La llegada de la secuela de una saga anima al cinéfilo a revisar (o descubrir) las películas anteriores, y más cuando el imaginario llevaba largo tiempo dormido. Nada menos que tres décadas separan Superdetective en Hollywood: Axel F, la cuarta película con Eddie Murphy como el agente Axel Foley, de la que hasta ahora era la última entrega. El estreno de Netflix nos invita a las sesiones de repaso (también se encuentran en esa plataforma) y ordenarlas de peor a mejor.
Cabe apuntar que hubo un intento de regreso televisivo en 2013 con Brandon T. Jackson como hijo de Foley y también policía. Sin embargo, el episodio piloto ni siquiera se emitió. Barry Sonnenfeld y Shawn Ryan (The Shield) figuraban entre sus artífices.
4. 'Superdetective en Hollywood III' (John Landis, 1994)
Que John Landis se encargara de la dirección constituía un reclamo. No obstante, está considerado el filme más flojo de la saga (y es el que más ha envejecido). Dentro de esa etiqueta, la utilización de un parque de atracciones como escenario principal propicia que resulte curioso por el contraste que entrañan la acción y los tiroteos en ese entorno y por los detalles paródicos cuando las mascotas salen de por medio. Por algunos de sus elementos se le puede tener cierto cariño.
Foley busca pistas en Wonderworld para destapar los oscuros negocios del asesino de su jefe en un operativo en Detroit, ya que lleva la seguridad privada del parque como tapadera. Volvió Rosewood, no así Taggart, del que se apunta que se ha jubilado (en la cuarta se expone que acabó retomado la actividad). Su posición la ocupa el personaje de Hector Elizondo, secundario con su relieve, al igual que John Saxon y Stephen McHattie. George Lucas tiene un cameo al inicio de la escena en la noria.
3. 'Superdetective en Hollywood II' (Tony Scott, 1987)
El aliciente de la primera secuela se halla en que es una película del añorado (y nunca lo suficientemente reconocido) Tony Scott, quien venía de dirigir Top Gun. Su estilo se desplegaría al máximo después, si bien exhibe detalles del mismo, por no hablar del notorio cambio visual plasmado. La historia resulta más escasa como señalan la trama de atracos y crímenes, algo enrevesada para lo que es en realidad, o la escena en la mansión Playboy, caduca desde la mirada actual. Lo forzado aparece en las tretas de Foley, aspecto palpable cuando lleva el 'explosivo' para colarse en el club de tiro.
A pesar de lo mencionado, la afinidad se mantiene por Murphy y por el agrado que genera reencontrarse con los personajes, en especial al hacerse más patentes los vínculos de Foley con Taggart, Rosewood y Bogomil (Ronny Cox), jefe herido de gravedad después de que le dispare la ladrona y sicaria encarnada por Brigitte Nielsen (rostro muy de la época), la subalterna de confianza del villano (Jürgen Prochnow).
2. 'Superdetective en Hollywood: Axel F' (Mark Molloy, 2024)
Las décadas transcurridas y su irrupción de la mano de Netflix generaban recelo, pero este regreso tardío constituye la mejor secuela de la saga y rivaliza con la original en cuanto al agrado generado. Un efecto propiciado por su eficiente manejo de las referencias y los guiños y por el mantenimiento del espíritu ochentero y noventero. Los nuevos elementos de la historia (el paso del tiempo, la hija con la que no se habla) encierran un carácter recurrente y convencional que no molesta por cómo se aplican.
Murphy se muestra cómodo y entonado en un pasatiempo que hace fijarse en las situaciones que constituyen modulaciones de momentos similares del imaginario. Taylour Paige y, sobre todo, Joseph Gordon-Levitt son dos interesantes incorporaciones. Sus personajes rebajan la participación de Judge Reinhold y John Ashton, lo que no impide que se disfrute la presencia de estos dos viejos amigos (también vuelven Paul Reiser y Bronson Pinchot). El antagonista encarnado por Kevin Bacon se ajusta al perfil de los villanos del mundo Foley.
1. 'Superdetective en Hollywood' (Martin Brest, 1984)
Un simpático entretenimiento de acción y humor, muy representativo del cine de los 80. Al revisarlo adquiere un encanto extra, como ocurre con no pocos títulos de entonces. Murphy estaba en su salsa y en su momento, y Martin Brest supo canalizar esa vis cómica y que fluyera con naturalidad. La película se recuerda de manera especial por la actitud de Foley, por sus tretas para avanzar en sus pasos policiales (o para alojarse en el hotel de lujo) y por esos momentos en los que 'vacila' a los agentes de Beverly Hills que le siguen: la jugada de que un camarero les lleve comida al coche patrulla, los plátanos que mete en el tubo de escape…
La relación con los inspectores Taggart y Rosewood, inmersos en los líos de Foley, avanza hacia el 'colegueo' incipiente, un proceso sin duda atractivo. El filme, con un tema musical mítico y de los que no se olvidan (obra de Harold Faltermeyer), recaudó 316 millones de dólares a nivel global, lo que en la actual coyuntura equivaldría a unos 700 millones.
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