón regresa a Barcelona en 1909, decide tratar de rentabilizar toda la experiencia acumulada en la compañía Pathé. Se desconoce si fue despedido o si se fue por su propio pie, pero sí sabemos que en la capital catalana pone en marcha una compañía, junto al valenciano Joan Fuster i Garí, que, pese a la inversión –llegaron a construir un estudio de rodaje– y a la ingente producción de filmes, acaba fracasando.

Chomón vuelve al documental de vistas para la Pathé y para la compañía Ibérico, al tiempo que no abandona sus aspiraciones de seguir creando ficción y filmes fantásticos. De esta época se conservan tres grandes maravillas que dan cuenta de la madurez fílmica que manejaba Chomón y piezas donde la narrativa ya dejaba de ser una tentativa y donde los trucajes siguen siendo el máximo reclamo: El iris fantástico (1912), Metamorphoses (1912) y Superstición andaluza (1912).

Última etapa en Turín

Hacia 1912 Segundo de Chomón es fichado por Giovanni Pastrone para la casa Itala Films y la familia vuelve a mudarse camino, esta vez, de Turín. Allí, Chomón adquiere otro estatus, de más categoría pero que comporta asimismo menos libertad creativa, y acaba participando en las grandes producciones de la casa italiana, desde las películas colosales como Cabiria (1914) a melodramas como Padre (1912), dirigida por Gino Zaccaria, como director de fotografía y de efectos especiales.

Cuenta Minguet Batllorí que cuando Chomón llega a Itala, se encuentra con un nuevo marco industrial cinematográfico, ya que entre 1905 y 1910 las grandes compañías comienzan a plantear y establecer la división especializada del trabajo, con unos organigramas diseñados bajo unas estrategias comerciales muy definidas. “Segundo de Chomón sabía adecuarse a un nuevo cambio en la historia del cine mudo”, subraya el experto.

Con todo, el turolense continúa moviéndose entre capitales europeas. De nuevo en París, a partir de 1923 participó en el rodaje de Napoleón (1926) de Abel Gance, y no deja de seguir creando peliculitas por amor al cine. Es el caso de Lulù (1923), una fantasía en stop-motion realizada en su taller particular con la ayuda de su mujer y su hijo, al margen de cualquier estructura de producción, que cuenta la historia de un mono que se enfrenta con su varita mágica a un astuto ladrón.

Se trata del último cortometraje dirigido por el cineasta, que moriría solo seis años después, y que hoy podemos disfrutar gracias al sobrino del turolense Piero Chomón, legó al Museo del Cine de Turín el positivo original de nitrato coloreado.

Celebrar hoy a Chomón

Este 17 de octubre de 2021 se celebran, por tanto, los 150 años de Segundo de Chomón desde muy diferentes aproximaciones y propuestas. En Cataluña, la Filmoteca acoge el llamado Año Chomón con una variadísima agenda que se despliega en la sede del Raval de la institución, el Museu del Cinema de Girona, en un programa especial en la televisión autonómica e incluso en otras citas fuera de las fronteras españolas, con la complicidad de otras filmotecas europeas, así como fuera de los contornos del cine.

Por ejemplo, durante la muestra LOOP, en noviembre se recordará el legado del turolense a partir de obras contemporáneas como Touching Blues (2021) de Aimar Pérez Galí, en una sesión comisariada por Cloe Masotta.

Destacamos del Año Chomón catalán el congreso Laboratorio Chomón, un encuentro internacional los próximos 19 y 20 de octubre entorno a su figura y su legado que, por una parte, pretende "dar a conocer las técnicas en qué Chomón sobresalió: el color, los efectos especiales y la animación” y que pretende asimismo novedades en relación con la primera etapa profesional del turolense.

Filmoteca Española, por su parte, ha programado una sesión en el Cine Doré el domingo 17 de octubre con una selección de piezas acompañadas de música en directo, con obras como En avant le musique, Los tulipanes o El hotel eléctrico, entre otras. También su programa online Flores en la sombra está dedicado esta semana al turolense.

En Teruel, del mismo modo, también homenajean a uno de sus ilustres con la muestra Chomón. El cinematógrafo de la fantasía, impulsada por el Instituto de Estudios Turolenses de la Diputación de Teruel.

Y, por si no fuera suficiente, en Filmin, con motivo del Año Chomón,­­­­­­ hay una selección de 29 de sus filmes más característicos para conocer, revisar y disfrutar de su genio inmortal, patrimonio indiscutible del séptimo arte.

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