Música abierta de ojos: 5 experiencias sonoras muy visuales del Sónar 2024

La dimensión audiovisual del festival muchas veces no está en las pantallas, sino en los sonidos.
Floating Points en el Sónar 2024
Floating Points en el Sónar 2024
Cinemanía
Floating Points en el Sónar 2024

Por mucho que el festival Sónar de Barcelona sea una cita clave en la agenda musical, nunca le faltan alicientes sensoriales que van más allá de lo auditivo. 

El programa de actuaciones y actividades es tan amplio como trans(-disciplinario y -versal), lo que permite la convivencia de experiencias muy variadas (de la sesión DJ al concierto de cuerda, del ambient minimalista al fiestón quemapista) en un relato que muta según la ruta escogida por cada asistente.

Según los datos de los organizadores, la 31ª edición del Sónar se saldó con un nuevo récord de asistencia de 154.000 espectadores que deja atrás tanto las cifras del año pasado como los números prepandemia. Así que podemos suponer otros tantos recorridos por la programación. En nuestro caso, las paradas clave con mayor aliciente visual fueron las siguientes.

Laurel Halo

La estadounidense convirtió el auditorio Complex+D en un espacio onírico, un brumoso oasis etéreo al margen del mundanal ruido tocando la envolvente música de su álbum Atlas en un piano de cola cuyas notas eran aumentadas mediante drones de sintetizador y arropadas por el violoncello de Leila Bordreuil. 

La interpretación fluida y sin pausa, de puesta en escena minimalista con focos de luz, construyó una atmósfera ensoñadora capaz de abrir una grieta hacia los espacios desérticos de Yves Tanguy, una mezcla de vacío apacible pero amenazante que no desentonaría en las noches más intimistas del Roadhouse de Twin Peaks.

Floating Points

Del surrealismo pasamos al puntillismo. Con un acercamiento decididamente caleidoscópico a las conexiones de un sintetizador modular, en su set el productor británico elevó al infinito la multiplicación de ritmos de Birth4000 hasta despedazarla en millares de salpicaduras sonoras, sometidas al vaivén de bajos que no dejaban respiro. 

Un torbellino a base de cortes no muy diferente al que se siente viendo Muriel (1963), cuyo montaje lleva en cada frenético cambio de plano la película de Alain Resnais hacia coordenadas espaciales y temporales insospechadas pero pertenecientes a la misma línea narrativa. La desorientación con gusto no pica.

Air

Air en el Sónar 2024
Air en el Sónar 2024
Nerea Coll

El dúo francés no dejó pasar la oportunidad de regalar a los asistentes de su concierto 25 aniversario del álbum Moon Safari un bis con Highschool Lover, uno de sus temas para la banda sonora original de Las vírgenes suicidas (1999). 

En medio de la catarsis colectiva que supuso escuchar los exquisitos temas de su disco debut, esta canción dio la clave para la propuesta escénica que Nicolas Godin y Jean-Benoît Dunckel llevaron al Sónar Noche: escuchando Air siempre te sentirás como una joven hermana Lisbon con los auriculares sobre la cama de su habitación. Misteriosamente sola entre mil.

Emptyset

Hasta ahora hemos tirado de referentes cinematográficos para transmitir la experiencia visual de determinadas actuaciones del Sónar, pero este dúo de productores de Bristol no requiere de interpretaciones: lo suyo es pura materialidad aplicada al aire. 

Es decir, cogieron el espacio del SonarHall y lo convirtieron en un agujero negro de ruidos agresivos que parecían absorber el alma de los halos luminosos que surgían del escenario mientras una fuente de humo daba textura y rugosidad a la luz consumida. ¿Quién necesita retorcidos acompañamientos visuales cuando se tiene esto?

Kerri Chandler

Si se trata de hablar de artesanía analógica, toca terminar con este dj de Nueva Jersey. Eso fue exactamente lo que hizo el festival. Programó su espectacular sesión de cintas de bobina abierta como fin de fiesta derramando house mientras amanecía. 

Un espectáculo de loop y centrifugado en vivo que fue recibido de forma exultante por la multitud entregada al baile y cerró con brío la perfecta imagen síntesis del Sónar 2024: una cinta extendida desde el artista sobre el escenario hasta el público, que la recibía con las manos subidas al cielo. Un cordón umbilical para nutrir de música al alba.

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Coordinador web 'Cinemanía'

Crítico de cine que ve demasiadas series, licenciado en Periodismo y posgraduado en Semiótica en la Universidad Complutense de Madrid; cayó en una marmita de Nouvelle Vague cuando era pequeño y lleva mucho tiempo acostándose tarde en festivales de cine.

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