Ahora que Super Mario Bros.: La película se come la taquilla como si fueran setas, es buen momento para recordar que el fontanero de Nintendo tiene un estilo visual único. El cual, para más señas, bebe por igual de los clásicos de Disney que de Osamu Tezuka, alias 'el Dios del manga' y uno de los genios fundadores del anime en Japón.
Ese estilo visual ha sido una de las claves del éxito tanto de los videojuegos como del filme de Illumination Entertainment, la productora responsable del éxito de los minions. Y sorprende saber que el responsable de sus trazos inconfundibles ha trabajado también en títulos tan conocidos como Heidi, Marco, Nausicaä del Valle del Viento o La tumba de las luciérnagas, todos ellos asociados a Studio Ghibli y sus fundadores.
Hablamos de Yoichi Kotabe, un diseñador gráfico nacido en 1936 cuyo interés por la animación le salvó del desempleo tras licenciarse en Bellas Artes. Como empleado del estudio Toei, Kotabe trabajó en algunas de las películas de animación japonesa con distribución en Occidente. Y también conoció a Hayao Miyazaki e Isao Takahata, a quienes acompañó cuando abandonaron la empresa debido a conflictos laborales.
En 1974, el trío dio su primera campanada con el superéxito mundial de Heidi, al que siguió el de Marco en 1976. Asimismo, en 1984, Kotabe echaría una mano en Nausicaä..., segundo largo de Miyazaki y el filme que supuso el despegue de Studio Ghibli. Pero el mundo de la animación había empezado a desilusionarle, y la coyuntura socioeconómica de Japón le ofrecía un nuevo territorio en el que desplegar su talento: los videojuegos.
Trabajando junto a Shigeru Miyamoto, el creador de Mario, Yoichi Kotabe se había enamorado de aquellas animaciones rudimentarias, píxel a píxel, características del ocio electrónico en los 80. Y, cuando le tocó encargarse de los diseños conceptuales para el juego Super Mario Bros. (1985), procuró que ese amor quedara patente en su trabajo.
De esta manera, aunque Miyamoto fuera el creador del Reino Champiñón y sus habitantes, Kotabe fue quien les dio sus formas definitivas. Gracias a él, iconos como la princesa Peach, Luigi, Bowser, Toad y el propio fontanero bigotudo evolucionaron hasta adquirir ese estilo a caballo entre Oriente y Occidente que ahora podemos ver en pantalla grande.
La influencia de Kotabe en la saga de Mario se hizo aún más importante cuando esta dio su salto al 3D con Super Mario 64 (1996). De hecho, la habilidad del artista para imaginar a los personajes emblemáticos de Nintendo en tres dimensiones ("Tiene una cámara en la cabeza", decía Miyamoto) le convirtió en un personaje clave de la compañía durante el salto tecnológico de finales de los 90. Pero en su futuro aguardaba una franquicia igual de exitosa... o más aún.
Hablamos de Pokémon, claro: además de echar una mano con el diseño de los 'monstruos de bolsillo', Kotabe ejerció como supervisor de animación en sus productos audiovisuales desde Pokémon: La película (1998) hasta 2016, cuando trabajó en La película Pokémon: Volcanion y la maravilla mecánica.
Pese a que abandonó Nintendo en 2007, Yoichi Kotabe sigue siendo aclamado como una figura crucial en el desarrollo de la compañía. Algo que se debe tanto a sus creaciones gráficas como a haber servido de mentor para Yoshiaki Koizumi, director de juegos como Super Mario Galaxy y asesor creativo en Super Mario Bros.: La película. No está mal para un trabajo en el que aterrizó por accidente y en el que no pensaba permanecer más de un par de años.
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