Tras los problemillas de la difunta Iron Fist por cosas de representación racial y whitewashing, y tras el megaéxito de Black Panther (una película en la que los actores blancos son minoría), Marvel parece haberse dado cuenta de que eso de la diversidad étnica vende. Sumando a ello el éxito de la comedia Crazy Rich Asians, la Casa de las Ideas está buscando un director y actores de origen asiático para su próximo proyecto: llevar a la gran pantalla a Shang-Chi, el maestro del kung-fu.
El guion de la película tendrá la firma de Dave Callaham (Wonder Woman 1984, la serie Jean-Claude Van Johnson), a quien le tocará refrescar a un héroe cuyos orígenes resultan ahora muy incorrectos. Creado en 1973 por Steve Englehart y Jim Starlin (el papá de Thanos) como respuesta a la fiebre seventies por las películas de artes marciales, Shang-Chi fue en los cómics nada menos que el hijo de Fu-Manchú, el célebre villano de las novelas de Sax Rohmer. Afortunadamente, sus aventuras en papel no tardaron en alejarse de los estereotipos racistas para adentrarse en territorios de intriga y espionaje internacional, siguiendo el ejemplo de Bruce Lee en su clásico Operación dragón.
Con 45 años de historia en papel, y un currículum que incluye colaboraciones con Spider-Man, los Vengadores y otras primeras figuras de Marvel, Shang-Chi tiene aventuras de sobra que llevar al cine.
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